Capítulo 1

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San isidro, Alajuela.

Marzo del 2014

Un lunes de ese mes llegue súper cansado al colegio donde estudiaba, el ser humano implicaba el tener que vivir como ellos. La noche anterior tuve que arreglar ciertos asuntos en la sociedad ya que también tenía que cumplir con mis obligaciones como rey de los ángeles aunque no me gustaba que me llamaran rey prefería más que me llamaran por mi nombre lo cual me hacía sentir al mismo nivel de todos.

Ese día llegue  al colegio y no tuve lecciones, pues mi profesora de idiomas enfermo e iba tener varios días de reposo.

Un amigo del mundo humano llamado Fabián me estaba esperando, pues teníamos planes para matar la pereza. Cuando llegue al colegio mi amigo me llamo por mi sobre nombre humano después de todo no cambiaba mucho a mi nombre real

-Leo acompáñame a darnos una vuelta por el colegio-. Después de todo no teníamos nada interesante que hacer así que lo acompañe a caminar. Cuando de pronto encontré a una amiga, Teresa la cual consideraba mi mejor amiga ya que ella me apoyaba cada vez que sufría por amor e igualmente yo la apoyaba y la protegía ya que la consideraba mi hermana. Ese día recuerdo que Teresa y yo hablamos un poco sobre lo mal que nos iba en el amor.

Ella me dijo –lo único feo del amor es que tarde o temprano se sufre-.

Yo le respondí –los humanos son tan tontos que sufren por cosas sin sentido-.

De pronto ella sonrió y dijo –recuerda que también eres humano por eso sufres, el que seas diferente a todos los demás no te hace un ángel ellos sí que no sufren-.

Yo también sonreí con ella, aunque yo sabía por dentro que yo no era humano que tenía una doble vida que el ser diferente a los demás se debía a que yo verdaderamente era un ángel.

Le dije – ¿tú crees en los ángeles?-.

Ella respondió –si pero ellos son personas muy buenas que murieron y viven en el cielo-.

Yo simplemente sonreí, porque yo era uno de ellos y nunca había muerto.

Después de tantas lagrimas nos reímos por un buen rato para olvidar nuestras penas y problemas, a pesar de todo siempre estábamos el uno para el otro, por algo éramos mejores  amigos.

Después de un buen rato Fabián y yo nos encontramos de nuevo y nos pusimos a charlar

-Leo tengo una amiga súper guapa que quiero presentarte- dijo él.

-Fabián, Fabián siempre dices lo mismo y termina siendo todo lo contrario-.

- te lo juro ella está súper linda y es buena persona te apuesto a que te va agradar-.

Él sabía que a mi casi nadie me agradaba nadie lo que hacía muy extraño que me llevara bien con él y con Teresa. Pero algo en los ojos de él me hicieron saber inmediatamente que tenía razón, aparte leí su pensamiento lo cual me hizo saber que él quería que yo me diera una nueva oportunidad ya que no le agradaba la idea de que yo fuera frio.

Cuando de repente llegamos a una mesa donde estaban varias chicas sentadas y Fabián me dijo

-aquí es Leo ahí están unas amigas que quiero presentarte-.

Yo solamente guarde silencio y trate de ponerme lo más simpático y amable que pude. Hubo una chica en especial que me llamo la atención, su aura era muy inestable lo que significaba que era tímida, aunque no había visto su rostro inmediatamente mi corazón empezó a latir muy fuerte y rápido. Esa chica me había hecho sentir cómodo sin tan siquiera ver su rostro ni cruzar palabras esa chica tenía algo especial lo cual me gusto en ese momento.

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