Caraphernelia

727 55 13
                                    

"Un día de mierda" era la frase que sin duda describía a la perfección mi día.

—No hay nada que pueda arruinarlo aún más.—sentí mi celular vibrar en mi bolsillo, lo tomé y vi el nombre de ella como llamada entrante.—Expeto algo.

—Cariño, debemos hablar...—dijo ella en un tono triste.

—Ah si?! Pues de que? De mi? Como soñaba que nuestra relación prosperara? O a caso del pequeño chico de ojos azules que no hace más que lamer tus dedos?

—Yo sé que lo nuestro aún puede funcionar...

—Cariño...—dije con la voz ya gastada. —honestamente, es difícil respirar a tu lado.

En ese momento recordé como todo había sido, llegué un poco más temprano de lo usual a casa, y la sorprendí teniendo sexo con chico de no más de 16 años con unos gigantescos ojos azules. Salí corriendo de la casa, no se por que, pero me dirigí a la iglesia, no sin antes tomar la pistola que guardaba en mi guantera. Fui directo al confesionario y dije:

—Padre necesito hablar con alguien.

—Cuentame hijo mío, cual es tu pecado?

—La verdad no he echo nada pero esta tarde llegué a mi casa y vi a mi prometida teniendo sexo con alguien más joven, no sé que hacer.-en ese momento rompí en llanto y saqué el arma de mi bolsillo, la preparé la disparar directo en mi cabeza, pero el predicador abrió la puerta he intentó detenerme.

Su voz me sacó de mis pensamientos.

—Acepta mi corazón, está latiendo por ti de todas formas.—sentí como mi corazón se rompía por segunda vez pero ya no había espacio para las lágrimas en mi alma, ahora solo había odio.

—Que pasa si no puedo olvidarte? Ah?! Dímelo?! Voy quemar tu nombre en mi garganta con alcohol y con ese fuego te alcanzaré. Dimelo todo quien es? De donde es? Porque lo mataré.

—Que hay de bueno en querer juntar las piezas de esa traición, de todas modos, sin ti, ninguno de los colores brillará nunca más.—Que hacer pensé, quiero perdonarla, pero sigo lleno de ira, la quiero sólo para mi, pero la odio, bueno nadie reza por los egoístas, así que no importa lo que haga mi alma no será salva.

—Bueno, no sé si deba reaccionar así. —dije con total serenidad.—Deberías hablar con mi mamá sobre la pequeña niña de Texas.

—Que?! Que niña?! Se hiciste hijo de puta?! Eres lo peor de la vida! Te odio!

—Amor que pasa?.-0—Lo oí, era él.

—Dale el teléfono.

—Que?

—Que le des el maldito teléfono!!—Le pasó el teléfono y el dijo: Aló?—Solo...devuelvemela... —Dije llorando.—Ella es lo único que nesecito para vivir, ella es lo que alimenta lo que me mantiene vivo... Dios... Por que no la puedo olvidar?-Pude sentir como ella había tomado el teléfono de nuevo.—TU NO PUEDES SOLO TIRARME LEJOS!!!-luego de gritarle, colgué el teléfono y me dirigí hacia su casa.

Cuando llegué escuché el sonido de la ducha, fui a mi habitación, y encontré el su cuerpo desnudo y ensangrentado con la palabra "Puta" escrita con sangre en sus pechos, giré mi vista y vi al chico de los ojos azules saliendo de la ducha, el solo me miró y sonrió.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 20, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Detrás de las letras de Pierce The VeilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora