capítulo 5

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Ya comenzábamos el segundo periodo escolar y la verdad, para ese entonces yo ya estaba más que segura que quería muchísimo a Gustavo.

Bueno, ya habíamos salido como dos o tres veces con Gustavo y eso bastó para que le fueran con chismes a Ángel, él lo creyó, obviamente porque la primera vez que salí con Gustavo, le dije mentiras a Ángel. No sabía lo que estaban diciéndole, pero era algo muy fuerte, eso era seguro, él jamás se había comportado como aquella vez que me reclamó y desde ese día comenzó a ser diferente todo con él.

La puerta sonaba muy duro, alguien estaba desesperado para que abriera la puerta de mi casa
-¡abreme! ¡abreme ahora!- dijo Ángel
Abrí la puerta,
-¡¿Qué quieres, Ángel?! No golpees así, no seas grosero- refuté.
-me aburrí, Patricia, no puedo creer que me cambies por alguien más adinerado, tanto tiempo engañado por ti, mientras que tú te acostabas con otr...
-¡cállate!- grité mientras le daba un golpe en la cara que lo botó al suelo.

No podía ni levantarse, su cerebro lleno de alcohol no podía darle para ello, sí, había tomado, había tomado mucho.

-vamos a hablar como gente normal- dije.

Entró a casa y se recuperó un poco, lo acaricié mucho, demasiado para mí, pero él era una pequeña luz en mi vida la cual no podía dejar que se apagara así cómo así.
Me dijo que había escuchado algo acerca de que me estaba saliendo con alguien de dinero, que vieron llegar a alguien en el auto y me subí en él.
Supongo que aquella persona que le dijo eso, fue uno de nuestros "amigos", pero bueno, yo le expliqué las cosas. "Yo solo le ayudo a arreglar algunas notas y cuadrar clases" dije, como si fuera verdad, hasta yo me lo creí. Igual con Gustavo nunca iba a ser nada más que eso que eramos; amigos, amigos que se quieren y ya.

Poco a poco algunas personas comenzaron a notar el cambio en la mirada de Gustavo

-¿acaso no ves cómo te mira? Le gustas, se nota- comentó su si
-sí, pero es una pérdida de tiempo- renegó Andrea
-Patricia, es increíble que no lo veas en su mirada, igual te gusta- mencionó Abril.
-pues no, no lo noto, sé que me mira igual que al resto, ya saben cómo es él y Cómo es con los demás; igual que conmigo, solo nos tomamos como amigos y ya, es una persona imposible y ustedes lo saben, solo que quieren creer otras cosas y Andrea tiene razón, sería la mayor pérdida de tiempo en mi vida, entonces tampoco me interesa- refuté casi decepcionada de mí.
-Andrea dice eso porque le cae mal, pero Gustavo no es culpable de que ella no quiera hacer nada en su materia y siempre pierda- dijo Abril mientras me clavaba la mirada y me daba un pequeño empujón.

Bueno, me gustaba que ellas mencionaran cosas como "se le nota que le gustas", pero seamos realistas, sintiera lo que sintiera, no era real, como ya lo dije; es totalmente inalcanzable e imposible algo como lo que ellas estaban diciendo.

Comenzaron más problemas con Ángel y eso era súper fastidioso. La que trataba de arreglar las cosas siempre era yo, que injusto. Quería a Ángel, pero cada vez más parecía que él ya no me quería, que estábamos juntos por tiempo o tal vez porque no teníamos a nadie más.
Yo lo entendía de cierta manera, pero con su enfermedad, comenzó a encerrarse y cuando salíamos se desquitaba un poco conmigo, comenzaron los celos posesivos y desesperados, se negaba a que lo acompañara a las citas y lo más triste, en las noches no dormía porque de un momento a otro la sangre salía de su nariz como si fuera agua. Todo lo que pasaba era horrible, me dolía verlo así, me dolía sentirlo tan mal; a veces me abrazaba y se recostaba en mi pecho llorando, preguntándose porqué le pasaba eso a él, nunca fue una mala persona y tampoco hizo nada malo, ninguno de los dos entendía porqué le pasaba a él.
Antes de conocernos, Ángel tuvo una novia, hasta donde sé, la chica parecía buena, pero no, resulta que ella dijo que lo amaba, pues los dos sentían que se amaban, después de eso estuvieron juntos, tuvieron sexo, él no se arrepentía. Después de un par de meses Ángel comenzó a sentirse mal y se lo comentó a ella, aquella persona fría y desalmada le dijo: es que ahora haces parte de mi mundo; tengo sida.
Fue el fin, el fin de todo el mundo como lo conocía Ángel.
El día que me lo dijo, fue tan terrible como el día que ella dijo eso, me sentí impotente, pero bueno salimos adelante juntos.

Los días siguieron pasando y juntos con ellos las peleas con Ángel y las salidas con Gustavo ¡me fascinaba! Cada vez me gustaba más Gustavo, en realidad era más que gusto, lo quería. Decidí acabar con la mentira y terminar con Ángel, fue duro, pero lo hice, él no lo soportó.
Ustedes dirán que soy la peor persona del mundo por haberlo dejado cuando estaba tan enfermo, pero yo no iba a engañarnos a ambos y pues yo iba a estar ahí como una amiga.

Mi mamá se dio cuenta ¡oh, mi Dios! ¿Cómo se dio cuenta? Mierda, ahora sí, todo fue peor, pero no fue tan malo, al fin y al cabo sólo sabía que me gustaba Gustavo.

Yo pensé en decirle a Gustavo que me gustaba, pero no sabía cómo, lo pensé por un mes y me lo preguntaba día tras día sin saber si hacerlo o no, mis amigas comenzaron a decir que sería muy genial, pero yo no estaba segura; soy una persona muy insegura y él tal vez se iba a alejar pero decidí hacerlo y me llene de valentía aquél día. Era descanso y decidí quedarme a hablar con él pero pensé que todo el mundo se daría cuenta y bueno me quedé junto a él al final del descanso, ese día el tenía una hora libre, nada de clases, el momento perfecto para que yo me quedara con él, comencé a hablarle y le conté acerca de una discusión que tenía con mi madre, estaba nerviosa, todo me temblaba y no sabía cómo decírselo pero se lo dije y fue increíble:

-tengo que decirte algo- le dije en voz baja y temblorosa.
-te escucho- me dijo, y en su rostro se veía esa sonrisa encantadora, llena de picardia, estoy segura de que sabía lo que iba a decirle.
-bueno, pues... es que... agg... la verdad es que... no sé cómo decirlo... bueno, la verdad es que me gustas- dije.

Hubo un grito silencioso, profundo, tanto, que no tuvo que decir ni una sola palabra para que yo me arrepintiera de haberlo dicho.

Lo que no debería sucederDonde viven las historias. Descúbrelo ahora