Parte 6

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Gendry se recuperaba progresivamente para fortuna de ambos, quitando las vendas el cuarto día tras los cuidados. A los tres días se despertó, viendo cómo Arya le cambiaba las vendas como un niño a su hijo. Se sorprendió bastante al verla de nuevo tras tantos años.

—¡Arya! —sus ojos se expandieron—. ¿Eres tú, Arya Stark?

—Soy nadie, pero para ti soy Arya —no sabía exactamente cómo responder a su pregunta—. Quédate quieto o la aguja pinchará por donde no debe —le iba cosiendo las heridas que ya no estaban infectadas y las escondía con telas empapadas de vino vaporado—.

—¿Qué haces aquí? Quiero decir... En Braavos —sus ojos revelaban un torbellino de preguntas que no le daba tiempo formular—. ¿Y el Perro? ¿Ha muerto?

—Fui con el Perro, pero no sé si está muerto. Lo abandoné —Arya dejó de hacer sus cuidados y se puso a pensar—. Quizás sí está muerto.

—¿Y cómo coño llegaste hasta aquí? —parecía más preocupado que sorprendido—.

—Un amigo me debía un favor, y estoy trabajando... Digamos, en su casa —no quería revelarle la Casa de Blanco y Negro ni los Hombres de Muchos Rostros—.

—¿Eras tú Jeyne, verdad? —Gendry empezó a examinarla—. Sé que es una locura, pero también sé que eras Jeyne. Y la chica que me dio el casco. Pero, ¿cómo? Sus caras y el pelo eran totalmente a los tuyos —hizo esfuerzos para acercarse a ella, pero su cuerpo dio de sí y cayó en la cama, agotado—.

—Es muy complicado de explicar, pero sí, era yo —No puedo creer que sea tan listo como para descubrirme—. Ahora debes de descansar. Las explicaciones se darán otro día.

Y los días pasaron como hojas caídas de los árboles. Arya explicó su historia a Gentry de cómo pasó todo; el rapto de el Perro, la travesía, la Boda Roja, la muerte de Podrick, la probable muerte de el Perro, su escapada a Braavos y lo que ha pasado desde entonces, siempre evitando al Hombre Bondado y al Dios de Muchos Rostros. Gendry la mayoría de veces la miraba con preocupación y asombro, otras veces enfadado, pero siempre estuvo callado. Por otra parte, él contó su historia; el arrepentimiento que tuvo respecto a la huída de Arya, la nueva y misteriosa líder de la Hermandad sin Estandartes, no conociendo mucho de ella pero Arya sabía que mentía, la caída de la hermandad, la huída con unos cuantos hombres y su muerte; el fatal destino siendo un esclavo dirigido hacia Yunkai. Tras eso, un largo silencio interrumpió su charla pensando en cómo hubiera sido si hubieran estado todo el rato juntos.

Un día Gendry empezó a vomitar y tenía mucha fiebre; no podía comer casi nada y tampoco dormía. Arya no sabía qué había hecho mal, y creía que iba a morir. Estuvo con él todos los días, de la noche a la mañana cuidándolo como un bebé recién nacido, ya habituándose a dormir en su cama por precaución. Tras su recuperación de una semana, empezaron a estar como antes; hablaban, jugaban, discutían y reían. Ambos necesitaban alguien cercano de su pasado vivo y decidieron prolongar eso hasta que Arya necesitaba volver a la vida de nadie.

Era extraño verlo otra vez, tras tantos años y tantas experiencias. Era mi amigo. Es mi amigo, Arya pensó mientras estaba en la cama junto a Gendry, tras una luna cuidándolo. ¿Es mi amigo? Me abandonó cuando estaba sola, y hace muchos años tras eso. Hemos hecho cada uno nuestras vidas, aprendiendo sin vivir del otro. Le recuerda mucho a Jon Nieve. Él y yo éramos uña y carne también, siempre juntos y acabándonos las frases. Lágrimas se asomaban a las mejillas de Arya. Ahora él está muerto, como toda mi familia, y Gendry es el único que queda. Su pensamiento se distorsionó con el profundo sueño que sentía.

Estaban Arya y Gendry juntos, pero era extraño. Gendry vestía con ropas de un noble, como un señor de la corte o algo así, y ella iba vestida como una doncella norteña, con un largo vestido azul que le hacía parecer un cojín. Sostenía en su mano una rosa azul y Arya lo apretó a que sangre brotó de su pulgar. Las rosas azules eran las flores favoritas de mi tía Lyanna. Pero... ¿por qué las tengo yo?

Años PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora