CAPÍTULO 1 "El primer encuentro"

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Una tierna Alaia, de unos seis años, se encontraba en el amplio patio del castillo. El sol de la tarde iluminaba su rostro, destacando su piel suave y su cabello oscuro, recogido en dos coletas atadas con cintas rosas. En sus manos sostenía con cariño a sus muñecas de princesas, sus juguetes favoritos, con los cuales imaginaba aventuras interminables. El jardín que rodeaba el castillo estaba lleno de flores de colores brillantes que llenaban el aire con su dulce fragancia.

El sonido de las aves cantando y el suave murmullo de una fuente cercana creaban un ambiente pacífico y mágico, perfecto para que una niña de su edad se perdiera en su mundo de fantasía. De repente, la figura familiar de su madre apareció en el umbral, su rostro iluminado por una sonrisa cálida. Ella caminaba hacia Alaia, tomada de la mano por un niño de cabello oscuro, ligeramente mayor que ella, cuya expresión de aburrimiento contrastaba con la alegría de la niña.

— ¡Alaia hija! Ven por favor.

La niña pelinegra de dos coletas en su cabeza y con trenzas en ella, luego de oír a su madre llamarla, deja sus muñecas en el piso y comienza a correr hacía ella, al llegar la abraza mientras le saca la lengua en forma de una pequeña burla hacia su medio hermano quién le devolvió el gesto con una mezcla de enojo e indignación.

— Escúchame preciosa, acaban de llegar unos invitados muy importantes, son amigos míos y de tu padre desde hace mucho tiempo, vinieron a visitarnos y adivina que- la mujer hizo una pequeña pausa para mirar a la niña delante suyo y poder ver su reacción —¡Tienen un hijo de tu edad! Su nombre es Oliver y es un niño algo tímido pero muy amable.

Alaia miraba a su madre atenta e intrigada por ese tal "Oliver", su nombre le provocaba cierta curiosidad, pero no sabía por qué.

— ¿Te gustaría conocerlo?— vuelve a hablar su madre preguntándole a su hija.

— Siii!— dijo esta mientras subía sus brazos por la emoción.

Así que luego de eso fueron hacia adentro del castillo junto con su hermano Tomás siguiendo a las mujeres. Al llegar a la sala y después de que Alaia salude al señor Antonio y su mujer la señora Isabel, la pequeña niña por fin conoció a Oliver, le pareció un chico un poco tímido, pero muy tierno, mientras que ella se dedicaba a sacarle conversación al él, este parecía no escuchar o más bien se hacía el que no escuchaba, su madre, al darse cuenta de esto le dijo a su hijo que se presente con Alaia para no verse como un maleducado, así que el niño le hizo caso a su madre y le habló.

— Hola...— lo había dicho muy bajo por lo cual ningún presente de la sala lo escuchó, excepto Aláia que lo miraba sonriente muy feliz porque haya dicho algo. Sin poder contenerse la niña agarró a Oliver y le dio un abrazo, cosa que a él le costó devolverle por su timidez, pero terminó por corresponderle y abrazarla también, ellos estaban encantados de conocerse.

Los cuatro adultos, padres de los niños que estaban admirando la escena, murieron de amor y desearon que fueran amigos y lograran mantener esa relación por siempre.

Pero hay una frase muy famosa que dice "Cuidado con lo que deseas" y estaba por cumplirse.

La verdad es que Alaia siempre había sido una niña muy alegre, y como no serlo si tenía todo lo que una niña de seis años podía querer, su familia la amaba, tenía buenos amigos, muchos juguetes y un sin fin de cosas más. Mientras iban pasando los años las cosas iban cada vez mejor, no se tenía que preocupar por chicos molestos que no paraba de insistirle para que salga con ellos porque Oliver siempre estaba ahí para defenderla y mucho menos se tenía que preocupar por sus obligaciones como futura Reina, ya que el que iba a heredar la corona de Inglaterra era su perfecto e insoportable medio hermano, Tomás.

9 AÑOS DESPUÉS (Fiesta de cumpleaños número quince de Alaia)

Su madre la Reina Mercedes, le había preparado una gran fiesta donde estaban todos sus amigos y familiares más queridos, estaba siendo la mejor noche de su vida. Se la pasó bailando con Oliver pero cuando le dio algo de sed bajo un poco la intensidad a su baile y le habló a su amigo.

— ¿Tienes sed?

— Un poco.

— ¿Me acompañas a buscar algo para tomar?

— Claro— al terminar de hablar, la chica lo tomó del brazo y comenzaron a caminar juntos hacia el interior del castillo.

Para lograr llegar a la cocina de este, debían pasar en frente de la oficina de su padre, pero al pasar por esta Alaia escuchó como sus padres estaban peleando por algo a los gritos por lo que se detuvo en seco, haciendo que Oliver de golpe contra su pecho por lo distraído que estaba.

— ¿Qué pasó?

— Shhh, estoy tratando de escuchar— dijo la chica haciéndole una seña para que se calle mientras pegaba su oído aún más a la puerta, como si eso fuera posible.

Eran tales los gritos de pelea que se escuchaban, que ambos adolescentes podían escuchar perfectamente lo que los padres de la chica decían.

— ¡¿Por qué no me dijiste que habías mandado la orden para que Alaia sea la futura Reina y no Tomás?!

Alaia al escuchar lo que su madre le había dicho a su padre sintió como el mundo se le vino abajo, ella no quería ser la Reina, sabía que nunca iba a tener lo que necesitaba ¿por qué ella? ¿por qué no será Tomás? Eran las preguntas que comenzaban a crearse en su cabeza.
De repente notó que sus piernas comenzaron a temblar y esperó el golpe contra el suelo, pero sintió como Oliver la tomó en sus brazos mientras la abrazaba por detrás.

— Estoy aquí lía, tranquila- dijo para tratar de calmar a la chica que estaba comenzando a llorar en su pecho mientras seguían escuchando los gritos de fondo.

Alaia no les hacía caso porque pareciera que estaba en otro mundo y Oliver lo único que quería era que ella dejara de llorar pues se le partía el corazón cada vez que pasaba.

Así que allí se quedaron abrazados mientras la noche pasaba. Oliver al ver a su pelinegra tan mal, juro que iba a hacer todo lo posible para protegerla de todo mal, aunque eso implique tener que alejarse de ella.

Una Princesa Diferente - Noel CabreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora