Capitulo 10

746 43 4
                                    

Martina

-Vamos que vas a llegar tarde-Miro a Lodo mientras termino de vestirme y la sonrío-. ¿Te encuentras bien?

-Me duele mucho el estomago, pero dudo que sea de lo que comimos ayer.

Lodo sonríe y tomas sus pinturas.

-Vamos píntate un poco, pero no mucho que es de día.

Le cojo las pinturas y me maquillo. Tengo cara de sueño, pues casi no he podido pegar ojo pensando en todo lo que he descubierto y mi ruptura con Robert. Estoy pensando más en él ahora que nunca y no es precisamente porque sienta nada, sino porque me siento culpable, me pregunto en qué momento pensé que forzar las cosas sería bueno. Termino de maquillarme y me recojo con una horquilla el pelo a un lado.

  -Me voy.

-¡Luego me lo tienes que contar todo! Y tranquila si llaman tus padres estas en mi casa.

Asiento con tristeza, y salgo hacia la puerta. Me siento fatal por mentir, pero ¿Que solución me queda? Mis padres solo me aconsejaran lo que todos sabemos, que me aleje de Jorge y sé que tienen razón, por eso mismo no puedo decirles la verdad, tengo suficiente con lidiar con mis propias dudas y pensamientos.

Me despido de Lodo y voy hacia donde he quedado con Jorge. Cuando llego veo un coche negro de alta gama con las lunas tintada, conforme me acerco veo que se baja la ventana del pasajero, miro disimuladamente hacia dentro y me encuentro con la sonrisa de Jorge, pues lleva una gorra y unas gafas.

  -Vamos entra.

No lo dudo en entro en el coche con el estomago encogido y los nervios a flor de piel, esto es lo malo de reconocer lo que se siente, que pasas de tener controlada la situación a temblar como una tonta sin remedio. Y a preguntarte constantemente ¿Lo notará?

-¿A dónde vamos?

-Confía en mí.

Le sonrío y me relajo en el asiento tras ponerme el cinturón. El coche huele a su perfume, lo miro de reojo y lo veo conducir, lo hace con absoluta destreza. Lleva la camisa arremangada y va vestido con un pantalón vaquero moderno.

-¿Los periodistas no saben tu matricula?

-De este coche no. No está en el palacio, lo tengo en un garaje aquí en la ciudad, no está comprado a mi nombre.

  -¿Falsificando documentos?-Le digo sonriente.

  -No, está a nombre de un buen amigo mío. Nunca me delataría.

-Vaya no sabía que tuvieras un amigo tan intimo.

¿Cuantas cosas no se de él? ¿Como se puede amar a alguien cuando apenas sabes nada de esa persona?

-No va a nuestra universidad, es hijo de uno de los trabajadores de mi casa, la cocinera que nos preparó los bocadillos para la playa, tenemos la misma edad  y su madre cuando era pequeño lo llevaba a la casa con ella y jugábamos juntos, nos hicimos buenos amigos, pero luego él siguió su vida y yo la mía. Pese a eso nuestra amistad no se ha roto.

-Me alegra saber que cuentas con un amigo de verdad.

-Gracias-Me sonríe mirándome de reojo.

  -¿Como se llama? Conozco a algunos jóvenes de tu edad en el pueblo, ya que a veces salimos con el hermano de Lodo. Robert era uno de esos amigos.

  -Lo que me recuerda, ¿Estás bien?

-Si, rara, pero bien. 

-Luego hablamos más tranquilos.

Mi error fue amar el príncipe ( adaptada ) JortiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora