:.Capítulo 4.:

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—¿Acaso quieres que te meta un GPS en el trasero?

Fue lo primero que escapó de los labios de un apuesto chico de cabello castaño que se encontraba cruzado de brazos observando a Nathan con expectación. Llevaba un ajustado traje negro abotonado que dejaba al descubierto la parte superior de una elegante corbata sobre la tela inmaculada de su camiseta gris.

Mis ojos se deslizaron hasta donde se encontraba el mejor amigo de mi novio y lo contemplé durante unos segundos, esperando para ver su reacción.

Demonios. Era tan asquerosamente apuesto que podría tener a cualquier mujer que se le ocurriera comiendo de la palma de su mano.

—¿Es que acaso no puedes vivir sin mí durante un par de minutos?— le inquirió Nathan, apretando los dientes antes de deslizar una mano por su oscuro cabello, alborotándolo tras el recorrido.

Casi pude sentir la saliva escaparse de mi boca.

Espera. ¿Qué estaba diciendo?

—Has durado casi media hora— le gruñó el otro joven con enojo, arrastrando sus bonitos ojos azules hasta mi dirección. Sin esforzarme me di cuenta del increíble parecido que existía entre ambos.

El chico alto que se encuentraba junto a Nathan me contempló con detenimiento durante unos segundos y una encantadora sonrisa torcida le iluminó el rostro, la cual desapareció en el instante que sus ojos color cielo enfocaron a la persona que se encuentraba a mi lado.

—¿Anderson Connell?

Inquirió con incredulidad y Nathan resopló, revoleando los ojos tras la reciente pregunta de su acompañante.

—¿Es que acaso eso no es obvio?

El otro joven le regresó una mirada iracunda.

—Oh Nathan, disculpame por no recordar la cara de todos tus amigos de antes de que salieras del país— Sacudió sus manos en el aire dramáticamente y no pude evitar sonreír tras la escena que se estaba reproduciendo frente a mis ojos.

Era fácil darse cuenta de que eran hermanos.

Nathan lo atravesó con la mirada mientras el fornido chico volvía a dirigirse a nosotros con una sonrisa de superioridad impregnada en su semblante.

—Buenas noches, mi nombre es Brent McCain— murmuró, dirigiéndose prácticamente solo a mí— Soy el desdichado hermano mayor de esta cosa que tengo a la izquierda, y tú eres...

Un jadeo ahogado escapó de sus labios y apenas fui consciente del firme codo de Nathan enterrado con fuerza entre las costillas de su hermano.

¡Su expresión de dolor era tan jodidamente divertida!

—Soy Megan— le tendí la mano, apretando los labios con fuerza para evitar echarme a reír, y él la sujetó luchando por recuperar el aliento de nuevo.

Una disimulada sonrisa maliciosa apareció en los sonrojados labios de Nathan y de pronto pareció que todas las luces blancas que complementaban el salón principal caían sobre sus hombros, simulando una extraña especie de reflector.

Joder. Creo que estaba perdiendo la cordura...

—Mucho gusto, Megan— murmuró Brent, sonriendo con amabilidad mientras estrechaba mi mano suavemente antes de dirigirle el mismo saludo a Anderson.

Mi mirada subió casi por inercia hasta donde se encuentraba Nathan inmóvil y sentí un ardiente escalofrío recorrerme cada extremidad del cuerpo al atrapar esos intensos ojos verdes, observándome con expectación.

Nathan sonrió con disimulo y un leve toque de picardía al encontrarse con mi mirada y hundió ambas manos en los bolsillos de su pantalón negro. Mis labios le correspondieron con voluntad propia la sonrisa, sintiendo mi corazón azotarme el pecho con fuerza una y otra vez.

Peligrosa Tentación [DREAME]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora