Capítulo 15. Yo también

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- Estás preciosa.- Dijo Austin sorprendido. Automáticamente el rubor subió a mis mejillas.-Venga cámbiate y vamos a pagar.

(...)

- Austin no te dejaré que pagues tú, el vestido es mío, por lo que... Yo me lo pongo y yo lo pago.- Dije mientras sacaba mi cartera

- Yo he insistido en que vinieras a comprarte el vestido.- Dijo el ya con el dinero en la mano

- No.

- Vamos Abby, es lo mínimo que puedo hacer...- Suplicó Austin

- Que tierno es el amor de hoy en día.- Dijo con ternura la dependienta

- Nosotros no somos...- Comencé a reprochar, pero me detuve al ver que Austin había aprovechado mi distracción para pagar el vestido y ahora me miraba con autosuficiencia.

- Eres imposible.- Resoplé divertida

- No, no lo que soy es irresistible.- Dijo con su superioridad por delante

- Claro Austin, claro que sí.

- Abby ¿Escuchas eso?.- Dijo preocupado

- ¿El qué? ¿Tu ego aplastando la gravedad de la tierra? Constantemente

- No eso no. Bah déjalo.- Dijo comenzando a reír. Los dos acabamos saliendo de la tienda de vestidos, riéndonos a carcajadas ante las extrañas miradas de todos los clientes.

Estuvimos comiendo allí, ya que con todo el lío del vestido se nos ha hecho tarde

- ¿Tienes algunos tacones pensados?

- Estás loco si piensas que llevaré tacones, además... ¿De dónde sacas tu obsesión por venir a comprar? Esto es una pesadilla

-¿Estás pensando que soy gay? ¿Verdad?- Dijo frustrado, y la verdad es que ha dado en el clavo. ¿A qué chico le gusta ir de compras? Encima con lo insoportable que soy yo cuando voy de compras, es lo más odioso que existe en el mundo. La única persona que me aguantaría en un día de compras sería Sam. Le extraño muchísimo, es imposible vivir estando tan lejos suyo.

-¿Estás bien?-Preguntó Austin preocupado.- ¿Por qué estás llorando?

-Yo no...-Comencé hablando, pero me callé en el momento en el que sentí algo húmedo sobre mi mejilla izquierda. Con su pulgar limpió la lágrima que había caído sobre mi mejilla. Y en ese momento me derrumbé. Me lancé sobre sus brazos. Me abrazó fuertemente por la cintura con una mano mientras que con la otra me acariciaba suavemente el pelo. Consiguiendo que me calmara. Nos mantuvimos un buen rato así, ya que ninguno se movió, hasta que mi móvil comenzó a vibrar en mi bolsillo. Se separó de mí y vi que tenía los ojos medio cerrados, como cuando los acabas de abrir, por lo que demuestra que los ha tenido cerrados, al igual que yo.

Contesté al teléfono sin ni siquiera mirar la pantalla para ver quién era, pero reconocería la voz insoportable de mi hermano en cualquier parte.

- ¿Abby?

- ¿Qué quieres Liam?

- Baja esos humos

- Deja de vacilarme o te cuelgo.

- Vale vale tranquila. Te llamaba para saber dónde estas

- Estoy en el centro comercial, con Austin Clark

- ¿Con Austin?

- Si

- Ten cuidado enana, te quiero

Colgó la extraña llamada. Mientras, Austin no había separada su ignotizante mirada de la mía.

- Gr-gracias.- Tartamudee, ¿yo? ¿Tartamudee? Aunque me cueste darle las gracias, él es el único que me ha abrazado cuando lo he necesitado y aunque me cueste admitirlo, estoy agradecida de que estuviera aquí.

- No tienes por qué darme las gracias.- Dijo colocándose a mi lado.

Yo asentí levemente.

