Sangre carmesí

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Dolor. Eso era lo único que ella sentía. Las cadenas la sujetaban por las muñecas al techo, su cuerpo se balanceaba por estar suspendido en el aire y sus heridas sangraban mas y mas. 

La pequeña habitación en la que estaba se ilumino cuando la única puerta que había se abrió. Sus ojos se cerraron con miedo y contuvo la respiración esperando. Esperando sentir más dolor, esperando que siguieran torturándola, y a pesar de haber perdido toda esperanza siguió esperando a que algún milagro sucediese y fuese libre.

Ella ni si quiera sabía porque le estaban haciendo esto, no había hecho ningún mal a nadie, ella no había hecho nada. Ella simplemente estaba caminando tranquilamente por la calle cuando la dejaron inconsciente y cuando despertó empezaron a torturarla de miles de formas diferentes y dolorosas.

Sus gritos de dolor resonaron por toda la habitación al sentir una y otra vez como el látigo la golpeaba en la espalda. En sus mejillas habían gotas que se deslizaban hacía su cuello, sinceramente no sabía si eran lagrimas o sangre, tal vez ambos.

Cuando sintió que el látigo estaba a punto de golpearla de nuevo cerro los ojos fuertemente mientras se mordía el labio, pero en vez de sentir dolor sintió como una fuerte ráfaga de aire le alborotaba su pelo negro como la noche haciendo que sus rizos se enredasen. Pasaron unos minutos en los que solo se oía su respiración y cuando abrió los ojos se encontró a una figura encapuchada al lado del hombre inconsciente que había estado torturándola.

-Que desperdicio.- La figura se quito la capucha mostrando a un hombre. No podía ver bien sus rasgos por la oscuridad pera ella juraría que por un segundo los ojos del hombre brillaron.- ¿Cuál es tu nombre, palomita?

El chico era demasiado raro y tenía una mala sensación sobre él, pero aún así ella respondió.- Amy.

-Dime Amy, ¿qué es lo que más deseas?

-Vengarme.

El chico alzo una ceja sorprendido, obviamente él no esperaba eso, volvió a mirarla de arriba abajo, sin embargo esta vez no la estaba evaluando como antes, ahora la observaba con una curiosidad increíble, era como si hubiese descubierto algo nuevo y magnifico, e incluso en la oscuridad ella sintió como él sonreía enormemente.

-Supongo que es el momento de que dejes de ser una linda palomita inocente...- Ella lo miro confundida mientras daba vueltas a su alrededor.-...y te conviertas en una hermosa flor.

Lo siguiente que Amy sintió fue algo presionado en su boca y un sabor metálico y dulce recorrerle la garganta. Sangre. Él le estaba dando de beber su sangre. Observo fascinada como sus heridas dejaban de sangrar y el dolor desaparecía, pronto su piel no tenía ninguna herida o cicatriz, la única evidencia de que había sido torturada era la sangre que manchaba la mayor parte de su vestido blanco. Dio un pequeño grito cuando sintió que algo la mordía fuertemente en el cuello y sus ojos se encontraron con unos verdes antes de cerrarse por completo.

-Un mundo nuevo te espera.- Lo último que recordaba antes de que se desmayase fue como sus muñecas eran libres de las cadenas y unos fuertes brazos la rodearon  -Nos vemos a tu despertar, mi amor.- Mientras estaba en la inconsciencia rodeada de oscuridad ella sentía como su cuerpo cambiaba, como su corazón dejaba de latir, como le ardía la garganta.

Cuando sus ojos plateados se volvieron a abrir se encontró tumbada en una cama de matrimonio de una habitación bastante elegante. En la mesilla de al lado había un vaso con una bebida oscura que la atraía demasiado, sin dudar se bebió todo el líquido de golpe haciendo que unas pocas gotas se deslizasen por sus labios.

-Es la hora de la venganza, ¿no?- Amy asintió a la pregunta del chico mientras distraídamente se pasaba la lengua por los labios atrapando unas gotas de sangre carmesí.

-Que empiece el juego.- Susurro ella mientras sus ojos brillaban con oscuridad, sus labios formaron una sonrisa de lado haciendo que unos colmillos sobresalieran.

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