Arc. 1 Cap: 4 Canna, la pintora que no pudo serlo.

61 5 0
                                    

Después de un largo viaje, cuando Mako y Drekk al fin llegaron a Modaer, Drekk le dijo a Mako.

Drekk: -Bueno, llegamos, Modaer, la ciudad del pecado, yo alguna vez viví aquí, luego vi la luz y la verdad se revelo ante mi...-

Mako: -no me digas, "y así fue como conocí a Dios y me volví uno de sus siervos y bla bla bla".- Dijo él con tono sarcástico.

Drekk: -Mas o menos, sacando el sarcasmo, creo que mi viejo apartamento sigue ahí, intacto.-

Mako: -¿Pero eso fue hace años, no?-

Drekk: -Sep.-

Mako: -¿Entonces como es posible que siga desocupado tu apartamento? Seguro ya lo vendieron.-

Drekk: -No creo, esta es una ciudad casi muerta, ya nadie viene aquí, todos tienen miedo de este lugar, aquí es donde los hombres liberan su verdadero ser, cumpliendo los mas oscuros deseos que tenían, que fueron escondidos en lo mas profundo de sus corazones, por que querían ser buenas personas, pero esta ciudad tiene algo...que lo libera...y por eso nadie viene aquí.-

Mako: -Eso quiere decir que seguro intentaran matarnos, robarnos o violarnos, ¿no?.-

Drekk: -Seguramente, pero tu no los dejaras, ¿verdad?-

Mako: -Claro, sobre todo lo de la violación...-

Después de esta corta charla llegaron sin ningún problema a un edificio, pero todas las personas los miraban con desprecio, maquinando contra ellos.

Drekk: -Este es el edificio, suerte que no tuvimos ningún problema.-

Mako: -bueno, entremos, que es mas seguro allí.-

Al entrar en el apartamento y encender las luces, la putrefacta habitación, llena de insectos y otras criaturas sucias que al encenderse la luz escaparon a la oscuridad, Drekk se sentó en una silla muy vieja, se estiro y dijo.

Drekk: -Aaahhh...mi antiguo hogar...Que mal la pase aquí...pero, al fin de cuentas es mi hogar.-

Mako, al ver la habitación de reojo, repleta de botellas de alcohol, sucia y llena de manchas es las paredes le replico a Drekk.

Mako: -Parece que tenias problemas...y muchos con el alcohol...-

Drekk: -Si...mi vida era asquerosa aquí...Vine a vivir aquí junto con mi hermana después que mi padre...Nada, déjalo así...-

Mako: -Hhhmmm...¿Tenias una hermana?-

Drekk: -Si, actualmente debe estar en una escuela de monjas, pero después de separarnos no la volví a ver.-

Mako: -¿Y no te preocupa en lo mas mínimo?-

Drekk: -Nah, no me preocupa, esta en la escuela de monjas mas prestigiosa de todo Dárias.-

Mako: -Bueno, si tu lo dices... Pero, joder, como huele aquí...¡Y no hay comida!, bueno...iré a buscar algo...-

Drekk: -¿Estas seguro?, podrían atacarte.-

Mako: -Creo que cuando me viste pelear en mi aldea te demostré que me se cuidar...-

Drekk: -Verdad, que te valla bien.-

Y así, Mako salio del edificio, con su arma en mano para estar preparado y intimidar a todo aquel que se le acercase. Al salir, vio que no era el único que había tenido la misma idea, todas las personas iban armados, con armas de fuego, armas blancas y hasta herramientas de trabajo. Mirándolo de mala manera, pero este no se quedaba atrás con esto. Cuando llego a la tienda, esta estaba con sus vidrios rotos, cuando Mako se acercó a la puerta, pero esta fue azotada por dos niños que salieron corriendo con muchos productos en sus manos, al entrar en esta el vendedor estaba tirado detrás del recibidor, en posición fetal, llorando de terror sus lagrimas rojas.

Juriki Nikkirama: Lluvia de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora