23.-Un poco de Soju al año no hace daño.

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Era aproximadamente de noche, las luces de la casa apagadas y el ambiente tenue, un silencio sepulcral que recorría los espacios más minuciosos de cada rincón, esparciendo una sensación tétrica por cualquiera que estuviese parado sobre aquel recinto.

La puerta de entrada se abrió y una mujer de por demás decir lo ebria que aparentaba, entró dando de un lugar a otro sin saber para que dirección ir, como sostenerse sobre sus pies, o como razonar siquiera. La mujer estaba fuera de si misma, tambaleante, pero sin una pizca de arrogancia en su expresión, sino seria y tranquila, como si los ojos se le hubieran volado, perdída viendo a su alrededor sin comprender nada.

JungKook la vió entrar y fue directo a su encuentro para sostenerla antes de que desfalleciera sin poder contenerse, la cogió como a un costal de papas y se la llevó hacía el dormitorio principal. Su demacrada madre estaba en el peor estado: borracha. Al parecer corrompida de alcohol. No era nada cómodo para un hijo apreciar así a su propia progenitora y tener que ver por ella como si los papeles se hubiesen intercalado entre ellos.

-Mamá, estás bañada en licor, hueles a ediondez- Balbuceaba JungKook entre otras palabras dando a entender su desagrado, ponía muecas raras mientras la depositaba en la cama.

La mujer seguía igual de inexpresiva, a pesar de estar embriagada por mayores, continuaba callada mirando al frente o de cuando en cuando a su menor hijo.

Jungkook la deleitó en plena oscuridad, sentado a uno de los bordes de la cama y la mujer lo hizo de igual manera.

-Mi Kookie es tan hermoso- Afirmó Jiyeon con ojos brillantes y soñadores-. Idéntico a su padre.

Jungkook quizo devolver el halago pero no lo hizo porque no estaba interesado en comenzar un tema del que su madre farfullaba por horas y horas.

-Duerme- Solo replicó sugerente Jungkook.

-¿Te conté de cuando nos conocimos? -Preguntó la mujer acurrucada de cualquier forma sobre las suaves telas.

-Si, muchas, ahora duerme- Volvió a ordenar más demandante.

En realidad no se lo había contado nunca, de su padre sabía poco o nada, solo una pequeña reseña del punto de vista de Jiyeon que servía como información basíca y únicamente necesaria para Jungkook. Con lo poco que sabía bastaba.

-Él era gaupísimo, casí tanto como tú, solo que de diferente complexión, algo más fornido creo...- Empezó explicando Jiyeon emocionada pero atropellando algunas palabras que desvariaban a mitad de ser dichas. Efectos del alcohol.

-Si, el era todo un Don Juan, ahora usted señora, duérmase- Insistió el menor, enrrollando algunas sábanas sobre el esbelto cuerpo de Jiyeon.

-Nos besamos por primera vez en la cocina de tu abuela, sabiamos que corriamos riesgo, pero debo admitir que fue el mejor jodido primer beso de mi...- Rocordó la dama tendida, hipando y dejando de hablar de repente.

Jungkook se coloreó en toda la cara, mordiéndose los labios por pena, su primera vez también fue en la cocina, solo que no se trataba precisamente de un inocente beso.

Jiyeon decía incoherencias mientras cerraba los ojos de a poco, dejándose abrazar por Morfeo, empezando a respirar pesadamente. Jungkook sin embargo, no se dió cuenta pues de nuevo estaba pensando en TaeHyung, en su primera vez con él, y luego ese apasionado beso en la tarde. Dios, debía parar o perdería la cabeza debido a ese demonio de hermano mayor que tenía. Se estaba empezando a poner depresivo.

My bad brother 《VKook》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora