Luego de aquella declaración por parte de su Gruñón, las cosas cambiaron, ya no lo veía tan seguido y si lo hacía era sólo para hablar sobre su inminente rechazo, pero ya ella no podía hacer nada.
Volvió a sus anteriores métodos, hallar clientes en el bar, aunque ahora ya no le iba tan bien como antes, pero le tocaba conformarse con lo mucho o poco que podía hacer, aunque sea le alcanzaba para comprar eso que la mantenía lejos de todos sus problemas.
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Iba de regreso a casa, el día de hoy había sido patético, o eso creía hasta el momento en que alzó su mirada.
Frente a ella había un hombre joven, de porte sencillo y totalmente rubio, el cual se hallaba despotricando a diestra y siniestra mientras pateaba la llanta trasera de su viejo Volkswagen, por lo visto se había averiado.
—¿Necesitas ayuda?— Preguntó ella con su porte siempre dulce, al menos algo de su verdadero ser aún seguía con vida.
Él al oír esa hermosa voz se detuvo en seco, se siente un tonto en toda potencia, nada lejos de la realidad.
—No, tranquila, estoy bien— Tartamudeó, hasta que las palabras lograron salir, al momento en que su rostro adquirió un tono rojizo para luego no decir nada más.
«¡Oh! ¡He hallado a mí Tontín!» Pensó Bianca luego de ver la reacción del joven. No era igual de bajo y calvo que en la caricatura, pero ella era conforme.
—¿Qué haces a estas horas fuera de casa? Es muy peligroso— Comentó él, para luego caer en el mutismo.
—Que ternura— Pensó ella, el verlo avergonzado era realmente entretenido.
—Vuelvo del trabajo a casa, hoy no fue un buen día para muchos, ¿no lo crees?— Él sólo afirmó con un pequeño asentimiento de cabeza —al parecer los ratones le comieron la lengua— pensó Bianca divertida.
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Luego de ése pequeño encuentro, existieron muchos más, donde él le decía verdades y ella mentía sin contemplaciones, su Tontín no hablaba mucho, a veces lo creía mudo.
Él creía que Bianca era tan pura como la nieve, que su cuerpo era un templo sagrado y que era la reencarnación de ése cuento al cual su apodo hacía referencia, él no necesitaba de espejos parlantes para saber lo hermosa que ella era, ni de imaginarse a el jefe desvergonzado de Bianca, para hacerlo acreedor del título de «Bruja malvada».
Para él, como su Tontín, tal y cómo Bianca le había apodado; ella lo era todo, si hasta estaba dispuesto a ir a una mina y trabajar hasta desfallecer, sólo por protegerla y ver ésa sonrisa hermosa plasmada en su rostro.
Pobre Tontín que vivía en un manto de mentiras, ella ya no era tan pura como el creía, ni se sentía tan hermosa la verdad, pero había algo que sí apoyaba y confirmaba al estar cerca de dicha persona.
Patrick, la viva imagen de la Bruja Malvada, sólo le faltaba ese traje negro que tan mal le quedaría y el deseo insano por verla muerta y tener su corazón puesto en la mesa, literalmente. Él había logrado destruirla de a poco, pero eso era lo que menos importaba.
A ella le había tocado comprender que la realidad en muchas ocasiones, está sumamente apegada a la ficción.
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Historia del pecado #BlueAwards17
Mystery / ThrillerHistoria ganadora del segundo lugar de los #VanirAwards2017 en la categoría Misterio/Suspenso. Historia ganadora del tercer de los #BlueAwards2017 en la categoría Misterio/ Suspenso. Esta historia se halla participando en los @PremiosGemasPerdidas M...