Deseo

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Samuel entró a la habitación frotándose el cabello mientras bostezaba dispuesto a ir directo a la cama, más no contaba con que dentro se hallaba Guillermo desnudo con gotas de agua recorriendo por todo su cuerpo, paseándose por el lugar buscando una toalla con la cual secarse después de una refrescante ducha.

No se dijeron nada, pero ambos sabían de la presencia del otro y continuaron con sus caminos como si se estuvieran ignorando, pero Samuel ya conocía ese juego y sabía perfectamente que su novio lo quería provocar.

El mayor se acostó en la cama y desde allí miró fijamente el cuerpo de Guillermo, quería contemplarlo, le encantaba fijarse en cada pequeño detalle de la piel del otro, admirándose de la suerte que disfrutaba de tener a un novio extremadamente guapo, como él lo consideraba así nunca se lo dijera.

Guillermo se hallaba de espaldas a Samuel y por fin halló la toalla, empezó a secarse lentamente y con movimientos eróticos mientras de vez en cuando le brindaba una mirada de soslayo a su novio para ver su reacción.

Samuel lo contemplaba como si estuviera ante un exótico fruto, bajaba su mirada desde la nuca hasta la curvatura de la espalda, siguiendo la ruta de una única gota de agua que despacio se tomaba su tiempo para recorrer el cuerpo del menor. Luego posó su vista en esos suaves y blanquecinos glúteos, descendiendo por las bien formadas piernas de Guillermo, quien pareciera que supiera lo que veía su novio ya que se dio la vuelta con la toalla en sus hombros y retirándose los cabellos húmedos de la frente.

El mayor se acomodó en la cama mientras intentaba no mirar cierta parte del cuerpo de Guillermo ya que no se contendría y terminaría por lanzarlo a cama y comérselo entero; ese firme pecho y plano abdomen le encantaba, miró el rostro de Guillermo y no pudo contener un suspiro, esa carita de niño no pegaba para nada con ese cuerpo de hombre, pero así le gustaba, lo deseaba, era justo lo que él quería en su vida.

—Ven aquí—dijo con voz suave y Guillermo dejó que la toalla se deslizara de sus hombros mientras se acercaba lentamente gateando sobre la cama, ambos se deseaban de una manera más allá del plano sexual, se complementaban, se amaban y se necesitaban tanto como ese lento beso que inició una gran noche de solo los dos.

777 Sensaciones -Wigetta-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora