Capítulo cuatro

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Me voy enamorando.       

                 

Mi primer día en el instituto fue increíble, conseguí nuevos amigos gracias a Blake, el chico que me recibió cuando llegué, y a Gianna que por suerte estudia en el mismo instituto y tiene muchos amigos.

Al salir de la oficina del director en el receso choqué con Brianna quien solo me observó de reojo y continuó con su grupo de amigas, todas unas modelos, realmente. Llenas de extensiones, pestañas postizas, cutis perfecto, rubor en su tono y sus labios a otro nivel rojos. Eran precisamente unas muñecas sacadas de revistas, si no fuera tan realista diría que son perfectas, pero son lo demasiado huecas por dentro como para significar tanto.

El tiempo se pasaba mucho más rápido y divertido cuando mi madre presidía mis clases. Como la extraño. Pero bien, por fin termina la última hora y es tiempo de cumplir mis obligaciones como estudiante de aquella institución. Decidí que hacer mis trabajos en casa no era la mejor opción y opté por un lugar más abierto pero tranquilo; como el área verde que no estaba muy lejos. Es un sitio hermoso, hay bancos por todos lados, arboles, pasto y lo que más me agrada es la ventisca fresca.

La mayoría de clases las recibía junto a Gianna y su amiga Charllote que era bastante simpática, creativa y graciosa al igual que Gian. Me encariñe con ella desde que el momento en que hablamos, seremos buenas amigas, estoy totalmente segura.

No necesitaba demasiada concentración para resolver la tarea de matemáticas, estaba a punto de terminar pero por estar de espalda recibí un golpe justo en la cabeza, que hizo que cayera de lado, causando una situación incómoda para mí, pero bastante graciosa para los que presenciaron la escena. Había sido unos chicos jugando al balón pie. Tomé la pelota y al estar a punto de girar mi cuerpo para devolverla escuché una voz un poco grosera.

- Será que eu lhe devolver a bola ?

(¿Me devuelvess la pelota?)

¿Portugués?, sí. Lo había practicado antes, y hasta hablaba un poco. ¿Qué le sucedía a este tipo? Hasta que me ha golpeado, tiene la odisea de pedir su maldito balón sin siquiera acercarse a pedir disculpas. Giré y lo encontré mucho más cerca pero no lo suficiente, mientras mi mirada subía al compás de mi cuerpo, notaba sus muuuuy marcadas abdominales, que quizá son debido al deporte, su piel dorada, eso debía ser por tomar mucho sol, su cabeza estaba llena de rizos castaños claros y una diadema que lo sujetaba fuerte para que estos no lograran llegar hasta sus ojos. Aspecto típico de un surfista. Mientras yo veía y asimilaba todo en cámara lenta, él y sus amigos observaban mi cara aturdida por el golpe. No obstante, lo más importante, querían su pelota.

-Seja mais cuidadoso.(Sean más cuidadosos)

Tiré lo más fuerte que pude el balón, logrando mi objetivo, golpearle en sus pelotas al chico que me había golpeado, nunca me ha gustado ser vengativa, mis padres no me inculcaron esa clase de actitudes pero había dolido un poco. Logré notar la burla de sus amigos mientras él caía al suelo y cubría su miembro debido al dolor. Jaja, punto a favor de Ella. ¿Pero qué me pasabaaa? Estaba actuando tan mal. Di un par de pasos hasta llegar a él, parecía muy mal.

- Lo siento, ¿te encuentras bien? -Pregunté preocupada- No creí que te golpearía.

-¡Oh, eres de aquí! Creí que hablabas mi idioma. -Fue lo único que logró decir.

-No... Sí... No. -Titubee gracias a los nervios, no sé si por él o por creer haberlo golpeado muy fuerte-. Digo, sí, soy de por aquí. Lo lamento.

Me alejé rápido después de ayudarlo a ponerse de pie.

- Lo siento por haberte golpeado. -Escuché desde lejos.

CindirellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora