Tenía unos 18 años y el cabello tan corto que me tenían que pasar la maquina en la nuca. Había pasado de tenerlo a la cintura a tenerlo por encima de las orejas.
En el salón estábamos a una luz media, color ámbar; ahora el extraño de algunos años atrás ya no era tan extraño, sabíamos su nombre y reconocíamos su presencia, se nos hizo familiar y pronto se volvió algo natural su andar entre los salones.
Para muchas resultaba atractivo, sin embargo su esencia ya no causaba tanto revuelo en las otras chicas.
Estábamos en una clase de acondicionamiento físico y corríamos por el salón, uno puede pensar que los bailarines solo bailamos, pero hacemos mas que eso, entrenamos nuestro cuerpo y nuestra mente.-señorita por favor pase al frente.-
Los demás se formaron rápidamente en una línea y se apoyaron contra la pared. Yo estaba seria, pero sentí una cálida sensación que nacía de mis dedos y avanzaba por todo mi cuerpo; di unos pasos adelante y me vi parada frente aquel espejo que ocupaba toda la pared, me coloque en una posición neutra y esperé alguna instrucción, esperaba que me pidiera una vuelta en puntas, pero en cambio apretó un botón y se escucho una canción profunda y relajante, como el.
-por favor escuche y con base al sentimiento que le nazca reproduzca un movimiento, el que usted quiera.. Siéntase libre.-
Cerré los ojos y respiré muy profundo, dejé que la música me llenara y entonces comencé a moverme libre y sin pensarlo, los movimientos me llegaban uno tras otro, fluidos y enlazados, como si fueran hermanos. Sentí una mano que apenas me toco el dedo índice cuando levanté la mano, y me guió a un lado del salón.
-no abra los ojos.-
-solo siga el impulso que yo le de.-Lentamente caminé hacia la dirección en la que me guiaban, cada vez que sentía el frío del espejo cerca de mi piel, el me tocaba el hombro y cambiaba mi dirección; su contacto era suave, apenas podía sentirlo; respiraba profundo y mi caminar se hizo mas pesado. Me tocó la cabeza y me puse de rodillas en el suelo, me senté sobre mis talones y dejé caer el peso de mi cuerpo sobre mi hombro derecho, estaba en el piso recostada en posición fetal y la música seguía sonando, me sentí sola, el salón era solo para mi y para el, sonreí.
-abra los ojos.-
Su voz me retumbaba en el pecho, era tan suave y tan densa, casi tanto como su presencia.
Abrí los ojos y lo vi parado frente a mi, tenía la mirada clavada en mis ojos, pero era seria e inexpresiva, sus labios se arqueaban ligeramente hacia abajo y pareciera que sus pies se encontraban unidos al suelo por una fuerza que nadie podría entender.
Me incorporé y me sentí mareada, tenía la impresión de que llevaba horas caminando en el vacío sin rumbo fijo y con la única promesa de que no sentiría nada mas que no fuera su contacto.
Era inevitable, su persona me había atrapado.
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Primer acercamiento
RomanceDecir que es una novela romántico seria alimentar una alta expectativa que tal vez esta historia no pueda cumplir. Recuerdos y presente, un intento por entender la mente de un hombre callado y profundo, interés y atracción en las que no hay lugar p...