El jardín de La Madriguera se encontraba abarrotado de gente. Los árboles estaban decorados con pequeños haces de luces que tintineaban débilmente y el murmullo de los invitados contrastaba con el piar de los pájaros que revoloteaban entre las flores que decoraban la carpa. A la entrada de esta, Molly Weasley y Fleur, vestidas con unos preciosos vestidos acordes con la ocasión, iban colocando a los invitados en sus respectivos asientos. Todos estaban eufóricos y deseando que la celebración empezase cuanto antes.
Desde la ventana de la habitación de Ron, Harry contemplaba nervioso la escena mientras se terminaba de abrochar el último botón de la camisa. Sus dedos eran incapaces de moverse y sus manos empezaron a temblar cuando intentó colocarse la chaqueta. Al terminar, se miró una vez más en el espejo y su corazón empezó a latir más rápido de lo normal, ¿y si, a la hora de decir los votos, se equivocaba?¿Y si Ginny cambiaba de opinión en el último momento?
Unos toques en la puerta sacaron a Harry de sus pensamientos, y a continuación, esta se abrió un poco.-¿Se puede?-preguntó una femenina voz.
-Claro.Hermione entró a la estancia mientras recorría a Harry con la mirada. Sus ojos estaban brillantes de emoción al ver a su mejor amigo vestido así. La chica llevaba un vestido azul celeste y su pelo estaba recogido en un elegante tocado.
-Hermione estás guapísima-susurró el chico.
-No más que tú, Harry.Su amiga se abalanzó sobre él y se fundieron es un cálido abrazo.
-¿Cómo estás?-preguntó la chica después de haberse separado.
-Nervioso-contestó-. Hermione, ¿y si ya no quiere casarse conmigo?¿Qué hago si...?
-Harry-le cortó-Ginny me ha dicho exactamente lo mismo. Está más nerviosa que tú y no para de dar vueltas por la habitación.
-Estoy deseando verla-sonrió.
-Esta preciosa, te va...
-¿Puedo pasar?-preguntó una voz desde el umbral de la puerta. Él frunció el ceño al darse cuenta de quién era.Sin que Harry contestase, Bill entró a la habitación, seguido de Charlie, Percy, George y por último, de Ron. El chico miró a Hermione en busca de ayuda, pero al parecer, ella sabía que esto iba a pasar.
-¿Qué...?
-Suerte-susurró la única chica que había y rápidamente salió de de allí.Todos los Weasley se habían colocado formando un corro alrededor de él. Bill, miraba a Harry, Charlie a su lado sonreía mientras miraba a Ron, Percy miraba al suelo, George tenía los brazos cruzados mientras recorría con la mirada a Harry y Ron intentaba ocultarse tras la pared.
-¿Pasa algo?-preguntó nervioso.
-Harry Potter-dijo Bill-dentro de unos minutos vas a ser el esposo de nuestra hermana, ¿verdad?
-Si, pero no entiendo...
-Eso quiere decir-relevó Charlie-que nuestra hermana pequeña esta noche hará algo especial, ¿me equivoco?
-No entiendo a dónde queréis llegar con esto-comentó Harry tragando saliva-. Y esta noche yo...
-No nos importa lo que tu y Ginny hagáis esta noche-cortó George-sólo venimos para decirte que, si alguna vez, nuestra hermana viene llorando porque le has hecho algo...
-Porque la has engañado con otra-dijo Percy.
-Porque la has pegado-siguió Charlie.
-O simplemente viene embarazada-continuó Bill.
-Me temo que nosotros tendremos que acabar la tarea que Voldemort no pudo realizar-finalizó duramente George.El corazón de Harry latía con más violencia aún, mientras los ojos de los hermanos mayores de Ginny se clavaban en él. Se sentía como un indefenso enano rodeado de gigantes, que en cualquier momento acabarían con su vida.
Bill abrió la boca para añadir algo más, pero por suerte, la señora Weasley apareció en el momento exacto y abrió, otra vez, la puerta de la habitación.-Harry, querido, ya es la hora-susurró nerviosa-. ¿Pero qué hacéis aquí vosotros?¡Todos abajo!¡Rápido!
Cuando la estancia quedó vacía, a excepción de Molly, Harry volvió a mirarse en el espejo para comprobar que todo estaba bien. Respiró profundo unas veces más, se armó de valor y salió de allí, junto a la señora Weasley, que le acompañaría al altar.
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Las piernas del chico parecían haberse vuelto de plomo, pues cada paso que daba, se le hacía más pesado que el anterior. La carpa estaba cada vez más cerca y Harry sentía que en cualquier momento se caería al suelo.
Cuando llegó el momento, entró, bajo la atenta mirada de todos los invitados. Algunos le miraban sonrientes, otros asombrados y luego los hermanos Weasley, que seguían teniendo el semblante serio, le mandaban miradas de precaución. Se colocó nervioso en el altar de espaldas al mago que les casaría y esperó impaciente que la música comenzase a sonar y que por la entrada de la carpa, entrase una pelirroja vestida de blanco. Sólo con imaginárselo la cabeza le daba vueltas.
Los primeros acordes del tema se empezaron a escuchar débilmente y todo el público dirigió su mirada a dos personas que entraban en aquel momento.
Arthur Weasley, vestido con un elegante traje, sostenía el brazo de su hija menor. Ginny estaba preciosa con ese vestido. Realzaba sus curvas y su pelo contrastaba con el haciendo mucho más bonita la imagen.
Los dos llegaron al altar y la chica se separó de su padre, poniéndose frente, al que sería en unos instantes, su marido.-Cuídala bien-comentó Arthur al pasar por su lado.
Harry asintió y miró a la persona que tenía enfrente. Ginny sonreía haciendo que él también lo hiciera. De repente, todos los nervios que sentía, desaparecieron inmediatamente. La chica se acercó a Harry y susurró en su oído:
-Estoy muy nerviosa.
-Yo también.Ginny comenzó a reír y a él le parecía estar en otro lugar. Su risa era tan melodiosa que le encantaba cuando lo hacía. Todos el mundo calló y el mago dio comienzo a la ceremonia.
-Harry James Potter, ¿aceptas a Ginevra Molly Weasley, como legítima esposa, para amarla y respetarla todos los días de tu vida?
-Sí quiero-contestó rápidamente sin dudarlo.Una sonrisa se formó en los labios de la pelirroja.
-Ginevra Molly Weasley, ¿acepatas a Harry James Potter como legítimo esposo, para amarle y respetarle todos los días de tu vida?
-Si quiero-respondió.
-En ese caso, el novio ya puede besar a la novia. Yo os declaro, marido y mujer.Sin pensárselo dos veces, Harry cogió a Ginny por la cintura y la acercó a él, haciendo que sus labios quedasen pegados. Los aplausos y vitoreos sonaban de fondo en las mentes de ambos, aunque en algún remoto lugar, porque para ellos, en ese instante, sólo existían los dos.
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La vida de los Weasley
Fiksi PenggemarPequeños One-Shots de los Weasley después de la batalla de Hogwarts.