Jacob Whitesides. Chicago.
Hoy en la ciudad de Chicago había una tormenta de nieve, una ventisca que te helaba los huesos, toda la semana ha estado nevando y el frio no me molesta en lo absoluto el problema es que la ventisca no nos deja salir mucho de las casa y lo que temía desde el lunes se había cumplido, hoy viernes Jacob, mi novio, y yo no nos podemos ver y hoy es nuestro aniversario.
Me levante del sofá y deje el libro que leía a un lado, me acerque a la ventana y al tacto de mi mano contra el vidrio me entro un escalofrió por el cuerpo, afuera estaba helando y no dejaba de pensar en Jacob.
Yo con el calor de la chimenea de mi casa aún tenía un gran frio que recorría mi cuerpo y llevaba muchos sweaters y bufandas encima, también tenía mis botas de gamuza puestas para ahuyentar un poco el frio. Desde la sala se podía oler el olor a sopa de pollo que hacia mi mama en la cocina.
Yo sabía que ella estaba bien pero de mi papa no me aseguraba lo mismo puesto que cuando nací unos años después mis padres se divorciaron, dejándome a mí como hija única. Aun así mi papa y yo tenemos una relación de padre e hija estable y soy algo cercana a la novia de mi padre, Thabata, ella tiene un niño que nació el año pasado y ella me asegura que yo soy su hermanastra y esa idea de tener un hermanito no me molestan, además Ansel es muy cariñoso y nos tratamos como hermanos.
Di otro vistazo a la ventana y el patio que hace unos días era verde y con margaritas en un cubículo del jardín ahora estaba blanco por la nieve, y las calles estaban igual abarrotadas de nieve pero de igual forma habían algunos niños afuera jugando y lanzándose nieve, pero el cielo me daba mal espina, estaba algo iluminado pero a la vez oscuro por las nueves negras que atacaban la luz del día. Suspire y en el vidrio se reflejó el suspiro, hice una media sonrisa y me volví hacia la cocina.
En la cocina estaba mi mama cortando unos vegetales y acto seguido tirándolo a la hoya hirviendo, yo me senté en la barra americana de la cocina pero mi mama seguía sin voltearse a verme.
-mama-dije casi en susurro, ella se volvió hacia mí.
-¿sí?-respondió.
-¿estás bien?-le pregunte y ella asintió.
-si estoy bien ¿qué te hace pensar otra cosa?-dijo tranquila.
-no lo sé-me encogí de hombros- te siento apagada. Apenas hemos hablado.
Ella sonrió con su típica sonrisa a medias y algo chueca.
-yo debería preguntarte si estás bien ¿Jacob aun no te ha llamado?
Yo negué y me pase el bordillo de mi sweater por mi nariz, mis ojos se cristalizaron un poco pero con el otro bordillo del sweater lo pase por mis ojos aguados, mi mama estaba preocupada, aunque ella no lo decía mucho, estaba preocupada por lo que me estaba pasando con Jacob, ella sabe que el me ama y yo lo amo a él y esta tormenta nos está separando, pero lo que más me preocupa es que aún no haya recibido ninguna llamada de él, y eso me estaba destrozando.
-Lilianne, no llores-dijo me madre abrazándome, yo me aferre a ella por el dorso y solté unas lágrimas en silencio. Ella acariciaba mi cabello suelto y apoyo su comisura de los labios en mi cabeza.-debe haber una explicación para eso.
-entonces que me dé una explicación-dije en un hilo de voz.
Mi mama se separó de mí lentamente y con su mano derecha alzo mi barbilla.
-Lily él te quiere-me aseguro ella-. Te quiere desde que te conoció.
-pero todo puede cambiar-dije zafando mi mirada de la de ella.