11. LASAÑA

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Cierro la puerta y observo a mi alrededor, no hay nadie en la calle salvo un pequeño grupo de niños en bicicleta haciendo carreras y riéndose.
Todo parece estar en calma, todo menos mis pensamientos, que se mezclan entre ellos y me dejan aturdida.
La cabeza empieza a dolerme cuando un recuerdo vuelve a mi mente, he salido para correr y aclararme, no para confundirme más.

Giro a la derecha y por un instante se me ocurre pasar por casa de Bless y marchar juntas pero lo último que necesito es su charla inagotable durante todo el camino, así que sigo corriendo en línea recta en dirección al río.
Noto el contacto de algo frío contra mi rostro y levantó la mirada al cielo sin disminuir la velocidad, nubes grisáceas cubren el cielo y colándose entre ellas se dislumbra el brillo del sol. Otra gota cae sobre mi rostro, está comenzando a llover. Me dirijo a las escaleras que dan a la ribera, avanzo con paso firme y me detengo en el cruce que me separa de mi destino, vuelvo a mirar el cielo y veo cómo las nubes se han vuelto más y más oscuras, parece que va a haber una tormenta.
Con disgusto cambio el plan, no voy a correr por la ribera, la lluvia embarrará el sendero y será imposible no acabar toda sucia. Con desgana, vuelvo a casa corriendo.

El coche de mi madre ya no está, tengo el sentimiento de que había estado esperando a que me marchase para huir por unas horas de los muros que la retenían. Se lo que le ronda a mamá por la mente y no es necesario ser un genio para darse cuenta de que algo está rondando por su cabeza. La manera en que mira a mi padre últimamente, sus discusiones a voz baja todas las noches y la ausencia de papá estos días. Todo ello solo puede hacerme llegar a un lugar y supongo que es el mismo al que mi madre llegó hace ya un tiempo, mientras yo estaba siendo demasiado egoísta como para reparar del sufrimiento por el que ella ha estado pasando. Sé que el viaje de mi padre no ha sido por negocios, puede que incluso esté en la ciudad, con otra mujer o tal vez un hombre, nunca se sabe.

Noto un rugir en las tripas, hace horas que no he tomado nada y me muero de hambre. En la nevera encuentro un plato con lasaña casera de mamá y eso me hace sentir peor, si es posible.

-He estado pensando en un chico al que ni siquiera conozco mientras mis padres pasan una crisis. Tal vez incluso se divorcien. Menudo desastre de hija...

Me siento en la mesa del comedor, preparada para abalanzarme sobre mi cena pero antes de poder saborearla, suena el timbre y molesta, voy a abrir la puerta.

-¿Qué hay Alice?

-¿James? - digo con voz temblorosa- ¿Qué estas haciendo aquí?

-Perdón, no sabía que había llegado en mal momento. Sólo quería... Bueno, en realidad sólo quería verte. Dar un paseo tal vez...

Por su tono de voz se percibe que lo he herido y rápidamente corrijo mi tono a modo de súplica.

-No, no. No es eso, perdona. Me has pillado a punto de comer y si no lo hago me pongo un poco agresiva, ya lo sabes - James me sonríe con su radiante sonrisa y me hace un gesto con la cabeza.

-Te importaría si entro en tu casa un momento, ya sabes, estoy calado.

Las palabras de James me hacen salir de mi ensimismamiento y me fijo en él, su pelo negro está chorreando agua y hace que sus mechones de pelo, algo largos, se le peguen al rostro. Sus pantalones vaqueros deben de pesar una tonelada con el agua y la camiseta negra se le pega al cuerpo marcando sus abdominales.

-¿Alice? - dice él- ¿Me has escuchado?

Noto cómo la sangre a acude rápidamente a mi cara y maldigo mentalmente mi piel clara que siempre me traiciona.

-Sí, perdona, yo solamente estaba... - corto lo que estaba diciendo y le abro la puerta bruscamente para que pueda pasar- ¿Quieres tomar algo? Estaba a punto de tomar lasaña de mi madre, puedo servirte un poco si te apetece. Oh, también puedo darte algo de ropa de mi padre.

-Acepto las dos proposiciones.

-Genial, ahora mismo vuelvo. Un momento.

Voy corriendo al dormitorio de mis padres, cojo unos pantalones y una camiseta.

-No sé si te irán bien pero es lo único que tengo -le tiendo la ropa y nuestras manos se rozan, noto un cosquilleo que me recorre el brazo entero y eso me hace sentir como una completa estúpida- el baño está donde siempre.

-Gracias.

Me giro para ver cómo James se dirige al baño, me lo imagino al otro lado de la pared, sin camiseta...

Pero qué demonios te pasa Alice. ¿No recuerdas cómo te rompió el corazón? ¿Acaso quieres que lo vuelva a hacer?

-No, no lo quiero - digo en voz baja, pero inconscientemente, me toca la zona donde la mano de él ha rozado la mía y no puedo evitar sonreír.

Hiiiiiii

sí, sí. Lo sé. Soy un completo desastre, peeeeeeeeeeero...

Hoy he subido YEEEEEEY :D

Espero de veras que os guste el capitulo, espero que os acordéis de votar y comentar alguna cosilla.

Os amo por haber esperado tanto <3

El síndrome de Alicia en el País de las MaravillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora