capítulo 3

66 1 0
                                    

Ay, estoy muy feliz. Aquí y ahora vas a conocer como fue mi historia, mi verdadera y más emocionante historia:

No podía creer lo que pasaba; estaba queriendo cada día más a Gustavo, pero bueno, ya solo podía esperar a que esa traga se fuera sola.

Ese primer periodo fue horrible, tanto en mi vida como en la escuela; todo me salía mal, me iba mal en matemáticas, era terrible y sumándole a eso todo lo que sucedía con Ángel.
Sentía que mi mundo se derrumbaba poco a poco, pero creo que eso es normal en una chica y más teniendo esa edad.

Una mañana tomé el transporte, y sin imaginarme, Gustavo estaba allí, sentado, sonriendo como siempre. Como me gustaba su sonrisa, era increíble como sonreía yo por él. Me senté a su lado y nos fuimos hablando, fue una conversación muy buena, reíamos mucho. Me gustaba como se iluminaban los ojos cuando sonreía; ahí, en ese instante descubría y afirmaba que este hombre comenzaba a gustarme. Llegamos a la escuela y cada uno se fue por su camino.

Los días eran normales; entrenar, estudiar, hablar con Ángel y dormir. Estaba bien con Ángel, a pesar de lo que pasaba éramos felices y disfrutábamos de cada segundo juntos, él me enseñó a agradecerlo todo.

-dale gracias a Dios hasta por el oxigeno- me decía

En fin, pasaban los días y yo seguía con el gusto hacia Gustavo, hablábamos en el transporte y en el almuerzo.
Un día comenzamos a hablar por Internet y era divertido. Cuando ese hombre me habló por allí yo sentí algo increíble, mi estomago se retorció como nunca, estaba feliz y era algo incontrolable. Mis amigas ya se estaban asustando, pero en algún momento tenían que aceptarlo igual que yo.

Un día salimos de clase con Valeria y Gustavo, tomamos el autobús, hablamos los tres, fue divertido, al fin y al cabo Valeria era mi amiga y quería que se llevarán bien. Llegamos a nuestra parada y Valeria siguió para su casa, Gustavo y yo caminamos juntos.
-¿tienes algo por hacer?- dijo
-No, estoy sola en casa- respondí
-¿hacemos algo? Pero nadie puede saber- refutó
-Usted sabe que yo no digo nada- le aseguré
-Bueno, la llevo a su casa y se cambia- dijo con una sonrisa en su rostro.

¡no me lo creo! Pero era verdad, me estaba ofreciendo quedarme con él, hacer algo con él y eso para mí era increíble, después de todo era mi primera vez haciendo algo como eso y estaba nerviosa, alguien podía vernos y eso era malo, era muy malo.

Llegamos a mi casa, Gustavo se quedó lejos de ella, estaba en su auto y cuando estaba llegando a la puerta de mi casa me encontré con que Ángel estaba allí, lo saludé y entré a mi casa, iba a cerrar la puerta y Ángel de repente entró conmigo, se quedó en la sala y yo me cambié de ropa.

-¿para dónde vas?- me dijo
-saldré-
-¿con quién?- dijo disgustado
-No me controles- le dije.

No debí decir eso, no debí decir nada; sabía que se iba a disgustar y mucho, sabía que íbamos a discutir y no quería, sabía que tendría que pedir disculpas después, pero solo lo dije, no lo pensé. Estaba nerviosa, no le iba a decir: Ángel, voy a salir con mi profesor llamado Gustavo porque me parece lindo y me dijo que me quedara con él. No, jamás se lo hubiera dicho, no quería hacerle daño, aunque ya lo estuviera haciendo, pero no era mi intención.

-Está bien, lo siento- dijo casi susurrando.
- {...} -
-Es que me preocupo por ti y no quiero que te vayas así- dijo abrazandome.
-discúlpame, saldré con leidy- mentí.
-vale, está bien, ten cuidado- me dijo seguido de un beso.
-adiós, te quiero-

Salí de allí casi corriendo y me subí al auto, Gustavo preguntó por la demora y dije que debía arreglar mi habitación...

Pensándolo bien dije Muchas mentiras, pero bueno, ya qué, son buenos recuerdos que siempre causan una pequeña sonrisa en mí.

Fuimos a almorzar con Gustavo y después de eso jugamos maquinitas, hablamos, fue increíble. Lo estaba conociendo como Gustavo y no como mi maestro.

-Es tarde, Patricia; es hora de ir a casa- me dijo
-No quiero irme, pero mi mamá ya casi llega-

Me llevó a casa en auto. No sabía cómo despedirme, era extraño, no quería que supiera lo que estaba siento, al fin y al cabo se iba a acabar todo lo que sentía. Adiós, solo eso dije y entré a mi casa. Pasaron unos minutos y llegó mi mamá. Sentí la tranquilidad más grande del mundo.

Estaba hablando por "chat" con él y me reía bastante, mi madre ya lo estaba notando y comenzó a preguntar cosas como: ¿con quién habla tanto? No creo que sea a la primera persona que su mamá le pregunta, pero bueno, yo le decía que estaba hablando con Ángel y las preguntas sólo se esfumaban.

-¡Patricia! A dormir ya- gritaba mi mamá desde la otra habitación
-Claro, ya apago mi teléfono- mentí de nuevo.

Coloque mi teléfono en silencio y no me detuve ni un segundo, hablar con Gustavo era espectacular, pero debía morder la almohada cada vez que reía para que nadie escuchara.
Ya era tarde y debíamos dormir los dos, había sido un día agotador y decidimos despedirnos.

Salí y fui a casa de Ángel...

-Hola, mi amor- le dije para darle un beso.
-Hola- respondió girando su cara
-¿Qué pasa?- dije confundida.
-Y eres capaz de preguntar- refunfuñó.

Quedé súper impactada con lo que oía, Ángel jamás me había hablado de esa forma, jamás lo había visto así, reaccioné muy mal.

-¿a ti qué te pasa?- dije enojada, seguido de un pequeño empujón. -Que eres una mentirosa- dijo clavandome la mirada encima.
-¡¿Qué te pasa?!- repetí
-¡tú te vas cada vez que quieres diciéndome mentiras, Patricia! Deja de ocultar las cosas- gritó.
-Hablame bien, Ángel y explícame- dije

Se había dado cuenta, pero ¿cómo? Estaba muy alterada y no sabía cómo reaccionar, pero era hora de afrontarlo, ya se había dado cuenta y no se lo iba a seguir negando.

-¿quién era el del auto?- dijo disgustado.
-es un amigo, Ángel, pero no te dije porque sabía que te darían celos, discúlpame y no lo volveré a hacer, te diré todo- dije aganchando mi rostro.
-¿un amigo tan grande para tener carro? Dime todo- me dijo.
-Está bien, es grande, sí, pero es un amigo, Ángel, te lo juro- dije penetrandole la mirada.
-igual no quiero volver a verlo contigo-

Lo que no debería sucederDonde viven las historias. Descúbrelo ahora