Historia del pecado #BlueAwards17

Acto Final

Dicen que la cordura pende de un hilo sumamente frágil, que este en cualquier momento se podría llegar a romper y cuanta razón tenían, porque la cordura de nuestra hermosa protagonista ya se había ido muy lejos para jamás volver.

Sus alucinaciones eran más recurrentes y se había aislado en su mundo de fantasías, sin saber que afuera, en el mundo real, muchos estaban tras su pista, su desaparición repentina los tenía a todos con el alma en la boca. Ya tenía días de no pisar el lugar donde vivía con su padre, y este estaba sumamente preocupado, había dejado a su pequeña sola por mucho tiempo, pero tuvo que hacerlo para poder salir de sus vicios y sacar adelante a su pequeña familia, pero ahora resulta que su pequeña tiene más de dos meses desaparecida, tanto de su trabajo como de su hogar, estaba desesperado, no sabía qué hacer.

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Estaba arrepentido de todo, sí, claro que lo estaba. Jamás hubiera deseado que todo esto estuviera sucediendo, si tan sólo no se hubiera encaprichado con ella, pero es que era realmente hermosa y él tenía mucho de no haber compartido cama con nadie, pero como bien dicen, el fin no justifica los medios. Está consciente de todo el daño que le causó al haberla tomado a la fuerza.

Hace días su padre había aparecido por su bar preguntando por ella, por su pequeña Bianca y allí su mundo se desmoronó, nunca debió haberla metido en el mundo de las drogas, ella tan pura como la nieve. Ya tiene tres meses desaparecida, nadie sabe de ella y eso le preocupa.

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La mujer que ama desapareció hace poco más de cuatro meses y eso lo está matando, a él no le importaba que vendiera su cuerpo por dinero o que se drogara antes de estar con él, eso poco importaba, con sus influencias y dinero podría sacarla de ese mundo, pero ante todo, lo primero era hallarla sana y salva, y él como su Gruñón, lo lograría.

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Realmente era un Tontín, tal cual como ella le decía, ¿cómo no sospechó lo mal qué estaba ella? Es decir, nunca se imaginó que ella metiera algún tipo de sustancia extraña a su cuerpo y esta la estaba dañando, por eso decía incoherencias tan seguido, por ello le preguntaba si había ido a la mina a buscar diamantes junto a los demás Enanitos. Y justo ahora luego de cinco meses de su desaparición era que tomaba en cuenta todas estas raras acciones realizadas por Bianca o como ella pedía que le llamara, Blancanieves.

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Tiene días pisando el mismo bar donde ella trabaja, durmiendo en la misma mesa esperando a que ella venga a despertarle con su voz melodiosa y su peculiar «Arriba Dormilón, es hora de cerrar»

Lleva mucho esperando por ello, pero nada que su deseo se cumple, nada que su hermosa llega por él, la agonía estos seis meses, todo se ha vuelto realmente doloroso, casi no lo soporta.

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Hoy volvió a ver a la chica que lo llamaba Estornudos, le compró un poco más de lo mismo, y se fue cantando y gritando que hoy era el gran día, no sabía a qué se refería, pero no le prestó atención, la chica tiene siete meses viviendo en una casa abandonada de su peligroso barrio, le decían Blancanieves porque ella quería que la llamaran así, pues ella decía que vivía con Siete Enanitos, realmente está loca.

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Caminaba tranquilamente, nuevamente Sabiondo dándole indicaciones, hace mucho había acabado con la impostora, la había dejado sin sus portales, por eso había tanto cristal roto por el piso. La Bruja Malvada siempre tocaba la puerta pero ella no se dejaría engañar, ya había acabado con su enviada, ya no podía hacerle daño, claro que no.

Hace mucho los siete le decían sobre el Gran día, que cuando este llegara ella debía seguir sus instrucciones, según Feliz, ése día había llegado. Realmente no se imaginaba lo que sus alucinaciones le tenían preparado.

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Le habían pedido que se arreglara más hermosa de lo que era, que usara ese lindo vestido blanco, azul y rojo que le habían regalado, pero no recordaba quién se lo había obsequiado.

Estaba todo casi listo, estaba a pocas horas de saber de qué se trataba ese supuesto gran día, pero algo en la sonrisa de los Siete Enanos no le gustaba, lo dejaría pasar por el momento, ellos nunca la dañarían. O eso creía ella.

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¡Oh! Preciosa y hermosa vida efímera. Le causaba gracia, realmente sí, todo era muy chistoso. Se preguntarán quién soy, pues para éste caso puedo ser el leñador que mató a Blancanieves y llevó su corazón a la Malvada Bruja, pero creo que me hicieron todo el trabajo mucho más simple. Mis manos no se han manchado con nada, se las puedo mostrar si quieren.

Y aquí estoy, observando ese bello cuerpo sin vida ¿Quién lo diría? Sus propios protectores la llevaron a dormir por siempre, realmente muy gracioso e irónico. Sólo me queda ver como aquel líquido vital abandona el cuerpo de nuestra desdichada protagonista. Pero la curiosidad los debe estar carcomiendo, ¿o me equivoco?

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Luego de haberse alistado tal cual los Enanitos se lo pidieron, tuvo que arreglar todo para el momento especial. Una daga brillaba sin pudor alguno sobre la mesa, una rosa y su inseparable nieve. Inhaló un poco de esta para tomar coraje, así le había dicho Feliz, pero nunca le había explicado para qué debía tomar coraje. A él, todo eso le pareció realmente entretenido, seguiría presenciando aquella tórrida obra hasta que el acto final se llevara a cabo.

La daga había cortado una de sus muñecas, la había dicho Gruñón,  que debía hacerlo para sacar todo el veneno que la Bruja Malvada le había dado sin que ella supiera, cuanta ingenuidad ¿no les parece?

Y ahora podía ver como la pequeña había caído en su error, sus «Enanitos protectores» No eran ni más ni menos que los demonios de su corrompida mente, los cuales buscaban deshacerse de ella, y vaya que lo lograron muy bien. Y es aquí donde hago acto de presencia, donde decido revelar mi identidad al ver que ese pobre ser atormentado ha dejado de respirar y las lágrimas han dejado de emanar de sus ojos. Pues sí, había comenzado a llorar luego de ver su error, a pedir clemencia y ayuda a todo ser existente. Qué lástima, nadie te podía escuchar, te dan por desaparecida pequeña, nada lejano a la realidad. Recurrentemente gracioso, ¿cierto?

Y aquí es donde decido darle fin a este cuento, es en éste tipo de situaciones en donde La Muerte les dirá, que jamás existirá un «Felices por siempre»

Bianca desde el más allá se los podrá corroborar. ¡Oh, claro que sí!

Yo soy quien decido si la historia debe finalizar, la escribo a mi gusto, y Bianca ha sido una excelente protagonista ¿no lo creen? Una tragicomedia digna de recordar, al menos para mí.

Y recuerden, muy pronto nos veremos, el día en que sus historias deban finalizar, el día en que el pecado los consuma hasta el grado de enloquecerles, pero por el momento esperaré el momento con las ansias bullendo en mi ser y con la diversión plasmada en mi rostro, pero hasta entonces, espero me puedan entretener.

             
                Con cariño. Firma.

                        La Muerte.