- Te apetece que vayamos a ver tus tacones.- Dijo sonriendo

-Está bien, vamos.- Dije devolviéndole la sonrisa. Austin me guio hasta una tienda enorme llena de zapatos, y cuando digo zapatos me refiero a taconazos, y cuando digo taconazos digo TACONAZOS.-Austin pretendes que yo, Abby me ponga eso que es casi más alto que yo.

-No exageres, anda.

-Bueno, vale pero si me muero cae sobre tu conciencia.

-Correré ese riesgo.- Dijo levantando las manos. Y empezamos a mirar tacones yo por supuesto los mas bajos, y Austin los más altos.

-Como te gusta verme correr riesgos ¿eh?-Rió y me quita los zapatos, a lo que me pongo nerviosa:

-Austin, N-no soy tonta, se hacerlo yo solita.

-Pero yo lo hago mejor- Y me miro con cara de "te seduzco y lo sé". Aparté sus manos, sus tan cálidas y suaves manos, oh contrólate, y me empecé a poner los tacones más altos, mejor sufrir primero así luego me parecerá menos. Eran unos tacones muy-demasiado-empinados.

Intento dar un paso, pero aún me duele el tobillo como para llevar tacones tan altos. Por lo que pierdo el equilibrio y caigo, pero los brazos de Austin me sujetan de nuevo por la cintura.

-Lo siento, no me había dado cuenta de tu tobillo.- Dice disculpándose. Sin soltarme la cintura, ni la mirada.

-No te preocupes.- Me puse muy nerviosa ante la cercanía. Además de que ninguno se movió de la rara posición en la que nos encontrábamos.

Desconecta su mirada de la mía, para bajarla a mis labios. No sabía que hacer así que opté por hacer lo mismo que él. Me fijé en sus labios. Y en lo primero que pensé era en que no me podía creer que jamas me hubiera fijado en ellos. Carnosos y suavemente rosados, a diferencia de mis mejillas que deben de estar de un rojo intenso.

Se muerde el labio con sus dientes, y sonríe. Ante su dulce gesto, sonrió yo también y me doy cuenta que tengo el labio inferior entre mis dientes.

Devuelvo la vista a sus ojos y el aún mantiene la mirada en mis labios, pero al sentirse observado levanta la mirada hacía mis ojos. Vamos acortando la distancia, cuando estamos a apenas dos centímetros, cierro los ojos.

Presiona suavemente sus labios sobre los míos, un beso suave y tímido. En el momento en el que estoy lista para profundizar el beso, coloco mis brazos alrededor de su cuello, los que antes habían estado apoyados sobre sus muy bien trabajados bíceps. Enredo las manos en su pelo, mientras que el mantiene las suyas en mi cadera, donde llevan desde el momento en que me tropecé con los tacones.

Nos incorporamos sin separar nuestros labios, los cuales conectan a la perfección. Nos separamos para respirar manteniendo nuestras frentes unidas. Sonreímos, ante el gran beso que nos acabábamos de regalar el uno al otro. Mis brazos aún siguen alrededor de su cuello y los suyos en mi cintura, sujetándome con la misma fuerza y firmeza de antes. Apoyó la cabeza en el hueco de su hombro, para pegar más nuestros cuerpos en éste pequeño abrazo. No se me va la tonta sonrisa de la cara, hacía demasiado tiempo que no me sentía así, y quien diría que la persona que me ha hecho sentir así sea Austin Clark. ¿Ahora que debía hacer? ¿Salir corriendo? ¿mirarlo a los ojos? ¿Decir algo? ¿Quedarme callada? O simplemente dejar que él de el "Primer paso".
Se separó de mi apenas un centímetro y volvió a fijar su intensa mirada en la mía

- No sabes cuanto tiempo llevaba esperando esto.- Me dice sonriendo nuevamente. A lo que yo también sonrío.

- Yo también.- Aunque en realidad no tengo ni idea, ya que no me esperaba que llegáramos a esto, pero supongo que un poco en el fondo si que deseaba que llegara este momento.

¿Me olvidarás?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora