parte iii

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―¡Hey, Harry! ¡Por aquí! ―llamó Niall a la chica de cabellos castaños. No llevaba el pelo recogido ese día, sino suelto y cayéndole por los hombros, formando suaves firuletes en las puntas.

Estaba sonriendo, pero parecía nerviosa cuando se sentó junto a ellas. Aparentemente las tácticas disuasivas de Louis habían funcionado cuando la vio aquella vez en el baño, porque Harry parecía tener bien en claro, finalmente, que ella no tenía la paciencia para lidiar con sus estupideces.

―Iba a pasar por tu casa en un rato, se me ocurrió la mejor idea para el parche... ―dijo Niall, después de que saludara tímidamente.

Siguió hablando, pero Louis no estaba prestando atención. Debajo, en el campo, los chicos jugaban a la pelota, alentados por el entrenador. Ashton estaba en el banco, junto a Julian, y hablaban. Eso a Louis le ponía los pelos de punta.

―¿Tú has pensado en algo, Lou? ―dijo Harry. Louis la escuchó porque la tomó por sorpresa ese nombre, con esa voz tan nueva y extraña―. Louis ―se corrigió en seguida.

―No estoy realmente interesada en los parches, Haz―respondió. Niall la miraba como pidiéndole "por favor", pero no fue realmente eso lo que cambió su tono. Es que Harry tenía un gesto esperanzador en los ojos y en las manos, arremolinadas en sus rodillas. Se veía como si realmente le importara agradarle y ya la había asustado demasiado de todas formas. Por eso, fingió su mejor sonrisa, y agregó―: pero, gracias.

La sonrisa de Niall, después, fue contagiosa: rosada, brillante, redonda, dulce.

Un rato después, mientras Harry hablaba tonterías y Louis estaba recostada en las gradas, dejando que el sol le calentara los párpados, la mano de Niall encontró la suya en la sombra fresca de su costado y la apretó suavemente.

Significaba "gracias", Louis lo sabía. Por intentarlo, al menos, por portarse bien. Fue un instante apenas, poco más que un respiro, pero eran instantes como esos que valían a Louis como el tiempo entero, el mundo, la esperanza de un futuro. Se sentía como vapor, húmedo y libre; Niall la tocaba y Louis pensaba que no todo estaba mal, que aún le quedaba algo que no estaba marcado, ni revuelto, ni perdido. Aún era Louis, cuando estaba con ella.

El sol le quemó las mejillas cuando sonrió.

Era algo gracioso, ¿verdad? Que fuera Niall la que dijera las gracias.

X

Esa noche, mientras volvía a casa por las calles desiertas pintadas del naranja eléctrico de los faroles, escuchaba los Arctic Monkeys en su celular y no le importaba una mierda.

Ni la voz de Alex Turner, ni la de Marcus cuando llamaba "puta", ni el sabor amargo de la mentira que le hervía como burbujas en la lengua, ni las rodillas del jean humedecidas del vapor de las duchas, ni las lágrimas nuevas remarcando el surco de las secas en sus mejillas.

Todo en lo que pensaba era en Niall y en una conversación absurda, como traída por un eco lejano, sobre parches, y bandas de los '80 y frases que eran, como que súper graciosas, quitadas de contexto.

X

―Mira, Louis, me agrada Ashton y lo sabes ―dijo Jay en un murmullo extraño que sonaba como un grito. Fuera de la cocina, las mellizas jugaban con Dan, el novio de su mamá y se reían tan fuerte que a Louis le dolía―. Pero no puedes aparecer en casa a las nueve de la noche, ¡ni siquiera respondes el celular!

―La batería se murió ―mintió, mientras apilaba los platos en el mesón, contándolos.

―Que celular gracioso que tienes, nunca anda ―se burló con un tono sarcástico que era bastante hiriente. Se tomó un momento y luego de suspirar, agregó―: ¿Siquiera estás usando protección?

mad sounds, in your ears / girl!lourryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora