Azul brillante y transparente en la esquina de un cielo doméstico, y gris azulado en el cielo acristalado de una despedida arada con ráfagas de palabras y gestos comedidos esparcidos por el viento helador. Otro lunes que insiste en ofrecernos bucles de cabellos rojizos enroscados en la duda de la mañana.