La temporada había empezado ya, él y yo al final quedamos como pareja, llevábamos ya dos semanas en función, cada jueves, viernes y sábado nos tocaba darle vida al escenario para unos 400 espectadores aproximadamente.
Era un sábado en la noche, habíamos tenido una buena función y en el elenco ya empezaban a surgir algunas amistades, Rebeca, la chica de los rizos alborotados, ojos negros y piel morena, más que la mina incluso soltó una carcajada y dijo:
- salgamos esta noche, vayamos a un bar-
Algunos más le hicieron coro y pronto estuvimos todos caminando por el centro de la ciudad buscando algún lugar que nos gustara para quedarnos a beber unas cuantas copas. Encontramos uno, no muy grande, tenía un área de fumar y algunas mesas altas, El caminaba detrás de mí, todos ocupamos un lugar en la mesa, el, se sentó frente a mí. En el grupo algunas parejas habían decidido llevar su relación más allá de lo profesional, la morena de los rizos por ejemplo, de había envuelto con un muchacho alto, de cabello negro, piel blanca y algunas pecas en la nariz, se veían tan lindos juntos, tomándose de la mano y jugando entre ellos, se abrazaban y todos reíamos.
Tomé la carta y me fui directo a la parte de cócteles, pero en lugar de pedir algo tan elabora simplemente mire al mesero que ya se encontraba a mi lado y le dije, cerveza, de barril, oscura por favor y cerré el menú, todos empezaron a pedir, él pidió una cerveza también, nos miramos un momento y yo desvié su mirada y me detuve en una colección de objetos antiguos que adornaban el lugar, era un bar de techo alto, una construcción antigua pero bien mantenido.
Trajeron las bebidas y todos platicaban y reían mientras disfrutaban del alcohol, amargo placer que llena nuestros sentidos y confunde nuestros pensamientos.
- Vamos no sean tan duros, ella al fin encontró su pareja- Rey, la del cabello negro y ojos miel, de piel amarilla me miraba y se reía. - un poco más y el director de hubiera arrancado el poco cabello que le quedaba- todos rieron y yo me sonroje
- La danza contemporánea no es mi fuerte, pero realmente hago lo que puedo- me reí con ellos. - solo espero no equivocarme nunca en los pasos - todos continuamos riendo.
- Yo te guío, no lo harás - Sus palabras rompieron las risas, me miró a los ojos, sonrío y dio un trago a su cerveza.
Todos se miraron y después de unos segundos continuaron platicando, mi corazón latía fuerte, tenía la mirada clavada en mi tarro de cerveza y aún así, podía sentir sus ojos en frente, instintivamente intente alejar mis pies de los suyos, pero los tenía tan cerca que por error los golpee con los de el, el solo me miró y sonrió, levantó las cejas y dirijo una mirada hacia el suelo, yo me reí y la noche siguió su curso.
Pasadas las 2 de la mañana empezamos a pagar las cuentas, algunos se habían ido ya, otros se despedían, yo me levanté, dejé mi parte en la mesa y fui afuera, encendí un cigarrillo y miré la calle, vacía y sin ruido, todo en calma.
- cuánto ruido en el día y cuánto silencio por las noches- encendía un cigarrillo también.
Levante la vista y clave mis ojos en los suyos, era mucho más alto así que siempre lo miraba desde abajo, sus ojos negros me atravesaron los pensamientos y los deseos.
-si, cuanta calma- abrí ligeramente los labios y una nube de humo gris salía de mi boca.
- hora de irnos-, soltó su cigarro y lo piso con el pie derecho, se quedó un momento ahí, como si estuviera reflexionando algo y luego se dio la vuelta y se fue adentro.
Yo estaba tibia, tenía las mejillas encendidas y la piel a flor, apague mi cigarro y fui adentro por mis cosas, nos despedimos de los pocos que aún quedaban y salimos del lugar, caminas varias esquinas antes de llegar al auto, yo iba en silencio y metida en mis pensamientos.
