0.8 the love club

212 2 0
                                    

Con mis manos sostenía un cd, por el cual la veía por la parte del reverso. Ella se reflejaba en el lado del cd donde unos rayos de arcoíris destellaban. Veía como sus manos se movían delicadamente sobre su cabeza, también se veía que estaba acoplada a las letras de Hozier.

Su cabeza se balanceaba levemente, con cada nota que pasaba de la canción. Así había sido durante algunas horas, estaba absuelta con la música y yo era casi invisible para ella.

El cabello de Nora era realmente anaranjado; como una naranja de época. Su cabello enmarcaba su rostro, el cual es delgado y su tez es exageradamente blanca; aunque no se puede esperar más de alguien que jamás ha ido a la playa o que nunca haya tenido un contacto directo con el sol. Sus ojos eran acaramelados pero un suave menta se cruzaba entre su tono inicial. En su cuello posee una variedad aceptable de lunares, una galería de besos que reposan en su clara espalda.

Cada paso que daba, me hacía pensar una vez más porque me seguía quedando con ella, cuando era de la manera que era. Pero recuerdo la promesa y me siento más enamorado de ella. Aunque el amor sea insano, enfermo, sin remedio.

La cicatriz de Nora era profunda, y con cada vistazo el recuerdo se apoderaba de ambos individuos. La tragedia nos afectaba a los dos porque una cicatriz se robaba la atención de mi pecho.

Y ella se detuvo, cuando un sollozo ahogado resonó en la habitación. La música había parado en el momento, con un golpe sordo contra la formica del suelo. Y sus manos ya no se divisaban en el cd.

Arroje el cd lejos, escuchando como se estrellaba contra el tocadiscos y accionaba si querer una melodía pesada y moribunda. Nora se hallaba en el suelo, parecía como si hubiera sido arrojada a él y no como si se hubiera caído. Aunque su cuerpo no se movía, y tampoco parecía con intención de levantarse del suelo helado.

Y por un momento mi corazón se partió en dos. Una lagrima rodo por mi mejilla sin conciencia, mis labios y manos temblaban levemente, la sentía lejana y congelada.

Nora estaba muerta. Pero yo estaba destrozado por ello, Nora era mi todo. Esta chica me había quitado la dignidad, y me había enseñado a cómo llegar a mi límite. Ella jamás tuvo un límite, y su genialidad se evaporaba con su alma.

Por primera vez desde que empezó todo, Nora Stone había renuncia al Club del Amor.

simple stories ❊ shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora