I'm Low on Gas and You Need a Jacket

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Solo, tratando de bajar las penas con algo fuerte, bueno, trato pero el sabor de la sangre se mantiene, estoy en el frío colchón, vacío, sin ella... como me gustaría que todo fuera igual que antes...

Todo comenzó aquella fatídica noche de aquella jodida fiesta, se supone que iríamos a toda costa a dejar un buena impresión.

—Vamos, tenemos que ir con estilo. —Dijo ella mientras se arreglaba el maquillaje.

—Claro que sí mi amor. —Acto seguido besé su frente.

—Bueno pues date prisa.—Estábamos saliendo de la casa cuando una extraña sensación invadió todo mi ser, como algún tipo de advertencia.

—Cariño.—Dije.—Está frío afuera... por qué no nos quedamos en casa mejor?

—Que acaso eres estúpido?! Hemos esperado meses por esto y quieres dejarlo porque hace frío? Jodete si no quieres ir pues quedate tu en la maldita casa.—Y así como así, se fue, ella sola.

Me sentía mal por dejarla ir sola, pero sentía que algo no andaba bien, en mi soledad me recosté en la cama y me emborraché, pero como a las 4:30 AM sentí que se deslizó bajo las sábanas.

—Que acaso estas son horas de llegar?!—Dije muy enfadado.

—Yo llego a la hora que quiero.—Estaba ebria, y podía sentir el olor de colonia masculina emanando piel, la sujete firmemente de los hombros, enterrándole mis dedos.

—Que fue exactamente lo que hiciste?—Ella me miró algo asustada, pero luego con una sonrisa malévola y cara de satisfacción, pero finalmente habló.

—Terminé en club en Palm Springs, bailando arriba de las mesas, peleé con la puta del club, y luego me fui a un hotel con un sujeto muy rico, pero la perra me siguió así que me echaron y perdí mis zapatos.—Es imposible describir toda la ira que sentí en ese momento, por eso hice lo que hice.

—Bueno mierda.—Dije.—Se supone que debo estar impresionado? Eres solo otro juego, un saco de piel y huesos para poder descansar, supongo que es hora de decir buenas noches, espero que hayas tenido un muy buen rato.—Luego la empujé fuertemente contra la pared y saqué mi pistola de la mesita de noche, ella me miró directamente a los ojos, esos hermosos ojos... Pero ya era tarde, así que jalé el gatillo.

Espero pronto olvidar el color de sus ojos, y ella el color de los míos.

Detrás de las letras de Pierce The VeilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora