Señor Luhrman 1/3

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En capítulos anteriores...

-Ho..hola- el en verdad me ponía demasiado nerviosa. Con su olor y su forma tan característica de hablar, con decisión.

-Tu mujercita vino a reclamar el por qué aún no están casados. Deberías de conseguir algo mejor, Kenya me agrada más que ella-

-A mi igual- dijo Luhrman hijo en un susurro que yo solo pude escuchar.

-Como dijiste hijo?-

-Nada padre, no sucederá de nuevo-

-Eso espero, que en verdad ya me canso-.

Es en serio lo que escuche? Dios este hombre ya me tenía totalmente loca por él. Y sé que este es solo el comienzo.

*************

Después de esas cuantas palabras que cruzaron padre e hijo, por fin me incluyeron del todo en la conversación.

-Y bien David, tengo que salir urgentemente. Confió en que le mostraras su puesto de trabajo, y explicaras el mismo- dijo el señor Michael mientras tomaba su abrigo de su asiento y comenzaba a caminar hacia la puerta. Solo recibió un asentimiento de parte de David.-Pues hija te quedas con este orangután- no pude evitar soltar una risita al modo que lo había llamado su padre.

-Vamos viejo no me hagas quedar mal- dijo David.

-No me digas viejo, aparte me da igual. Es lo que eres por andar con esa cabeza hueca-

-Tenga buen día Michael- le dije en cuanto cruzaba la puerta.

-Tú igual linda y cuídate de este hombre- me respondió de un modo divertido.

-Lo hare- y en verdad lo haría, me daba miedo estar sola con él. Aparte de lo ocurrido en aquel restaurante. El salió de su oficina y nos quedamos en un tremendo silencio Luhrman y yo.

-Le caes demasiado bien si deja que lo llames Michael, no pierdas ese privilegio y tendrás un amigo fiel de por vida-

-Gracias Señor Luhrman-

-¿Qué?- Me respondió con un poco de incredulidad.

-Gracias por el consejo- era clara mi respuesta, o acaso ¿no me había dado cuenta que dije palabras sin sentido?.

-Oh, no me refería a eso Kenya. ¿Por qué me has llamado señor Luhrman?, te recuerdo que al viejo le llamas Michael- con que a eso se refería, en verdad mientras mantuviera más distancia con el sería mucho mejor.

-Solo porque él me lo ha pedido- dije un poco avergonzada.

-Pues por favor te pido que me llames David, como en el restaurante el otro día- que vergüenza, esperaba que no recordara eso, bueno claramente no lo iba a olvidar. Pero que no me lo echara en cara nunca, sí.

-Perdón solo ese día se me salió, si te molesto...-

-Nunca me molestaría, además te recuerdo lo del viejo ¿Michael?- me interrumpió antes de que terminara mi escusa barata para no volverle a llamar David. Solté un suspiro largo, él nunca se cansaría.

-¿Puedes mostrarme por favor mi puesto de trabajo?- dije ya de un modo cansado para que supiera que hablaba en serio.

-Claro, pasa por aquí- abrió la puerta de la oficina para mí y me dejo pasar antes, como todo un caballero. Más bien diría yo como todo un total pervertido, note su mirada en mi trasero en el reflejo de la puerta de vidrio. Reprimí un comentario, era el hijo del jefe.

-Tu planta será la treinta- me dijo al momento que oprimía el botón del elevador. Yo solo dije un audible sí, no quería interactuar con el más de lo necesario.

El camino en el elevador comenzó en total silencio, ninguno de los dos dijo algo.

Y me agradaba demasiado este silencio, yo no iba a decir palabra alguna. Aunque fuera algo incómodo no me importaba. Hasta que inteligentemente a Lurhman se le ocurrió la gran idea de abrir la boca. Boca muy sexy cabe mencionar.

-Así que ha conocido a mi novia-

-Aja- dije de una manera despreocupada.

-¿Y... ?-

-En serio, ¿me pides opinión de tu novia?. Ni siquiera me conoces-

-Por eso mismo se lo pregunto señorita Sanders, y gracias por tutearme -

¿Digo la verdad? O ¿conservo mi puesto en la empresa de su padre? Una pregunta existencial.

-Y bien señorita Sanders? - me dijo David

-Oh disculpe, no volverá a suceder eso de tutearlo. Respecto a su novia, creo que es un poquitín grosera. Si estoy mal corríjame- solo pude ver de reojo su expresión de aceptación, cambiándola rápidamente por una de incredulidad.

-Vaya-

-Si señor Luhrman? -

-Nunca creí qué fueras sincera-

-Bueno usted me ha pedido mi sincera opinión- resalte la palabra sincera -Y yo se la estoy dando-

-Claro y no me quejo por ello- en ese precio instante paro el elevador. Y se puso en frente de mí, manteniéndome presa con sus brazos a los lados de mi cabeza.

Paso su dulce lengua por sus labios remojándolos. Cuanto daría yo por probar completa aquella boca tan exquisita.

-En verdad me encanta, casi tanto como me encantas tú -

No podía pensar con claridad. Aquel playboy me tenía totalmente atontada, con cada gesto cada movimiento qué hacía.

-Co...Cómo dice Señor Luhrman? Podría por favor moverse un poco? - cada vez me ponía más nerviosa.

-¿Por qué? ¿Acaso la he puesto nerviosa?- dijo al momento qué se acercaba demasiado a mi cara, nuestras respiraciones ya eran una. Y yo moría por ser besada.

-Claro que no, y si es tan amable apártese-

- ¿Y si no quiero?-

-Dejará sin herederos a su familia-

-Vale la pena el riesgo-

No pude si quiera responder algo. Sus labios ya estaban sobre los míos, cubriéndolos por completo. Era un beso dulce, cariñoso. No podía quitarme, simplemente no podía pensar en el mal que estaba haciendo.

Please don't hurt meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora