13 de junio del 2017
Narra Jade
Todos los días me levanto temprano para preparar el desayuno. Cuando recién me despierto, prendo las luces del pasillo sin antes esquivar los muebles de mi dormitorio y pasar por la puerta media dormida. Realizar una rutina diaria para ir al trabajo no me resulta laborioso. A veces lo único que pediría es poder dormir un poco más. Mis compañeros de cuarto, el pequeño Frederick y su novio Alan, a menudo por las noches, hacen ruido y de ahí mi insomnio, pero como tengo un instinto maternal nato, aunque me moleste un poco, los dejo disfrutar del amor que se tienen sin queja alguna. La rutina desgasta emocionalmente a los seres humanos y por eso siempre están de mal humor, en cambio a mí, me encanta el saber que puedo dejarles el desayuno preparado a estos pequeños antes de irme.
La vida pasa como una película lenta para mí. Aunque mi apariencia no cambio con los siglos, a veces me cansa verme siempre de 27 años. Llevo siglos viviendo en el mundo humano, observando y relatando los sucesos que acontecen entre sus individuos y cuidando de sus almas desprotegidas. Los Ángeles no suelen acostumbrarse a este tipo de ambiente. Guerras, desastres naturales, hambruna, atentados terroristas e injusticia son moneda corriente en las calles de cualquier país, sin contar que casi la mayoría de los humanos son malvados y detestables.
Cuando un pequeño Ángel Guardián, sube de rango, es enviado al mundo terrenal a cumplir tareas menores y la mayoría de las veces, se pierde entre los pecados y vicios que encuentra en sus pasillos. Los demonios no necesitan ni mover un dedo para que un Ángel pierda su aura, ellos solos se dejan llevar por los sentimientos que conlleva tener un corazón de carne y terminan contaminando su alma por lo que ellos creen que es el amor. Cuando encontré al pequeño Frederick, un alma pura y virgen caminando por las calles de la India, no pude evitar salvarlo y llevarlo lejos de allí. Mande una orden para que su Ángel Guardián desistiera de él y vaya a cuidar a otra alma.
Siempre me pierdo en mis pensamientos, pienso que es una manera de auto preservación que tienen mi cerebro para soportar el ruido de las bocinas, los semáforos lentos y las peleas de las personas cuando manejo al trabajo. Sé que los martes no son los días más relajados de la semana, por motivos de flojera obviamente, pero el día de hoy se nos uniría un nuevo director de Biología a nuestro laboratorio o algo si me notificaron ayer por e mail. No suelo llevarme mal con los hombres, pero me da mucha rabia que alguien más quiera desordenar mi mundo perfecto y aún peor cuando me siento, si se trata de las muestras de mi laboratorio.
Cuando me doy cuenta, ya llegué a la Facultad, donde mis hermosas y locas compañeras de trabajo me esperan. Siempre tienen alguna ocurrencia a la mañana o empiezan a relatar sus anécdotas del fin de semana. Ellas vienen de uno de los países más australes del mundo, Argentina y siempre prepararan "mate" para que se me pase el frio y el sueño. Seguramente el momento más tranquilo de mi día es ese pequeño recreo que Cindy nos da antes de empezar a trabajar. Al terminar de mostrar mi identificación a Levint, el guardia de seguridad, guardo el auto en mi lugar designado y camino por el largo y ancho pasillo hasta mi laboratorio, que de vez en cuando, está de fiesta.
-¡¡Hola, que cara!!- se río Noelia, dándome un beso en la mejilla izquierda.
- ¿Acaso anoche no te dejaron dormir de vuelta los pequeños? - me dijo Cindy abrazándome antes de que me sentara.
- Si, ayer fueron más ruidosos de lo normal, era de imaginarse, era su aniversario o algo así, tuve que ir al cine para que cenaran solos- suspire aliviada al sentarme y tener un poco más de paz de la que hay en casa o en la calle.
-¡¡Ay, amiga, ni que fueran tus hijos!!, ¿por qué los cuidas tanto? Ya están grandes, tiene más de 20 años cada uno - me pregunto Cindy.
"Nada Cindy, lo cuido porque tengo miedo de que algún demonio se meta en la conciencia de algunos de los dos y su relación termine".
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Un Ángel Caído
FantasyEn el día de San Juan de Dios, ya hace algunos años, sucedió algo inesperado que hizo temblar los cimientos del Cielo y de la Tierra. Los protagonistas de esta historia ya olvidaron aquel día pero como buenos jugadores, aquellos que manejan los hilo...