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— ¿Te gusta este?

Nos pusimos de pie delante de un pequeño mercado al aire libre, no demasiado lejos de casa. El mercado tenía unos vestidos que fluían libremente por el fresco viento. Meredith escanea con cuidado el vestido. Tengo que admitir, es hermoso. Pero me concentro en la plaza a medida que se llena de gente.

—Clarissa, ¿me escuchas?

—Sí. Me encanta. —respondo monótonamente.

—Ni siquiera lo miras, —ella se queja.

Me doy la vuelta y sonrió. — ¡Es hermoso! ¿Feliz?

—Vaya... Gracias, —ella bufa.

Dirijo de nuevo mi atención a la plaza. Las personas se agolpan frente a un gran escenario. Un coche inmaculadamente blanco se estacionó detrás de él, haciendo que las personas se animaran. El conductor salió, vestido con un traje negro lleno de adornos dorados y medallas pequeñas, y extendió su mano para abrir la puerta del coche. Otro hombre vestido similar salió del coche y se puso de pie con calma al lado del conductor.

Un hombre y una mujer, probablemente alrededor de sus treinta y tantos años, salieron del coche. Vestían ropa pulcra y adecuada, y comenzaron a caminar hacia el escenario. La gente de repente se colocó en posición de arco como si debieran respeto a la pareja.

Me vuelvo a mirar a Meredith que ha hecho lo mismo. Soy una de las pocas personas que no se irguió en la multitud.

Ella me da una mirada—. Inclínate —ella susurra. Sin dudarlo, hago lo que me dice. Los otros pocos que no lo hacían recibieron una furiosa mirada del hombre mayor pero aun guapo. Él llama y un grupo de hombres con el familiar uniforme aparecen de inmediato. Con enfado les susurra algo y salen, caminando en dirección a aquellas personas que estaban de pie con la espalda recta. Ellos los obligan a arrodillarse, manteniendo los cuchillos en sus cuellos. La multitud hace un silencio sepulcral.

—Buenos días, leales súbditos. —La vos del hombre, finalmente, lo corta a través del micrófono. La multitud levanta sus rostros hacia él y su mujer.

—Como ustedes saben, hoy se cumple un nuevo aniversario. En honor a mi leal hijo, os invito a todos a asistir al palacio para una noche de celebración. Por favor, asegúrense de seguir nuestro estricto código de vestimenta ya que solo el bien vestido, se le permitirá el paso. Cualquiera que luzca como un vagabundo se le echara del palacio inmediatamente. Por favor, sigan adelante y espero verlos a todos mañana por la noche. —Termina con un rugido de aplausos.

El da a sus hombres un simple movimiento de cabeza y pronto entran a la camioneta. Uno de ellos cierra la puerta, dando varios gritos y el auto finalmente se aleja. Me apresure a acercarme a Meredith cuando ella me hala lejos del mercado.

No hagas eso de nuevo. —susurra preocupada.

—N-No sabía, ¿quién es ese?"

—¡¿En serio?!

Yo tímidamente observo a nuestro alrededor y le doy un rápido asentimiento. Las dos empezamos a caminar lejos de la plaza.

—Ese, Clarissa, es nuestro rey. —añade.

Ahora, puedes pensar que soy una completa idiota por no saber esto. Para ser honesta, no estoy familiarizada con el ideal del rey. Viniendo de América, realmente no estaba acostumbrada a hacer esto, porque no hay tal cosa como 'Su alteza real'. Me fui de América para vivir aquí en Inglaterra. Pensé que al expandir mis límites, me ayudaría a acostumbrarme a diferentes situaciones. Honestamente me encanta viajar. Es por eso que termine aquí.

Mis padres no estuvieron tan de acuerdo con esto, lo llamaron un 'Movimiento idiota'. Una y otra vez me advirtieron acerca de que rompería conexión alguna con ellos pero yo simplemente me encogí de hombros. Estaba cansada de estar encerrada en casa. Estaba cansada de todo eso. Por lo tanto, hice mis maletas y me dirigí aquí.

Pompous | español.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora