Capítulo 16.

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-¿Qué?- Pronuncio anonadada. No puedo creerme en que pedazo de mierda acabo de meterme. Probablemente haya jodido mi vida para siempre.

-¿Por qué crees que es tan barata la inscripción a este centro? Por el mero hecho de disponer de habitaciones para vuestro uso y disfrute, deberíais pagar una fortuna.- Contesta Noelia tan tranquila.

Mi cara es un poema. Sin mediar palabra alguna, me doy la vuelta para irme de ese maldito club de pacotilla y no acercarme de nuevo, jamás, ni al club ni a cualquier persona que tenga algo que ver con él. Incluyendo a mi hermanastro.El mismo imbécil, que no me advirtió sobre ese sitio.

Bajo las escaleras a toda prisa para salir de allí lo antes posible, ignorando los gritos con mi nombre que menciona Noelia detrás de mi. Acelero el paso, con la mirada algo nublada y un tanto despistada. Lo que me impide ver a Harry,hasta que estoy prácticamente encima de él.

-Aparta.- Articulo lo más respetuosamente posible, reteniendo los insultos que grita mi mente.

-Tenemos que hablar, Bea.- Susurra acariciando mi brazo, el cual aparto de mala gana.

-¿Sobre qué? Déjame adivinar.Quieres hablar sobre como has dejado que me metiera en una puta mafia, solo para follarme a tus anchas. ¿Verdad que quieres hablar de eso?- Lo digo reteniendo mis lágrimas de rabia causadas por su traición.

-Sí, quiero hablar de eso, lo siento mucho, joder. No pensara que fuera a sentirme culpable por esto.- Baja la mirada hacia el suelo, mientras su mano derecha se dirige a su nuca para acariciarla con nerviosismo.

-Creía que eras mejor persona. No sé ni que decirte, jamás podré perdonarte que me hayas metido en el mismo montón de mierda en el que andas metido. Ya dijo tu madre que le dabas muchos quebraderos de cabeza.- Suspiro decepcionada.-Eres el peor error que he cometido en mi vida, la mayor decepción que me he llevado nunca. Sabía que jamás te enamorarías de mí,pero aún así, creía que me apreciabas lo suficiente como para no meterme en líos de los tuyos. Que, al parecer, son mucho peores delo que había imaginado alguna vez.- La mirada de Harry sigue fija en el suelo, al no obtener respuesta, paso por su lado para irme de allí de una buena vez.

Cuando agarro el pomo de la puerta,con la esperanza y el alivio de poder salir de "La familia", el grito severo de Noelia me paraliza. Nunca me había hablado de esa forma tan autoritaria e intimidatoria. Instintivamente me doy la vuelta. Puedo observar a mi hermanastro mirándome con arrepentimiento y tristeza. Noelia, en cambio, me dedica una sonrisa de superioridad y de estar buscando algo en mí que pueda beneficiarle.

-No puedes irte tan fácilmente. Me caes bien, pero ahora que eres socia, debes trabajar para "La familia".- Intento protestar, y decirle que no pienso volver más por aquí. Pero levanta un dedo para que me calle, parece entender que voy a decir. -Aunque quieras marcharte de aquí y no volver, has sido socia un tiempo, y has usado varias veces nuestras instalaciones. Por lo tanto, tienes que trabajar para nosotros el tiempo que estime necesario para que pagues por los servicios adquiridos.

-Yo trabajaré lo que haga falta,deja que se vaya, no esta hecha para esto.- Murmura Harry antes deque yo pueda pronunciar palabra.

-¿Y qué imagen daría yo si la dejara marchar sin pagar?- Comenta Noelia altiva y sin pizca de compasión hacia mi persona. -Creo que deberías explicarle en privado las normas del club. Sobretodo la primera: lo primero es "La familia".

Tras dedicarme una sonrisa de cortesía, Noelia se marcha escaleras arriba. Dejándome bajo la mirada repleta de culpabilidad de mi hermanastro. Me indica que lo siga hasta un habitación vacía, a excepción de unas cuantas sillas amontonadas. Harry, se hace con dos de ellas y me invita a sentarme frente a él. No me hace falta preguntarle por lo que quiero saber,ya que detrás de un largo suspiro empañado de tristeza, empiezan a brotar las palabras de sus carnosos labios. Empieza pidiendo perdón de nuevo, al ver que no respondo a eso prosigue con su preparado discurso.

-Verás, cuando te conocí, no me caías demasiado bien. Tu padre siempre hablaba maravillas de ti. Pensaba que eso era solo orgullo de padre y que, en realidad, nos erías tan buena como él decía. De hecho, no creía que fueras ni la mitad de guapa de lo que decían nuestros padres. Pero al conocerte, te vi tan preciosa, tan buena persona, tan educada, tan inteligente, tan estudiosa. Eres tan todo, y tenías todo lo que yo no tenía, o no merecía, que te odiaba un poco. Pero a la vez, me tenías tan loco que quería follarte día sí y día también para luego dejarte y demostrarte que no le podías gustar a todo el mundo ni podías enamorar a todo tío que pasara por tu lado.- Hace una pausa y yo aprovecho para protestar.

-Eres un capullo aburrido que no sabe que hacer en su puta vida, más que joder a los demás.- Intenta acariciarme con ternura, pero le doy un manotazo en el brazo para que se aparte. -Continúa.

-En principio, ese era el plan.Hasta que te vi en el pasillo de las habitaciones de "La familia".Pensé que sería divertido meterte en esta mierda y que dejaras de ser tan perfecta, pero...

-No eres un capullo, eres un pedazo de cabrón enfermo de la cabeza.- Grito y me levanto de la silla. -Me has hundido la puta vida, solo para divertirte y por ser un envidioso.- Agarro el pomo de la puerta, dispuesta a irme, pero mi hermanastro me lo impide.

-Estoy muy arrepentido, lo siento tanto. Sé que soy una persona horrible. Probablemente, nunca me habría arrepentido de hacerle eso a otra persona. Pero tú... no sé que me has hecho, no puedo parar de pensar en ti, y me odio demasiado por haberte causado semejantes problemas.- Me abraza por la cintura y me besa el hombro. Pero no permito que siga tocándome, así que me zafo de su agarre.

-Sigue odiando ese corazón negro de maldad que tienes, voy a pagar esta mierda y a ver si, con suerte, no acabo en la cárcel y puedo seguir con la vida que tenía antes de conocerte. Espero poder limpiar la mierda que has metido en mi vida y olvidarme de que existe gente como tú.- Puedo ver el dolor en sus ojos, pero no me importa. No puedo compadecerme de mí misma y del cabrón que me ha llevado a esta situación. Me doy la vuelta y salgo de allí.

Después de hablar largo y tendido con Noelia sobre lo que debería hacer para pagar mi inscripción y de las normas de ese mierda de club. Me marcho hacia mi coche, no sé porque elijo ese camino, pero en media hora me encuentro sentada en la mesa de interrogatorio de la comisaría y, frente a mí, la mujer policía que me interrogó la anterior vez.

-Cuéntamelo todo.- Me pide con una sonrisa mucho más amable que en nuestro último encuentro.

Y eso hago, le cuento todo.

Lo primero es la familia. H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora