CAPÍTULO 23 "Despertar a la realidad"

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El sol de la mañana comenzaba a filtrarse a través de las cortinas, tiñendo la habitación de Alaia con tonos dorados. La cual despertó lentamente, su cuerpo seguía fatigado de la fiebre que había sufrido horas antes, pero el calor de la cercanía de Oliver la hizo sentirse diferente, más tranquila.

Cuando se comenzó a despertar y abrió sus ojos por completo logró visualizar la figura de un chico a su lado, descansando boca abajo tranquilamente, cuando cayó en cuenta de que se trataba de Oliver sus ojos se abrieron a más no poder. La chica se sentó rápidamente en la cama, sintiendo como el sudor frío comenzaba a cubrir su piel, sus ojos se abrieron aún más al ver cómo el brazo del pelirrojo seguía envuelto alrededor de su cintura. Oliver, en su sueño que parecía profundo, se veía en paz, no podía dejar de mirarlo, pero el recuerdo de la noche anterior le dio un vuelco al corazón. ¿Qué rayos habían hecho? Pensó en su cabeza, el miedo estaba comenzando a apoderarse de ella por completo.

- ¡Oliver!- susurró con urgencia, tratando de apartarse de él pero sin hacerlo de manera brusca.

El movimiento repentino despertó a Oliver, quién abrió los ojos lentamente tratando de procesar lo que estaba pasando, cuando giró y vio la expresión en el rostro de Alaia, supo inmediatamente que algo no estaba bien. Se incorporó rápidamente, con su mirada tranquila, pero con un destello de preocupación.

- ¿Qué pasa?- preguntó con suavidad sin entender su cara de nerviosismo, bajo la mirada y pudo ver cómo a ella parecía avergonzada, sus manos temblaban ligeramente.

- ¡¿Qué hemos hecho?!- La voz de Alaia era casi un susurro, llena de pánico y arrepentimiento. Su respiración era agitada, y su mirada se desviaba hacia la puerta, pensando que alguien podría entrar en cualquier momento y descubrir lo que había sucedido.

Oliver, al ver la angustia en sus ojos, se levantó sentó suavemente en la cama quedando frente a ella, sus manos se posaron en sus hombros, calmándola, trayéndola de vuelta a la realidad.

- Oye, tranquila- dijo con firmeza. -Nadie va a enterarse, todo estará bien lía.

Pero Alaia no podía dejar de pensar en lo que significaba esto. Se sentía irresponsable, y su orgullo se debatía contra sus propios sentimientos. ¿Cómo pudo ser tan impulsiva?

Oliver, por el contrario, la miraba con calma, con esa serenidad que él siempre le transmitía a todo el mundo, y que en esos momentos le parecía lo único capaz de hacerla sentir segura.

- Lía, lo que pasó anoche entre nosotros... Quiero que estés tranquila- sus palabras eran fuertes, pero llenas de sinceridad. -Me gustó mucho pasar la noche contigo. Fue mejor de lo que pudiera haber imaginado jamás.

Al escuchar sus palabras, una sensación cálida se apoderó de Alaia, pero la inseguridad seguía allí, latente. ¿Qué significaba realmente para él? Se preguntó, mientras su corazón latía con fuerza.

A pesar de sus dudas, Oliver continuó hablando, con un leve toque en el rostro de la chica sentada frente a él, como si quisiera borrar cualquier sombra de angustia que quedara en ella.

- No lamento nada de lo que pasó, Lía -dijo en un susurro, sus ojos fijos en los suyos. -Si hay algo que me importa, es que tú estés bien. Y estar a tu lado anoche, sintiendo que por fin no había secretos entre nosotros, haber esperado por tanto tiempo valió la pena.

El alivio comenzó a reemplazar la ansiedad en el rostro de Alaia, y por un momento, dejó que su cuerpo se relajara gracias al calor de su toque. La conexión entre ellos se sentía más palpable que nunca, y aunque su mente aún luchaba con las dudas, algo dentro de ella le decía que lo que había sucedido entre ellos esa noche no había sido un error. Alaia finalmente asintió, pero su mirada aún buscaba respuestas.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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Una Princesa Diferente - Noel CabreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora