8. SECUESTRO

1.2K 71 13
                                    

Los gritos desgarradores de mi madre despiertan a cada uno de mis sentidos poniéndolos alerta, actúo rápido tirando el bolso al suelo de la entrada, cerrando de un portazo y echando a correr en busca de mi madre. Sus estridentes alaridos se escuchan por toda la casa, subo las escaleras y miro en los dormitorios sin suerte, bajo al piso de abajo y agudizo el oído. Al principio solo escucho los fuertes latidos de mi desbocado corazón, pero entonces mi madre vuelve a gritar.

— ¡Ayuda! ¡Por favor!

Un veloz pensamiento pasa por mi mente, el único lugar al que no he ido a mirar, retomo mi carrera y cruzo la casa en dirección al garaje. Nada más llegar a la puerta me detengo e intento averiguar si hay alguien, pero solo escucho los lamentos de mi madre, lentamente abro la puerta y miro en el interior.

—Mama...Soy yo... He venido a por ti. — Susurro. Ella está en una silla, sus manos y pies fuertemente atados a la silla intentando inútilmente soltarse, amargas lágrimas corren por su rostro y un pedazo de cinta adhesiva medio despegada cubre su boca. —Tranquila, estoy aquí y voy a quitarte esto de la cara. Va a doler un poco pero intenta no hacer ruido.

Me dispongo a ayudar a mi madre cuando la miro y veo que algo no va bien, sus ojos abiertos de par en par miran a un punto detrás de mi . Antes de que me dé tiempo a actuar, alguien me agarra el hombro desde atrás, instintivamente me giro y no doy crédito a lo que ven mis ojos.

—¡¿Tía Jane?!

—Alice, cariño ya has llegado— dice mi madre mientras se desata los pies.

—Pero...No entiendo...

—¿es que tu madre ha sido tan sin vergüenza de no contarte nada?

—¿Contarme qué? —pregunto aturdida y con el corazón aun en la boca.

—Tampoco es tan importante, tu tía y yo nos hemos apuntado a un cursillo de teatro y estábamos representando la escena en la que me secuestran.

—Hermanita, le has dado un susto de muerte a tu hija.

—No pasa nada, me alegro por vosotras. De todas formas, últimamente estoy un poco paranoica. Creo que voy a subirme a mi cuarto a descansar.

—¿No quieres quedarte a tomar un té con nosotras? He traído pastel.

—No gracias, estoy cansada y eso...

—Te guardaremos un pedazo— les doy dos besos a ambas en las mejillas, me cojo una manzana al pasar por la cocina y subo a mi habitación

«estoy volviéndome completamente loca»

Me siento en mi escritorio, enciendo mi portátil y entro en la pagina "el síndrome de Alicia en el país de las maravillas", últimamente he estado muy ocupada con mis paranoias y no he tenido tiempo de proseguir mi investigación.Entro en la última publicación y comienzo a leerla, el chico ha pedido que le hagan respuestas y el las ha respondido, por un segundo pasa por mi cabeza el pensamiento de hacerle una pregunta, pero por el momento prefiero saber un poco más sobre él.

»P: ¿Cuál es tu libro favorito?

R: Me lo pones muy difícil... Creo que no puedo elegir ninguno, hay tantos que me gustan y tantos por leer...

P: ¿Eres gay?

R: ¿Mike eres tú?

P: Eres gay

R: ...

P: ¿Cuántos años tienes?

R: 19

P: ¿Te casas conmigo?

R: *tose*

P: ¿Cuánto mide?

R: Mi... ¿Mi altura verdad?

P: No

R: Socorro

En fin chicos, como las preguntas se han vuelto un poco incómodas, esperaré a que gente normal haga preguntas normales y las responderé como es debido.«

Termino de leer y me doy cuenta de que he estado todo el tiempo mordiéndome el labio, hasta el punto en el que estoy sangrando. Voy al lavabo, me limpio y vuelvo al portátil. Finalmente me animo y le hago una pregunta: ¿Cuál es la historia de tu vida?

Apago el ordenador y me tumbo en la cama mirando el techo. Escucho un sonido en la ventana, lo ignoro, pero unos segundos después vuelvo a escuchar el sonido de un objeto chocando con mi ventana.

—Vamos Alice, no me dejes aquí fuera...

El síndrome de Alicia en el País de las MaravillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora