Capítulo 5: ¿Me podrá pasar esto a mi?

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Desde el punto de vista de Rubén

Acababa de despedirme de Andrea y me dirigía hacia mi casa en el coche de Mangel, el cual solo se dedicó a preguntarme todo el camino:

- ¿Cómo has acabado conociéndola Rubius?- preguntó Mangel con sus ojos fijos en la carretera.
- Cosas de la vida, supongo...
Mi reacción fue llevarme las manos a la cabeza, apoyar mis codos en mis rodillas y pensar sobre esta tarde.
- ¿Qué te pasa tío?- dijo dándose cuenta de mi reacción.
- Nada que, estoy confuso... Nunca había tenido las cosas tan claras al conocer a una persona...
- A ver si te va a pasar...
- ¿El qué?- dije confundido y abandonando mi postura para mirarle a los ojos.
- Amor a primera vista.- dijo en un tono gracioso pero irritante a la vez.
- ¡Si la acabo de conocer! ¡Relájate joder!- le respondí en un tono despectivo.
- Huy... ¡Cómo se pica! Anda, no te enfandes y explícame, desde el principio.
- Pues lo normal ¿no?- dije manteniendo mi tono.
- ¿Qué es para ti normal?- dijo mirándome con el ravillo del ojo.
- Pues lo primero que pasó fue un abrazo, pienso que porque se sorprendió al verme, ya que es una fan. Después, ya que estábamos allí la invité a tomar algo y charlamos un buen rato. Luego me sorprendió con un regalo que de verdad me gustó, mira.- dije enseñándole el objeto aprovechando el semaforo.
- Las fans se lo curran, ¿verdad?- dijo con una sonrisa que delataba su gusto por el objeto.
- Pues la verdad es que sí.- dije sonriendo y repasando el objeto con la mirada una vez más.- Me alegra tener los fans que tengo, unos más locos que otros, pero increíbles.
- Verdad, tienes una suerte que lo flipas con los fans que tienes.
- Los quiero de verdad, son mi segunda familia...- dije esbozando una sonrisa pensando en el tapón de gente que se formaba en los eventos.
- Bueno, no nos desviemos del tema principal, ¿qué ocurrió después?- pregunto ansioso.
- Pues le dije: ¿Quieres venir a mi casa?, y ella estaba como, ¡sí por favor!- dije sobreactuando.
- ¿Te acuerdas de lo que pasó la última vez que llevaste un fan a tu casa?- recalcó preocupado.
- Sí... ¡Pero esta vez no ha pasado!
- ¿No? ¿Qué pasó?- dijo sorprendido.
- Ella entró y observó todo y, cuando vió a la gata, empezó a llamarla. Iba a detenerla porque sabía lo que podría pasar si no lo hacía pero, no pasó nada, fue mejor de lo que esperé ya que, Raspi fue hacia ella, pero no le hizo nada sino ronronearle. Sam, al poco, se unió a la fiesta, y yo mientras con cara de: WTF!?
- Uhmm... hay que ver el destino...- dijo misteriosamente.
- ¿Qué dices?- dije riendo. Él rió conmigo.
Nos pasamos el resto del viaje hablando sobre ella, ¡y la había conocido hoy!, pero parecía que la conocía de siempre...
Cuando llegamos, le pregunté:
- ¿Te quedas o debes irte?
- No, de hecho, ya que estoy, ¿puedo quedarme a dormir?- preguntó con un tono comprometido.
- Claro tío, ¡noche de chicas!- dije riendo. Él rió mientras cerraba el coche.
Cuando llegamos arriba ambos nos sentamos en el sofá.
- Si me has llamado es por algo. Dime amigo.- dije con una sonrisa.
- Quería hablarte sobre el concierto.- dijo con un tono triste.
- ¿Qué ocurre?- pregunté preocupado por su tono.
- Llevo más de tres años con Luna y esta vez me necesita más que nunca. ¿Recuerdas a su madre?- asentí.- Pues, debido a su edad, empezó a sufrir una enfermedad hace un año. No se le dió mucha importancia por aquel entonces, ya que no tenía apenas síntomas y los que tenía eran mínimos. Debido a nuestra ignorancia, ha empeorado su estado y ahora está en la UCI, esperando a ser operada; y como imaginarás, Luna está destrozada por su madre, y debo estar con ella en estos momentos difíciles.- dijo decaido.
- Entiendo.- dije comprendiendo su situación y la de Luna.
- Es por esto que no puedo ir al concierto; me necesita más que nunca y debo estar.
- Era por eso que no podías quedar, ¿verdad?- pregunté en un tono comprensivo. Él asintió con la cabeza.- ¿Por qué no me lo dijiste antes?
- No quería desilusionarte. Estabas tan ilusionado con ir conmigo al concierto que no tuve el coraje de decírtelo.
- ¡No seas tonto! No hubiera pasado nada tío, lo comprendo perfectamente.- dije con una pequeña sonrisa.
- Sabía que lo comprenderías.- sonrió.- ¿Tienes un plan B?- preguntó refiriéndose al concierto.
Me quedé callado y, de momento casi instantáneo, pensé en Andrea. Me acordé que le dije que si por algún casual Mangel no podía venir, la llamaría para que me acompañase. Pensé en la ilusión que le iba a hacer acompañarme y me recreé el momento en mi cabeza; entonces sonreí.
- ¿En qué piensas?- preguntó Mangel despertándome.
- Ya sé a quien llamar.- dije manteniendo mi sonrisa.
- ¿A quién?- preguntó extrañado.
- A ella.- respondí.
- ¿¡Se lo dijiste a ella!?
- Era solo en caso de que tú no pudieses, para tener a quien acudir.
- Rubius...- dijo mirándome fíjamente a los ojos.- ¿Estás seguro de esto?
- Completamente.- dije imitando su gesto.
- Eso espero, no te precipites demasiado y no te heriran.- dijo preocupado.
- No lo dirás por...- me miró diciéndome "sí, es eso" con la mirada.- No pasará lo mismo esta vez, lo prometo.
- Confío en ti.- dijo serio.
- Lo sé.- le dí un abrazo.- Buenas noches.- le sonreí. Él hizo lo mismo.
En mi cama, me quedé mirando al techo un buen rato, pensando en todo lo que ha venido hoy y lo que estaba por venir mañana. Entonces me acordé de algo: "¡La nota!". Exacto, la nota que me dió Andrea para que leyese. Fui al salón en silencio y, sin despertar a Mangel, cogí la nota de encima de la mesa y me dirigí hacia mi habitación. Me tumbé en mi cama de nuevo y, con cuidado de no romper el sobre, saqué la nota. En ella ponía:

Hola Rubius:
Me llamo Andrea y soy fan tuya desde hace ya dos años. El día en que esto llegue a tus awesomes manos, ¡¡¡SERÁ EL MEJOR DÍA DE MI VIDA!!! :D Llevo muchísimo tiempo esperando este momento y, ahora que lo estás leyendo, te habré conocido y me habré emocionado, no lo sé :P.
Todo esto me ha dado momentos para reir, sufrir por días sin vídeos, llantos por subida de seguidores y, sobre todo alegrías, esas típicas alegrías que te dan cuando ves a una persona feliz, y no una persona cualquiera o un conocido, sino a una persona especial, con especial aprecio y, perdona, pero sonrío cuando sonríes, lloro cuando lloras y me emociono cuando te emocionas porque ese enorme aprecio lo tengo contigo, y eso es especial.
Gracias por darme los dos mejores años de mi vida. Espero que no se acaben nunca ♡
Te quiere tu criaturita, Andrea.

Cuando terminé de leerla me la puse en el pecho y empecé a pensar en ella: su sonrisa, su pelo, su cuerpo... Entonces empecé a comprender; todo venía claramente a mi mente: mi familia, mis amigos, mis fans... Todos comparten un sentimiento especial hacia mi. Entonces recordé el abrazo que me llenó de vida esta misma tarde y que me dió ella. Estaba confuso, nunca antes había sentido esto por nadie. No sabía qué era aunque, entre todas las posibles respuestas que me dió mi subsconciente, encontré el amor. En aquel momento me estremecí, no de dolor como otras veces he hecho, sino de algo que no podía describir. Lo sentía todo a la vez y mi cabeza apenas podía soportarlo. Durante esa marea de sentimientos fui al cuarto de baño. Me lavé la cara y me miré a mi mismo a los ojos en el espejo, entoces sonreí, pero como nunca antes lo había hecho. Lo veía todo claro, era capaz de comprender cada cosa referente a mi pasado, presente y futuro. Todas las caras más amadas y odiadas formaron una fila que mi mente recorrió en cuestión de minutos. Entoces fui a mi habitación y de un solo salto terminé en mi cama. Mi sonrisa era la más grande en aquel momento y cerré los ojos tan fuerte que me mareé. Cuando el mareo pasó me tapé y me dormí de inmediato. No sabía lo que me había pasado, pero lo único que esperaba es que ese sentimiento no se desvaneciese como humo en la hoguera, sino que durase para siempre, para así poder ser realmente feliz. Esa noche soñé con todo lo que había sucedido hoy; cada detalle era real al lado de ella, era feliz, y nadie podía molestarme.

SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora