capítulo 2

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Yo era nueva en aquella escuela, entré al grupo de las "nerds" con valeria. Ella me ayudó mucho... bueno no, muchísimo, sin ella no hubiera podido sobrevivir.
Pase casi seis meses estando en ese grupo, era bueno, poco a poco conocía gente nueva. Al final ellas comenzaron a quererme, tal vez porque ellas eran algo prudentes y hacían todo al pie de la letra. Yo era igual, pero hubo un momento en el que comencé a ser un poco más frentera y honesta, dejé de ser tan niña y ya era algo más corrompida, pero lo normal.
Para la mitad del año comencé a socializar con la gente del curso y a conocer un poco más a cerca de ellos. Como ya les conté, había toda clase se estudiantes; los "nerds", los populares, los normales, los amigueros, etc. Para final del año ya no tenía las mismas amigas, pero todos nos unimos bastante, éramos muy comprensibles y un poco tolerantes, día a día aprendíamos a ser gente, gente de verdad. Igual nunca falta la manzana podrida de una sociedad.

A finales de ese año, en octubre,  conocí a un chico llamado ángel, él era... era... como su nombre ¡era un ángel! Podría hablarles un vida entera de cómo él era el muchacho que muchas desearían tener. Nos conocimos en mi barrio, él era nuevo y su hermanita jugaba mucho con mi prima.
Ángel llevaba a su hermana al parque y yo a mi prima, jugaron toda la tarde, en ese lapso ángel me miraba, lo sabía, sabía que yo quería hablarle y en sus ojos se veía que él también quería hacerlo. Pero ¡¿cómo no querer hablarle?! Por Dios, era divino, era alto, de piel clara, sus ojos eran negros como la noche y deslumbraban como el día. Hasta que por fin

-Hola- me dijo con las manos temblando.
-Hola- respondí aganchando mi rostro.
-¿cómo te llamas? Eres muy bonita- dijo, sentándose al lado de mí.

Esa frase fue como un disparo al pecho para paralizarme. entiendan, soy muy nerviosa y es muy raro que los chicos me dirijan la palabra, pero bueno, no soy la más linda.

-Patricia ¿y tú?- respondí
-Ángel-

Los 20 minutos después fueron miradas, en realidad fueron sólo sus miradas. Yo no era capaz de verlo a los ojos, y pensar que eran los ojos más hermosos que había visto en toda mi poca existencia y ¡no era capaz de verlos! Lo sé, era una tonta. Comenzó a hablarme de él y a preguntar por mi vida, cuando vi el reloj ya había pasado bastante tiempo. Decidimos entrar a nuestras casas.
Al parecer a su hermana no le agradaba nada que Ángel hablará conmigo, la pequeña me lanzaba miradas para matar, aunque tengo que decirles que él la regañó por mirarme de esa forma. Sí, un punto para mí.

Poco a poco los días fueron pasando y Ángel cada vez más me hablaba y me conocía, también me contaba cosas de él y me agradaba.
En un par de meses nos queríamos mucho y me llevaba muy bien con su familia, su hermana me adoraba y su madre también, le agradaba muchísimo y me invitaba a almorzar muy seguido, a mi también me gustaba que lo hiciera, aunque me hiciera un interrogatorio.

Bueno, yendo al grano, en un par de meses ya éramos novios.

Lo adoraba, en ese momento podía gritar que lo adoraba como nunca había querido a un muchacho. Sí, me gustaba mucho.
La relación fue muy buena, teníamos amigos en común y mi mejor amiga lo quería bastante.

Leidy, aquella enana era mi mejor amiga, nos conocíamos hace siete años y era hermosa, la amaba y aunque nos vieramos poco, seguía siendo la única que me escuchaba siempre sin ninguna excusa o algo así. Ella siempre estaba con Ángel y conmigo, salíamos de vez en cuando a pasar el día los tres, y ella, como cualquier mejor amiga, le decía que tuviera mucho cuidado conmigo.

Faltaban pocos días para entrar a la escuela y ya llevábamos dos meses de noviazgo con Ángel, él tiempo se había pasado bastante rápido, pero era poco tiempo, sin embargo lo quería. Perdón por repetirlo, pero en serio lo quería.
Y ahí estaba, llegó el día de entrar a clases y bueno... ya les conté como fue aquel día en el cual vi a ese personaje que me cambiaría el mundo como nadie lo había hecho; el día que vi a Gustavo por primera vez.

Esa tarde estuve con Ángel, hablamos de cómo fue mi día y lo que hicimos, preguntó por mis amigas y si había chicos nuevos. A veces los celos podían gobernar su ser, pero para mí no había lío con eso, después de todo yo creía que eso era normal en todo el mundo menos en mí.

Ángel me esperaba muy seguido en frente de mi casa cuando yo llegaba de la escuela, era muy lindo que lo hiciera, en sus ojos podía ver lo que sentía por mí y era verdadero.

Una tarde llegué a casa y vi a Ángel allí sentado esperándome como de costumbre, pero ese día era diferente, no era él, no tenía esa sonrisa en su rostro que me hacía feliz.

-¿Qué pasa?- pregunté
-¿por qué lo preguntas?-
-te conozco- gruñí
-tengo que hablar contigo-

¡¿Qué?! ¿tenía que hablar conmigo? ¿acaso había conocido a otra persona? ¿ya no me quería? Mil cosas pasaron por mi mente al escuchar esas palabras, su rostro me decía que era malo, que era muy malo para mí, o bueno, por lo menos eso supuse yo.

-me vas a terminar ¿no?- dije, soltando mi maleta.
-¿por qué piensas eso?- dijo desconcertado.
-pareciera- contesté.

Ahí lo supe, no iba a dejarme, gracias al cielo, pero ahora debía preocuparme porque si no iba a dejarme, su cara seguía diciéndome que lo que fuera a contarme, era malo y no quería verlo así, quería abrazarlo y decirle que todo iba a pasar, pero nunca me imaginé que lo que fuera a decir después fuera tan grave.

-no, no te voy a dejar, no es algo de nuestra relación, pero creo que te va a afectar igual que a mí- dijo casi llorando.
-Entonces ¿Qué pasa? Habla por favor- repliqué.
-tengo sida-

Lo que no debería sucederDonde viven las historias. Descúbrelo ahora