Capítulo tres

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La nueva escuela

No me siento para nada bien, desde que no tengo a mis padres conmigo cada día que pasa me siento más perdida, no se dónde car**** se encuentra el alma pero está destruida. Mi madre solía decir que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, cada uno enfrentará diferentes tipos de situaciones que debemos afrontar para así demostrar quién realmente somos. Los extraño, quisiera que estuvieran junto a mi, tomaría sus manos, los miraría a los ojos y sin titubear diría: LOS AMO.

Sentí una tenue claridad sobre mi rostro, era hora de levantarme para ayudar a Laura en lo que me pidiera, pues pese a que me brinda un lugar donde quedarme, me ofrece seguir estudiando. Mi corto cabello decidió comenzar su etapa de rebeldía, era incómodo peinarlo, sabía que demoraría una eternidad así que solo armé una pequeña coleta en la parte posterior baja de mi cabeza.

-Buen día, ¿qué tal chicas? -saludé-.

-Buen día, Ellie -dijo Kim.

-Eran... -dijo en voz baja Brianna, mientras encarnaba una ceja y me observaba de reojo.

Sin prestarle mucha atención a su irritable expresión ante mi presencia, pasé directo al despacho de Laura. Toqué su puerta y me dejó entrar.

-Ella, toma asiento por favor. -hizo un ademán para que me sentara ¿Revisaste los documentos que te di aquella noche del día que llegaste?

-¡Ehh... Sí! pero no comprendo algunas cosas, ¿podrías explicarme?-.

-Cariño, no hay nada que explicar. Simple y llanamente un par de documentos...-se levantó de su enorme silla de cuero y caminó hacia mi- que debes firmar, son protocolos, no es nada de que te debas preocupar. Estás en buenas manos. Son solo para formalizar que soy tu actual tutora, la ley lo establece-.

Con cierta duda me acerco al escritorio y luego de pensarlo unos segundos firmo al menos una tres páginas.

-Muy bien.-sacó un par de llaves de su escritorio-. Aquí tienes las llaves de tú auto.

Me había quedado en shock, había escuchado la palabra 'tú' ¿eso significaba que era mio? O quizá estaba equivocada.

-Disculpe pero, ¿escuché bien?-pregunté- ¿Dijo que era mío?

-Sí, así es. Es tu nuevo auto. Sal y lo verás, está afuera esperando por ti.

¿Quién se tomaba la molestia de comprarle un auto a la sobrina que de seguro solo sabía estorbar. En el momento en que lo vi no dude en subir de inmediato a él, Timothy se encontraba justo alado de un Audi r8 color negro, esperándome para abrir la puerta.

-Tim, ¿haz tenido algo que ver con esto? -le observé entrecerrando mis ojos.

-Regalo de tu padre, ya tendrás con qué poder ir al instituto.-me detuve en seco al escuchar la noticia.

-¿A qué te refieres? Mis padres eran pobres, no tenían cómo pagar un auto así.

Una voz interrumpió mi pregunta y me hizo mirar hacia atrás.

-Tenía algunos ahorros, al menos así me contó la última vez que hablé con él. Dejó escrito en su testamento que debían entregarlo cuando cumplieras los 17. Sé que han pasado ya un poco de tiempo, pero después de la muerte de tu madre no creí que fuera el momento.

Estupefacta presté atención cada una de las palabras de William Watson, dueño de aquella enorme mansión, esposo de Laura y padre de Brianna y Kimberly. En los días que estuve allí jamás logré si quiera saludarlo, no lo recordaba mucho pero era notable que había cambiado, tanto físico como en su manera de tratar, ahora era frío y distante, me parecía mas carismático y guapo.

-Cuídalo.-guiñó un ojo y se retiró-.

-Bien, ¿quieres aprender a usarlo? -preguntó Tim emocionado-.

-Por supuesto.-correspondí su sonrisa y me acerqué.

No recordaba cuando había sido la última vez que sonreí, después de varios meses dolorosos es muy difícil volver a sonreír de la misma manera. Cuando pierdes lo mas importante en tu vida, sientes de que nada sirve seguir viviendo, noches sin poder dormir, no hay mas nada sobre qué pensar en todo el día, sino solo aquello que te arrebata el destino. Sin decir ni cuando ni por qué, solo lo hace pero no puedes hacer nada para evitarlo.

Estaba a punto de entrar a la casa para tomar una ducha y salir a conversar con Gianna, pero escuché voces dentro de la casa y sin ninguna intención de escuchar la conversación ajena. No obstante, oí a alguien decir mi nombre. Me escondí detrás de la puerta del comedor.

-¿Por qué le regalas un auto?-preguntó una voz realmente furiosa, supuse que sería Brianna, desde que llegué a esta casa no hace otra cosa que rechazarme. Insensible-.

-No es mi dinero, fue Jack, el padre de Ella que lo había establecido en su en su testamento. Yo solo he cumplido con su memoria-respondió ella, claro, era la voz de Laura.

Decidí salir de inmediato, lo que hizo que las dos hicieran silencio de inmediato y creando una escena un poco incómoda.

-¡Buenas noches! -saludé-.

-¡Buenas noches! -dijeron las tres al unísono.

Gianna es la chica que había conocido el día que aparecí en esta ciudad. ¡Vaya manera de conocer a alguien! La caída sobre aquel patinete me costó un poco de dolor, pero a cambio recibí una bendición, una nueva amistad. Se disculpó mil veces, literalmente, por haberme obsequiado de manera inoportuna esa bienvenida.

Como verán, todo resulta ser nuevo en mi vida, simple y absolutamente todo. Resulta que debo ir a preparatoria, Laura es mi nueva tutora y la ley le obliga a enviarme al instituto. Después de presentar un par de pruebas que indicaran mi nivel educativo, podría iniciar clases como cualquier otro miembro del instituto. Jamás imaginé ser parte de este mundo, me pregunto si estar rodeada de tantos jóvenes de mi edad será tan genial como pienso, supongo que si.

No quiero. Pero quiero entrar. ¡Vamos, entra! Claro que no, todos se reirán de ti por ser nueva. Hazlo de una vez. Me parece una grosería que Brianna y Kim me hayan dejado sola en mi primer día, tardé mucho en conseguir donde estacionar mi auto, mientras que ellas tomaron el primero que vieron, yo estaba a punto de hacerlo pero tres autos se me adelantaron. Y es entonces cuando decidí abrir la enorme y pesada puerta que me evitaba el contacto con la sociedad dentro del espacio determinado para que los estudiantes circulen rumbo a sus siguientes clases. Cada paso en aquel corredor me hacía sentir como estepicursor en medio del desierto. Eso era señal de que iba a llegar tarde a mi primera clase, cuando de pronto una grave voz me hizo salir de mis pensamientos.

-Hola, ¿eres Ella DeWitt, cierto? -saludó un chico al que desconocía.

-Sí, esa soy yo.

-Bienvenida a tu peor pesadilla. -sonrió malvadamente.

-¿Eh? -pregunté con cara de horror.

-Es broma, es broma -hizo un ademán en forma de stop- Bienvenida al Instituto Eliott Wine. Aquí tienes tu horario y las llaves de tu locker. Otra vez, bienvenida.

-Ah bueno, muchas gracias.

-¿Te acompaño a tu primera clase?-preguntó él.

-Por supuesto, sino me volvería loca buscando el aula.


HOLA😋
Espero que todos se encuentren bien, y a la vez que les haya gustado este capítulo de mi novela.
En multimedia les dejé una foto del auto de Ella.

Besos xx
              -MMaydin

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