The First Punch

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—¿Donde vas imbécil?! -Dijo ella al momento que me levanté de la cama, realmente mi mundo cambió desde que la conocí.

Recuerdo que fue una noche muy loca, había conseguido que mi banda tocara en un pequeño club, había muchas chicas guapas esa noche, pero ella realmente me cautivó, porque, mientras unas gritaban: Dame un hijo! Ella se acercó a mi y me dijo:

—Esta será una noche que no olvidaremos.—Y realmente lo fue. Como un completo idiota caí ante ella, pero me pregunto ¿es lo suficientemente buena para enamorarme?

—Vamos.—Dijo ella, era obvio lo que quería.—Muévete un poco más cerca.—Se acercó a mi y lamió el lóbulo de mi oreja izquierda.—Para oír el sonido de tú voz.

—Hey!—Dije apartándole.—Ya estoy cansado de no ser más que tú juguete sexual, por que no podemos ser solo amigos?—Realmente prefería ser solo su amigo a estar sufriendo así por amor.

—Pero es solo es la mitad de la diverción.—Dijo mientras se quitaba la camiseta una ves más para así lograr su objetivo.

—Basta!—Grité mientras la alejaba, no me permitiría volver s ser su juguete.

—Tsk.—Chasqueó con su lengua.—Es una pena que tuvieras que irte y haber hablado.

—Tú lengua venenosa hace que me quiera ir, por lo menos yo si tengo amigos de verdad.

—Claro que tengo amigos de verdad, y vendrá en unos minutos a hacer el "trabajito" que tú no quisiste hacer. —Sus palabras, esa mirada de satisfacción y esa maldita sonrisa me volvieron loco, en ese momento solo quería golpearla.

—Jódete tú y tú nuevo amor!—Le grité, acto seguido sentí que me daba una cachetada. Ella no es lo suficientemente buena para tenerme así de enamorado. La miré y luego la empujé para que se golpeara contra la pared.

—Ah así eso quieres.—Dijo mientras se levantaba del piso, tomó una botella de licor y vino corriendo hacia a mi y le rompió en mi cabeza, cuando me recuperé le di una patada en el estomago y ella me la devolvió con un puñetazo en la náriz. en eso sentí que alguien entraba, era él, su nuevo juguete.

—Carajo imbécil que le hiciste!—Me gritó. mientras yo me volteé para verla directo a los ojos.

—Tengo tanto para darte... Y yo mataría por sentirme menos invisible ante tús ojos, tal vez si lo mato, solo tendrás ojos para mi.—Entonces tomé a aquel tipo por su camiseta y lo llevé al balcón y lo arrojé.—Tienes mucho que aprender acerca de la gravedad.—Dije mientras él caía. Luego me volteeé para verla.—Cariño no mires hacia abajo.—Ella se acercó a mi para abrazarme, pero lo vi, lo vi venir cuando lanzó el primer golpe, ella quería asesinarme.—Crees que podrás matarme con ese cuchillo que escondes ahí?—Se lo arrevaté inmediatamente y le propiné un fuerte golpe en la boca de estomago y mientras se recuperaba llené la habitación con alcohol y le prendí fuego.

—Tú lanzaste el primer golpe, ahora es tú turno de correr, no hay más futuro aparte de los fósforos y el propano, te mataré rápido y no te veré morir.—Salí corriendo a la puerta principal y la cerré con llave para que su única forma de salir de aquí fuera en una bolsa de plástico.

Detrás de las letras de Pierce The VeilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora