Hola, Samanta

treinta y cinco

"Te contaré un secreto... Eres hermosa, sencilla, serena, callada...

Y muchas cualidades más, que tal vez no sepas.

Recuerdo la primera vez que te vi, con tu cara llena de confusión al ver que todos estaban mirándote con curiosidad, pues tu ropa oscura era algo diferente, incluso para mí.

Todos se apresuraron a decir rumores, diciendo que la chica nueva era una gótica extraña. Te tacharon de rara por tu aspecto, y tu conducta recelosa hacia los demás.

Pero yo sabía que eso no era cierto, y sólo estabas creando una barrera para que los demás no se acercaran a ti.

Yo sí pude notar esa chica dulce y confundida detrás de esa actitud malhumorada.

Y es una lástima que Mike no aprecie lo maravillosa que eres, porque sé que estás asustada que si lo dejas te haga daño, y no puedas encontrar otra persona con la que puedas estar.

Pero aquí estoy yo, siempre a tu lado, aunque tú no te des cuentas.

Siempre he estado ahí, Samanta.

xoxo."

La releí una vez más, dudando si debía hacer esto o no, pero, antes de que me arrepintiera, mandé todo al diablo y coloqué la hoja doblada en el cuaderno que tenía pintado un enorme Sam en la portada. Y salí corriendo del aula, asegurándome de que nadie me estuviera viendo.