Subimos al auto y el ambiente era extraño, como si ambos quisiéramos mirarnos pero si al mismo tiempo no quisiéramos hacerlo, las luces pasaban por la ventana como estrellas fugaces, el cielo aún era oscuro y las aves aún dormían, algunas personas caminaban en la calle, tal vez iban a una fiesta, tal vez volvían de ella, otras parejas se abrazan en la noche, subían a sus autos, la ciudad iba a su ritmo, las entradas de los clubs estaban pobladas por juventud sumergida en excesos y buena vida.
Nos detuvimos en su casa, zeus, su hermoso coquear inglés negro ataba afuera y la lluvia empezaba a caer, las nubes grises cubrían el manto azul.
- te importa?, será solo un momento, zeus se ha quedado fuera y empieza a llover- apagó el auto y me miró atento.
- por supuesto que no, ve, te espero.-
-vamos, le vas a caer bien-
Me bajé del auto, una gota me resbalo por la nariz y cerré los ojos, empecé a sentir la lluvia sobre mi cabeza, sentía como los mechones oscuros se me pegaban a la cara, él entró corriendo y abrió su puerta, yo me quedé afuera mirando la calle mojarse.
- entra, se está haciendo más fuerte-
Regresé la mirada a donde él se encontraba y corrí hacia la puerta, entre a una pequeña sala iluminada únicamente por la luz de la cocina, me quedé de pie en la entrada del recibidor, las paredes eran blancas, los sofás negros, un aire minimalista llenaba su hogar, desde el recibidor podía ver su cuarto, una luz amarillenta salía del espacio entre la puerta y la pared, me sentí atraída y sin darme cuenta caminé hacia él, pero un sonido en la oscuridad distrajo mi atención, en el rincón del lado izquierdo había una jaula enorme cubierta a la mitad por una sabana gris, me acerqué curiosa y metí los dedos entre las rendijas, pegué la cara y di un vistazo, una pequeña ave azul sacudía sus alas en medio de la oscuridad, sonreí y una risa pequeña se me escapó.
- ya conociste a (el lector me disculpará pero no recuerdo el nombre de aquel pajarito azul), simpático, algo testarudo-
- no sabía que tenías tantas mascotas-
-no parezco alguien que ame a los animales?-
- pues...- mis mejillas se encendieron y bajé la mirada.
Se sentó en el sofá y sentí que debía sentarme también, encontré un espacio no tan cerca de el, me sentí torpe, mi corazón latía muy rápido y él me miraba, encendió un cigarrillo.
-¿quieres?- extendiendo su mano y ofreciéndome la colilla
Al tomarlo mis dedos rozaron los suyos y un cosquilleo me recorrió desde la punta de los dedos hasta mi cuello.
Durante un momento nos miramos y el mundo se detuvo, el zumbido que aparece cuando existe pleno silencio nos llenó los oídos y yo respiré.
La lluvia estaba pasando ya, transcurrieron 2 horas, el cielo empezaba a cambiar su azul por un violeta más acogedor, el sol ya se quería asomar, el reloj marcaba las 4:30 de la mañana, sentí que en un parpadeo el tiempo pasó, fue como haber caído en coma y regresar dos horas después, me perdí entre sus ojos.
-vamos- se puso de pie.
Camino a mi casa me mantuve callada y perpleja, había perdido dos horas y no lo había sentido ni en lo más mínimo, me pregunté dónde se había perdido mi mente todo ese tiempo.
Nos despedimos con una maniobra rápida, su barba me rozó los labios y me detuve en seco junto a sus labios, nuestras miradas se encontraron y entonces... Salí corriendo del auto.

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Primer acercamiento
RomanceDecir que es una novela romántico seria alimentar una alta expectativa que tal vez esta historia no pueda cumplir. Recuerdos y presente, un intento por entender la mente de un hombre callado y profundo, interés y atracción en las que no hay lugar p...