Toda la culpa es de tus labios.

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Después de salir de aquel almacén, Alex tenía un completo lío en la cabeza, no cesaba de recordar aquel contacto, aquel beso y, indirectamente se llevaba la mano a los labios, acariciandolos mientras emitía un breve suspiro y daba una nueva vuelta en la cama. Los cascos no lograban distraerla, al igual que el libro que tenía abierto sobre el pecho, el cual había dejado de lado después de intentar enterarse de la primera página unas tres veces. Era incapaz de dejar de pensar, ¿le había gustado? Eso era imposible, eran dos chicas, dos mujeres, algo extraño a su vista, algo complicado a su mente.
Una vuelta más sobre la cama, incomoda, deshaciéndola al completo hasta que un portazo le hizo saltar sobre el colchón, asustándola.
-¿Me vas a explicar por qué has huido? No pienso dejarte salir de aquí sin una explicación, ¡me besaste!
Lucca, completamente empapada de pies a cabeza, por culpa del grisáceo cielo de aquella pequeña ciudad de Londres se había plantado en la puerta, cruzando sus brazos mientras fijaba aquellos grisáceos ojos en la muchacha.

Alex sintió aquella dura mirada contra sí misma, por lo cual tragó saliva aun mas nerviosa, removiéndose sobre el colchón desnudo antes de levantarse de el y, intentar fijar la mirada en la chica.

-Tran-tranquila... Yo es que... Nunca había besado a una chica. ¿Vale...? Y, no está bien....

Terminó aquella frase en un murmullo, avergonzada por sus palabras y por el tema de aquella conversación, con la mirada baja, se quedó inmóvil, mientras que Lucca se acercaba a la muchacha y, colocando la mano sobre su mentón le obligó a alzar la mirada, quedándose a centímetros de sus labios. No lo dudó, cerró los ojos disfrutando de su aroma y después besó aquellos suaves y carnosos labios, despacio, para que ella se amoldara al beso y a los roces, aumentando la intensidad minutos después.

-¿De verdad crees que algo tan increíble está mal...? Murmuró rozando los labios ajenos, entreabriendo los ojos pero no recibió respuesta verbal, ya que la tímida chica se atrevió a deslizar una mano por su nuca y, fusionar de nuevo ambos labios, sintiendo aquel placentero cosquilleo en el estomago, obligándola a sonreír en pleno beso sin llegar a romperse.

-No, no creo que esté mal pero... ¿Podemos intentarlo despacio...? Con los ojos como platos, Lucca observó a la muchacha y, la abrazó, besando su hombro dulcemente.

-¿De verdad que quieres intentarlo?- preguntó anonadada, disfrutando del aroma de su cabello y el de su piel.

-Quiero intentarlo, me haces sentir algo especial aquí dentro. Y junto a esa frase posó la mano de la muchacha sobre su pecho, justamente sobre sus desbocados latidos por el acercamiento de aquellos cuerpos, terminando abrazadas, de la misma manera que dormirían aquella noche, abrazadas, una tras la otra, compartiendo una cama, protegiéndose los sueños la una a la otra.

Con sólo una sonrisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora