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Cuando estuvo seguro de que estaba lo suficientemente lubricada empujó su polla contra su agujero y la agarró de la cintura, atrayéndola hacia él bruscamente mientras él se encorvaba hacia adelante, embistiendo su excitación profundamente con una única estocada. Un grito amortiguado le dijo que una excitación de 23 centímetros de grosor no era bien recibida, al menos no en aquel agujero particular, virgen, a juzgar por lo apretado que estaba. Se la folló con fuerza durante diez minutos, hasta que los constantes gritos dejaron paso a gemidos ocasionales y el dolor de sus testículos fue inaguantable. Se corrió, apretándola contra él en una última y ansiosa embestida, con la que le enterró toda la polla hasta presionar los

testículos contra su trasero, y le arrancó un grito de dolor de sus labios. Al acabar, se retiró y soltó las cuerdas, permitiendo así que su prisionera se dejara caer sobre su estómago. El Depredador la dejó descansar un par de minutos, lo justo mientras se ocupaba de su próximo conjunto sadomasoquista. La mujer se removió cuando la volvió a tocar, esperando más dolor. Pero en vez de hacerle daño, le soltó las esposas y dejó que sus brazos descansaran a ambos lados, le colocó un cinturón con cadenas a la cintura y se lo ciñó de un apretón. Ató ambas muñecas al cinturón, con lo que ambos brazos quedaron extendidos a sus lados sin posibilidad de movimiento. Una barra de 76 centímetros, la obligó a separar las piernas, mientras él comenzaba a acariciarle el coño, para después meterle un vibrador por la vagina. Se inclinó hacia ella y comenzó a la merla, atrapando su clítoris entre sus labios mientras se la follaba con el vibrador.

Al principio se quedó inmóvil, pero pronto comenzó a estremecerse y a gemir, con sus jugos fluyendo libremente. Lamió y chupó su clítoris, con la polla hinchándose cada vez más en respuesta a los sonidos que hacía. Aumentó la velocidad de penetración del vibrador y la notó temblar, sabía que estaba a punto de correrse. Era demasiado;tenía que tenerla de nuevo. La posición del misionero nunca había sido su favorita, pero estaba demasiado excitado como para importarle. La montó y empujó su polla en su interior, con su ancho pecho aplastando sus pechos, y el vibrador zumbando olvidado en suelo donde había caído. Se la volvió a follar con fuerza, encantado con sus estremecimientos y gemidos. Al correrse le mordió de nuevo el lateral del cuello. Hubo un agudo y glorioso grito de placer, y un chorro de fluidos de ella al correrse sobre el estómago y los testículos de él, luego, se dejó caer bajo su peso, exhausta. Él se desplomó sobre ella, jadeando y se tomó un momento para descansar, luego se levantó, desenganchó la barra que la mantenía abierta, y apagó el ruidoso vibrador. Alzó a la mujer entre sus brazos y la llevó hasta la cama, la tumbó y besó su rostro enrojecido. "Ahora tengo que irme, mi amor". Le dijo. " El sol saldrá pronto. Pero volveré al anochecer. Ahora eres mía para siempre, mi princesa. Mi amor. Dulces sueños." Dio media vuelta para salir de la habitación 

"Dime tu nombre".Le dijo con voz adormilada.

"Jungkook".Le respondió con una sonrisa en su cara.

                                                                                  FIN.

Depredador|JK +18 (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora