Segunda parte.

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No recuerdo mucho de primero, sólo sé que por Navidades mis padres me trajeron muchos regalos de España. Era feliz.
Mis abuelos son las personas más amables que uno puede conocer, pero como estaba a cargo de ellos, mis padres les dijeron que si me portaba mal me castigasen y yo, reconozco, me gustaba portarme mal, y más cuando me ponía a jugar con mi primo, Denis. Poco a poco iré mencionando a mis primos, tengo muchos.
Al acabar primero, mis padres decidieron que era hora de que me fuera a vivir con ellos a España y ese mismo verano me llevaron al infierno.
Lo poco bueno que había aquí era mi primo Denis que sus padres le habían traído en febrero junto a su hermana Natalia. Pasé el verano con ellos, pero recuerdo que había un par de chicos a los que no les caía muy bien y no paraban de vacilarme. Me vacilaban porque yo no sabía hablar español y me decían: ¿eres guapa? yo no entendía por lo que decía que no y se reían. Y cuando me decían: ¿eres fea? Yo por su anterior risa deducía que tenía que decir sí y entonces llegaban más risas.

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