veinticuatro

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Hola, Samanta

Casi ni pude creerlo.

Estábamos en clases de Ciencias, y tú estabas mirando al profesor con fastidio. Fue entonces cuando sacaste un libro y comenzaste a hojearlo, hasta que te detuviste en una página, de ella sacaste un papel, y de inmediato noté que esa era mi letra.

Si no habías leído la nota, ya lo estabas haciendo en ese momento.

Admito que estaba nervioso.

Pero luego sonreíste, y pasaste los dedos sobre las letras.

Y todo los nervios se esfumaron.

Y me sentí feliz, porque tú lo estabas en ese momento.

Adam

Hola, SamantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora