Era otro día en la ciudad nubosa de Braavos. Jeyne andaba felizmente con su vestido nuevo, comprado recientemente de Mitem, su nuevo marido. Aún no han hecho nada de lo que hacer, pero Mitem le ha prometido ser su esposo y comprarle todo lo que quiera si se casa con él. Valar Morghulis reza cada día nadie tras quitarse la cara de Jeyne y esperar el momento adecuado para darle el regalo a Mitem.
Era un vestido bonito. 'Un vestido bonito para una chica bonita' dijo el sonriente Mitem. Y era verdad; a pesar de ser alta para su edad, su rostro angelical revelaba paz y dulzura, todo lo esperado de una chica tan joven y tan bella como ella, tan sofisticada y elegante, como su vestido. Era azul mar que resaltaban su mirada de piscinas azules con decoraciones de hilo plata a su alrededor. Una pena que éste vestido le pertenezca a Jeyne, una niña tan irreal como su belleza.
Jeyne iba paseando por Braavos para enseñar su vestido a la ciudad; los pescadores se quedaban quietos para mirarla y los banqueros la miraban con lujuria ante tal inocencia. Todo lo que Jeyne quería conseguir. Si me hago notar entre los hombres, hablarán entre ellos y tendrán envidia de Mitem, y no sería de esperar que alguno de los hombres lo mate, accionado por sus deseos de tenerme. El hombre bueno le dio claras instrucciones; desde lo del hombre de la Guardia de la Noche, no se fía de ella, así que ella engañará pero no le dará el regalo. Una pena que... Un resplandor le alejó de sus pensamientos como un terremoto derribando un castillo. Un casco en forma de cabeza de toro, brillante como la última vez que lo vio, estaba en venta en uno de los mercadillos de las calles de Braavos. Mi pasado no deja de perseguirme. ¿Qué hace el casco aquí? Aunque no debía de hacerlo, se acercó con una mirada curiosa al mercader que lo vendía. No finjas mucho interés, no pueden descubrirte...
—Oh, qué casco tan extraño —empezó Jeyne con una risa encantadora, con la atención inmediata del hombre en su belleza.
—No es de extrañar, mi señora. Éste casco es de Poniente —sus ojos relucían más que el casco—.
—¿De Poniente? —Jeyne sonrió—. Yo misma nací ahí. Las personas son extrañas ahí, pero lo añoro cada año que pasa —pasó la mano por la frente del casco con una mirada melancólica. Mi futuro marido le encantará tal casco terrorífico para enseñar a los invitados. ¿Me podría decir cuánto cuesta?
—Para usted señorita, se lo llevará por sólo una sonrisa suya. Me ilumina más que el brillo del casco —el mercader se aproximó a ella, deseoso de tenerla—.
Jeyne se alejó de él.
—Muchas gracias, señor bondadoso —sonrió una vez más—. Si no le importa ocuparle su tiempo con una pregunta más: ¿Dónde recibió el caso? Me sorprende ver esta reliquia lejos de donde pertenece.
—Un hombre hace una hora con él, decía que tenía prisa porque se iba en poco tiempo a Yunkai, con un barco lleno de hombres. Sospecho que es un esclavista, pero no le debo explicaciones a nadie. Dijo que eran los objetos de los hombres a quien llevaba, pero ellos ya no les necesitaría.
Jeyne levantó una ceja, sin responder a su ansiedad.
—Entonces ese señor se habrá marchado ya.
—No lo creo mi señora, tenía que embarcar para conseguir alimento en el Puerto Morado, aunque se...
No escuchó más las palabras por el tumulto de sus pensamientos mientras corría hacia el puerto con el casco bajo el brazo. Tengo que dárselo, le pertenece, sé lo mucho que lo aprecia.
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Años Perdidos
FanfictionElla intenta adaptarse a su nueva vida en Braavos tras incidencias que pasaron recientemente, pero un fantasma en su pasado ha vuelto y revolucionará sus sentimientos como un huracán, sin saber cómo meterlo en su nueva vida. Un shortfic de Gendrya...