Tres.
Venecia.
Salí de la clase de psicología avanzada con ganas de sacarle la cabeza a quien sea que haya inventado el término "deficiente mental". ¿Por qué? Porque si lees textualmente, significa que llaman a esas personas Personas que carecen de mente.
Una de las cosas que más me molesta es la cantidad de estereotipos que puede llegar a crear la gente.
Estaba tan encerrada en mis prensamientos diarios de cúan mierda puede llegar a ser el mundo que no noté cuando el pasillo se vació y Zack logró acorralarme en los casilleros. Rodé los ojos.
-Pero qué cliché. El chico malo llamado Zack acorrala a la chica, yo en cuestión, en los casilleros de la escuela en la que pasó mas tiempo del necesario para graduarse.- Dije.
-Buenos días, Roma.
-Venecia. Es VE-NE-CIA.
-Lo sé.-Y se acercó lo suficiente para que pueda sentir el sabor a cigarrillos de su aliento.
Instintivamente cerré un poco los ojos. Éste era el efecto que él causaba en mí, y el estaba absolutamente consciente de ello.
Rió un poco y se apartó.
-¿Esta tarde en su casa, señorita Venecia?
-No lo sé.- Estúpida. Estúpida Venecia bajo el efecto Zack.
-Lo tomaré como un sí.- Y se fue de ahí.
Golpeé mi frente y caminé hacia el aula de cálculo.
-Baker.- Dijo el viejo e irritante profesor de cálculo.- Llega tarde, qué sorpresa.
-Verá usted, un idiota fumador me acorraló en los casilleros y no consiguió disimular su "cachondismo". Y sí, utilicé el término cachondismo porque soy una adolescente hormonada que espera no tener que ir a detención ya que todos sus ingresos actuales son invertidos en alcohol y necesito una beca universitaria. Así que si no le importa, espero que disculpe mi retraso.
Él no dijo nada y me dirigí a mi asiento.
-Respetemos la ley de no causar revuelo, Wes. No queremos sobresalir en ésta escuela del demonio.-Susurró Wes imitando mis palabras. -Lo dejaste callado.
-Estúpido Zack.
-Sólo no dejes que te embarace y podrás triunfar en la vida, querida Venecia.- Entonces la clase se retomó y el profesor quedó en varias ocasiones mirándome.
-Verás, Baker, si vas a querer que tu hermano triunfe solo debes convencer a tu padre que saque a Peter de tu casa.-Dijo Wes como todos los días.
-Es que lo que no entiende es que si somos...
-Una familia disfuncional.-Dijimos al unísono.
-Tommy puede conseguir entrar con una beca a la universidad.
-Lo sabemos. Y estamos buscando apoyo en el ministerio de educación y esas cos...- Me interrumpió.
-Venecia, Venecia- Me agarró de ambos hombros.- El ministerio de educación de Oregon es una mamada comercial creada para que la gente sin recursos tenga esperanza de hacer de los Estados Unidos un lugar mejor. No es real.
-Pero...
-¿Quieres ayudar a Tommy? Déjame hablar con mi papá.
-Por favor, Wes... Sabes que tu papá no va a querer ayudarme.
-Me importa un carajo si quiere o no. Hablaré con él y si no quiere le diré que me de dinero para entradas para un concierto libre-de-opciones-suicidas. Y si no quiere pues lo amenazo.
-¿Con qué lo puedes amenazar?
-¿Crees que está bien visto que uno de los hombres mas afamados y adinerados del noreste de Estado Unidos haya perdido a sus dos únicos hijos?
-Lo tomarían...
-Lo tomarían como un mal padre.
-Pues hazlo. Gracias, Wes.
-No tienes por qué darmelas Venecia.
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Venecia.
Teen FictionWesley Mitchell no tiene ninguna razón ya para vivir. Excepto tal vez su vecina de al lado; Venecia Baker. ©2015 todos los derechos reservados.