EN MULTIMEDIA: Aaron Heaton.
Era otoño, las ojas crujían ante su caminar, me cargaba en sus hombros como siempre él solía hacer. Empezó a correr y dar vueltas haciendo que nuestras risas se destacarán en el silencioso bosque, adoraba cuando me llevaba allí. Lo hacíamos cada fin de mes, me iba a buscar a la salida del colegio y emprendiamos viaje hacia este hermoso lugar.
Empezamos a tirar piedras al lago y quien llegara mas lejos se ganaba un helado. Me dejo ganar como siempre lo hacia, me sujeto de la mano y me compró mi cono de helado. Paro de caminar, me quedo mirando y me dijo:-Adiós caramelito.- se fue corriendo dejandome sola, indefensa. Y lo que no sabia es que después de esa vez no volvería a ver su rostro.
Desperté llorando, todo había sido una pesadilla que una vez fue una realidad. Me tape la cara con las manos, me sentía tan vulnerable. Unos brazos me rodearon brindándome apoyo, levante mi vista y me encontré con Aaron. Pasó sus manos delicadamente por mi mejillas borrando todo rastro de lágrimas, su mirada reflejaba ternura y preocupación.
-Podemos hablar de esto si quieres, sabes que estoy para lo que necesites.- Aaron me miraba fijamente mientras acariciaba mi pelo.
-Necesito tomar aire, ¿podemos ir al balcón?.- Aaron accedió con un movimiento de cabeza.
Nos levantamos de mi cama y salimos al balcón de mi habitación. Me apoye en la barandilla mientras le daba una calada a mi cigarro, lo había dejado hace unos meses pero en estos momentos lo necesitaba, era mi antídoto. Después de mirar al vacío por largos minutos decidí hablar-¿Sabes?.- Aaron se dio vuelta para mirarme.- aveces pienso que el va a volver y ser la familia que éramos antes.
-Sabes que no es así Cam, fue un cobarde, un sin alma. ¿Quien deja a una niña sola en un bosque y decide no volver nunca mas?.- Aaron apretaba sus puños y le daba una fuerte calada al cigarrillo.
Tenía razón, me había dejado sola sin importar si me sucedía algo. Con 10 años de edad seguía siendo una niña inocente sin saber de que realmente se trataba la vida y la crueldad que podían llegar a tener las personas, y el dolor que estas ocasionan si se tratan de un ser querido.
Mire mi reloj se hacia tarde para la universidad, me di una ducha rapida, me vestí, cogí mi bolso, mi móvil y dimos partida hacia la universidad. Aaron ya me esperaba en el auto, el camino fue silencioso. Ambos habíamos abierto esa puerta que habíamos decidido cerrar. La barrera que alguna vez forme poco a poco iba desmoronándose.
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¿Acaso existe el amor?
AcakNo todo es lo que pensamos. Todos tenemos un rol esencial en este mundo. Unos destinados a ser el prototipo de persona normal, otros a sobresalir, y simplemente otros a ser opacados. Camelia Heaton una chica de las afueras de California. Su carácter...