Prologo.

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Uno...dos...tres...

Reachel recordaba como su madre le decía que los números eran la mejor solución. Ella nunca lo creyó, pero ahora, los consejos que le había dado le eran inmensamente útiles.

Cuatro...cinco...seis...

La extrañaba. Muchísimo. Reachel no sabia por que merecía este sufrimiento. Extrañaba a su madre, a su padre, a su hermano y a sus amigos, pero no había nada que ella pudiera hacer.

Siete...ocho...nueve...

Por milésima vez trato de no llorar. Quería ser fuerte, valiente, temeraria. Pero no podía, estaba demasiado devil. Le dolía su cuerpo, cada pequeña parte de el.

Diez...

Lo escucho. Inmediatamente se tenso y trato calmarse y fingir que dormía. Pero no podía; con cada paso que el daba los ojos de Reachel se perdían en un río infinito.

La puerta se abrió, dejando entrar la luz al cuarto.

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