13.-A mi modo.

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¡No odien al Alien! LEAN.

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Se introdujo sin retenimiento alguno a su casa. Al no sentir la presencia de algún ser habitándola, se escabulló directamente a su dormitorio. Ya en este, respiró profundo soltando un estremecedor suspiro y sintiendo el agonizante latir que retumbaba en su pecho. Sus piernas se habían comportado de una manera floja al intentar regresar rápido a casa, y sin mentir, estas dolían. Cabe decir, que todo de la cintura para abajo era un mar de suplicio.

La verdad en cuestión, es que necesitaba huir de los problemas Y... ¿Saben que es un problema para Jungkook? Pues sí, su extraño hermano, TaeHyung. Sólo tenía que evitarlo en lo que restaba del día y ¡Ta-Dah! Pan comido .La fórmula de la ecuación era el quedarse aislado del mundo entero mediante la seguridad de su reparadora alcoba. Ahí se sentía tranquilo.

Fueron necesarios al menos diez minutos para que JungKook divagara entre el aburrimiento y la soledad, era en ese intervalo de minutos en los que pretendía coger el celular y llamar a Jin o a Jimin...Pero al mismo tiempo su vergüenza ajena seguía atormentándolo. No lo haría hasta considerar estar listo, o tal vez nunca lo estaría, temía él.

Correcto, con algo debía distraerse, creyó y se abrazó asimismo.

Después de un rato pensándolo, JungKook ya se hallaba descifrando ejercicios de matemáticas, que dicho sea de paso, pertenecían a la antepenúltima clase.

Un ruido irrumpió en su habitación. Se empinó en su sitio aflojando el lápiz que rozaba sus delicados dedos, que segundos atrás presionaban intensamente este debido a los continuos fallos de cálculos.

-Soy yo, ¿Me abres?-La voz masculina de TaeHyung llamaba tras la puerta.

Por las mil mierdas, ni en un millón de años que le abriría. No sin pensarlo al menos lo que le sobraba de subsistencia.

Un, dos, tres, cuatro toques bruscos que aumentaban en dureza y amenazas sino se atrevía a accederle la entrada a su pieza. JungKook permanecía bloqueado, con el miedo atosigándolo todavía. Por quinta vez se escuchó un golpe seco.

-¡Joder! ¡JungKook no me amargues y ábreme la maldita puerta!-Clamó con ímpetu el joven universitario.

JungKook, el de los oídos sordos, fijó su desatenta mirada el cuaderno de su escritorio volviendo a la tarea.

"Imagina que no hay nadie, imagina que no hay nadie."

Cerró los ojos con fuerza y se dedicó a ignorar el hecho, ansiando que el mayor se largase lo antes previsto.

-Pequeño gilipollas, no me obligues a entrar por mi cuenta ¿Eh? –espetó y la confianza en sus palabras alertaron a Kook.

Este seguía desistiendo.

-¿Con que así? Estúpido pequeñajo.-El sexto golpe-y contando-hizo que se sobresaltara en su asiento.

"El coseno del cateto opuesto es raíz de la..."

La cerradura se escuchó junto al sonido de llaves chocando entre sí, muy bien, no es como si esperara a que el mayor respetará su privacidad, pero sí que tenía pánico y su pie derecho chocaba contra el piso incesantemente.

-Ya me tienes hasta la coronilla pequeño insecto.-Entonces la puerta se abrió con tal furia que casi resonó contra la pared. TaeHyung rojo y mirada atenta, JungKook pálido e impresionado.

El mayor relamió su labio con un dejo cansado, más su aparente serenidad era engañable, como un toro resoplando a punto de clavarte las astas por el corazón, Y tú sin saber el momento exacto en cuanto lo haga. Porque JungKook sabe de antemano sobre la trastornada personalidad contraria.

My bad brother 《VKook》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora