CAPÍTULO 08

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JURASSIC WORLD
CAPÍTULO 08
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𝟐𝟎𝟏𝟓

El ambiente se había tornado tenso. El comentario de Gray era el responsable de que el pánico se hubiese transformado en vergüenza e instintos asesinos. Y Beth, en aquel instante, deseó que el Indominus Rex —nombre que Claire le había dado a aquel depredador—, la hubiese devorado para así evitar el inminente interrogatorio de Owen y las continuas miradas de Zach.

—Esperad aquí —informó el hombre aparcando el vehículo a un lado del recinto de los raptores—. Y que corra el aire entre vosotros dos, ¿queda claro?

Beth sonrió con ironía a la vez que Claire negó. A Owen la capa de hermano sobreprotector no le quedaba bien.

—Podrías haber mantenido la boca cerrada, ¿no? —ataca Zach a su hermano en cuanto los dos adultos salen de su campo de visión.

—No he contado ninguna mentira. ¿O es que me vas a negar que no habéis estado a punto de besaros?

El adolescente gruñó. Para suerte de Gray, Elizabeth intervino antes de que su hermano lo transformase en la merienda de los velociraptores.

—No es el momento ni el lugar, ¿queda claro? Y como alguno de los dos vuelva a mencionar algo al respeto, ¡que se de por muerto!

Tras finalizar su amenaza, abandonó el todoterreno. Beth había presenciado el puñetazo que su hermano le había propinado a otro hombre, y su curiosidad la empujaba a averiguar qué era lo que estaba sucediendo.

—¿Va todo bien?

—Iría mejor si lo entregara como alimento para mis raptores —aseguró, señalando a la victima de su agresión.

La morena se apoyó contra las verjas que separaban a su hermano y a los raptores de ella.

—¿Qué pasa, Owen?

—Quieren soltarlos para darle caza al Indominus Rex.

—Y por la cara que tienes, es una mala idea, ¿verdad?

—No lo sé. Por el momento es el único plan viable que hay sobre la mesa.

En ese instante, los hermanos Mitchell se situaron junto a Beth. Y, curiosos, comenzaron a bombardear a Owen a preguntas.

—¿Cómo se llaman?

—Eco, Charlie, Delta, y esta de aquí es Blue. Es la beta.

—¿Y quién es el Alpha?

—Lo tienes delante de ti —responde con orgullo.

Beth lo contempla con el mismo orgullo. Él solo había logrado domar a cuatro depredadores que hasta hace unos años se consideraban extintos. Y no contento con ello, él se había convertido en su líder.

—Deberíais poneros a cubierto —sugiere, recuperando su semblante de seriedad.

Los tres asienten. Zach y Gray no tardan en desandar sus pasos. Beth, sin embargo, se quedó estática en su lugar.

—Hagas lo que hagas, ten cuidado.

—Lo tendré.

—Prométemelo, Owen. No quiero perderte.

—Te prometo que tendré cuidado. Y te prometo que volveré a California contigo, ¿vale?

—Vale. Te quiero.

—Yo más, pequeña —con cariño, le sonrió—. Ahora vete y ponte en un lugar seguro.

Lo miró por última vez antes de seguir los pasos de sus amigos. La preocupación recorría su cuerpo. No tenía claro que iba a pasar en las próximas horas, pero estaba aterrada.

—Entrad aquí —informa la pelirroja habiendo las puertas traseras de un furgón en cuanto los tres jóvenes se acercaron a ella—. Estaréis seguros. Cualquier cosa abrir esa ventana de ahí, estaré al otro lado.

Subieron, sin decir nada. Y en cuanto Claire se aseguró de que se habían acomodado, cerró las puertas.

—Aquí no pueden entrar, ¿verdad? —Gray había optado por romper el incomodo silencio que se había formado, y Beth lo agradeció.

—Te prometo que no te pasará nada. No mientras yo esté aquí.

Intentó reprimir la sonrisa que las palabras de Zach habían causado, pero le fue misión imposible. Aquella era la actitud de la que se había enamorado, y no la engreída y socarrona que lo acompañaba día tras día desde los últimos años.

—Te pone que haga de hermano mayor, ¿verdad?

"E ahí el engreído en el que se había transformado", pensó.

—¿Se puede saber qué demonios te pasa, Mitchell?

—Admítelo, Elizabeth. Te mueres por besarme.

Se avecinaba tormenta, y Gray se había percatado. En silencio, se puso en pie y abandonó el vehículo, y veloz se introdujo en la cabina del furgón junto a su tía.

—Te lo tienes muy creído.

Zach, queriendo retomar el juego de esa tarde, acortó la distancia que lo separaba de su mejor amiga. Sus pechos chocaron, sus respiraciones se mezclaron y sus narices se rozaron. La tensión dominó a Beth, pero no bajó la guardia.

—¿Qué pensaría tu chica si te ve así?

—No es mi chica. Solo nos entretenemos el uno al otro.

Aquellas palabras bastaron para confirmar que Zach era un mujeriego, y que enamorarse de él era un error.

—Pues si quieres otro entretenimiento, estás buscando en el lugar erróneo.

—Yo no estaría tan seguro. ¿O es que me vas a negar lo evidente?

Su voz se había vuelto ronca. Un revuelo de emociones sacudió el interior de Beth. Si el chico seguía presionado, sus sentimientos acabarían cediendo y saldrían a la superficie.

—Que corra el aire —formuló en un susurro ahogado, apoyando las manos contra el pecho de Zach.

—¿Te pongo nerviosa?

De forma inevitable, dirigió su mirada a los labios de Zach. Mentiría si dijese que nunca había deseado hallarse en aquella situación. Pero se negaba a caer en las redes del mayor de los Mitchel. Se negaba a ser una más en su larga lista de conquistas.

—Apártate.

—Apártame —la reto.

Las manos de chico viajaron hacia la cintura de Elizabeth. Cuando estuvo en contacto con la joven, la aproximó aún más a su cuerpo, logrando que la distancia entre ellos fuera, prácticamente, inexistente.

—Quieres esto tanto como yo.

—No...no pienso ser una más.

—Ni yo quiero que lo seas.

Su razón se nubló. Sin contenerse, acortó de forma definitiva la distancia y le besó. Que fuese Beth quien tomara la iniciativa sorprendió a Zach; pero no tardó en continuar el beso. Un beso que ambos habían soñado en incontables ocasiones; un beso que sus "solo somos amigos" se había convertido en un deseo inalcanzable. Hasta aquel instante. 

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𝑱𝒖𝒓𝒂𝒔𝒔𝒊𝒄 𝑾𝒐𝒓𝒍𝒅 // Zᴀᴄʜ MɪᴛᴄʜᴇʟʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora