Jennifer
Ahora mismo voy camino a mi casa. Llevé a Sophie al hospital y la dejé cuidando de su hermano, de verdad espero que se mejore.
Cuando llegué a casa todas las luces estaban apagadas.
Supongo que mamá está durmiendo
Encendí mi laptop para revisar mis redes sociales y entrar a Skype. Al momento en que abrí Skype vi que papá estaba conectado y lo llamé pues hace bastante que no hablamos.
-Jenny!
-Papá! Que alegría volver a verte.
-Cada día estás más grande, Jenny.
-Siempre dices eso -dije con una sonrisa.
-Lo digo porque es la verdad.
-Cómo estás? -pregunté acomodando mi almohada.
-Estoy bien, algo cansado. Qué tal tú? Te noto algo preocupada.
-Estaba pensando en Sophie y Shawn -suspiré-. Crees que sr mejore?
-Haz estado orando, no? -asentí-. Pues debes dejarlo en manos de Dios, Jennifer; es lo mejor que puedes hacer, además de alegrar a Sophie.
-Eso creo...
-Tu madre y la de Sophie no han hablado?
Pensé unos minutos.
-Sophie no me ha dicho nada de su madre. De hecho cuando fui al hospital no la vi allí.
-Que extraño -exclamó papá-. Preguntale a tu madre si sabe algo.
-Lo haré. Haz llamado a la abuela Maggie?
Maggie era la madre de mi papá, en otras palabras, mi abuela. En realidad se llamaba Margaret pero desde que era pequeña le he dicho Maggie. Ella es quien me enseñó todo lo que sé sobre la cocina y es una de mis más grandes inspiraciones. En mi infancia pasaba mucho tiempo en su casa, por lo cual la veo como una segunda madre.
-No he hablado con Maggie -dijo papá y yo lo miré fulminante por dos razones, la primera es que yo no debería estar recordándole llamar a su madre, y la segunda es que desde pequeña establecí que soy la única que puede llamarla Maggie, es una costumbre y quiero mantenerla.
-Tienes que llamarla!
-Qué tal si vas a visitarla, Jenny?
-Bueno...
-Jenny, dónde estás? -escuche a mi madre decir.
-Estoy en la sala, mamá.
Pude visualizar a mi madre quien lucía un tanto somnolienta.
-Mamá, quedate aquí hablando con papá, yo iré a visitar a Maggie -dije rápidamente levantandome del sofá.
-Bien, pero no puedo llevarte ahora, tendrás que buscar quien te lleve.
Solté un gruñido.
A quién voy a encontrar para que me lleve? Un taxi? No, no puedo gastar más dinero.
Desesperada, llamé a Sophie para que me ayudara.
-Lo siento, Jen, sabes que estoy ocupada.