Cap 24

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Faye solo pudo asentir lentamente con la cabeza a la vez que su corazón golpeteaba fuertemente en el pecho. Yoko entonces se levantó y sin poder evitarlo se sonrojó al tiempo que desanudaba la bata que llevaba puesta. Faye no quitó su mirada de ella, de hecho no pestañeó siquiera por miedo a perderse cualquier detalle.

La bata de baño cayó con lentitud al suelo y ella pudo admirar el cuerpo de la mujer que amaba, la madre de su hijo. Recorrió su cuerpo con la mirada de pies a cabeza, y sus pupilas se fueron dilatando mientras disfrutaba de lo que veia. Sus labios se entreabrieron al mirar los pechos de Yoko, y sus manos le picaban por la necesidad de tocarla. Con una lentitud que parecía asfixiar a Faye, Yoko entró a la bañera y se sentó en el extremo contrario a donde ella estaba. Las separaba un metro, quizás un poco más, pero para Faye parecía todo un océano. Sin embargo, Yoko prefirió
torturarla quedándose pegada a la tina y uniendo sus rodillas a su pecho.

Y: ¿Qué tal el baño? - le preguntó con voz temblorosa - ¿Te relajó?

F: Hasta hace unos momentos pensé que sí. - le contestó con voz ronca después de carraspear. Yoko entonces se sintió poderosa porque el efecto que causaba en Faye era evidente, incluso para ella que no era experta en las artes amatorias.

Faye ni se movía por miedo a asustar a Yoko y que huyera de ella como hasta ahora había estado haciéndolo. Por momentos se agotaba de perseguirla, pero Dios era testigo que lo seguiría haciéndo hasta la eternidad porque estaba segura de que ella era su destino.
Yoko tomó una esponja de baño y le aplicó un poco de gel para baño, Faye pensó que comenzaría a frotarse con esa esponja y rogó al cielo por un autodominio que estaba perdiendo por momentos. Sin embargo, ella le sorprendió acercándose a para comenzar a frotarla con el artículo de baño.

Faye soltó el aire contenido sin dejar de mirarla a los ojos, la boca, el cuello, los pechos. Yoko siun embargo la miraba fijamente a los ojos, como queriendo extraer sus pensamientos más íntimos.

Y: ¿En qué piensas? - le preguntó suavemente

F: En que quizás estoy dormida. - Yoko rió suavemente y sacudió su cabeza, un mechón rebelde escapó del moño que se habia hecho y Faye alargó la mano para ponerlo tras su oreja. - Eres la mujer más hermosa que han visto mis ojos. - Entonces con un dedo recorrió su oreja, acarició la mejilla de Yoko y tocó con suavidad su labio inferior, sin dejar de mirar cada espacio que tocaba

Y: Gracias. - dijo al tiempo que sonreía un poco sonrojada por el halago. - Hoy fui a la consulta con el ginecólogo. - Faye
detuvo el progreso de su mano y la miró a los ojos con ansiedad. - Dijo que todo estaba bien, y que podia regresar a mi vida normal.

F: ¿Ah sí? -preguntó con cierto temblor en la voz. Yoko asintió y pasó la esponja por el cuello de Faye y se arrimó un poco más a ella. Ahí arrodillada frente a ella, era la cosa más bonita que Faye había tenido la fortuna de observar.

Y: ¿Cuándo vas a besarme? - le preguntó con un dejo de ansiedad.

Faye escuchó la pregunta como si se la hubiesen hecho a kilómetros de distancia. Sin embargo, su respuesta fue inmediata; con la mano que había estado suspendida en el aire la tomó por la nuca para tomarla con fuerza y decisión. Entonces, la atrajo contra sí para devorar sus labios en un beso lleno de ansias, de necesidad, de pasión y de amor. Yoko se aferró a sus hombros mientras era besada sin contemplaciones. Cuando Faye notó que Yoko respondía a sus besos con igual pasión, aflojó la mano en su nuca y la acarició con suavidad, entonces llevó ambas manos a su espalda para pegarla a su cuerpo de tal manera que fuesen casi uno solo. Yoko la abrazó con ímpetu y acarició sus cabellos mientras su boca no dejaba de hacerle el amor.

No habia ayeres ni mañanas en ese beso,
solo un ahora que estaba quemándolas de manera exquisita. Las manos de Faye
recorrieron las curvas del torso de Yoko y bajaron hasta posarse en sus caderas. Con habilidad la subió a su regazo quedando casi unidas de la manera más sensual y antigua. Sin embargo, las alarmas de Yoko se activaron por fortuna y separó sus labios con suavidad. Faye debió haber emitido algún sonido de frustración porque ella acarició sus hombros para tranquilizarlas.

Inocente Deseo (G¡P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora