Capítulo VI: Payasita

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Capítulo VI: Payasita

- ¡La exposición de postres! - exclamó emocionada Laura, mi abuela.

Estábamos en el casino general. Mi abuela, Rose, María y unas cuantas chicas más estaban cocinando el almuerzo del día, para los trabajadores de la ascienda. Creí que encontraría a Marisol, pero supongo que estaba ayudando en otro lado, con los animales.

Hoy era viernes, mañana sería el día, y había ido a hablar con mi abuela sobre la exposición de postres, necesitaba algunos moldes, y ya que no los encontré en la cocina de la casa, supuse que podría encontrarlos en el casino.

- ¿Por qué no me contaste antes? ¿Necesitas algo? Mandaré a tu abuelo a comprar ¡Dios! Voy enseguida a buscar dinero. - Hablaba deprisa y alegre. Casi no respiraba y ya comenzaba a sacar el delantal de cocina de su cuerpo.

- ¡No, abuela! Estoy bien. -dije para tranquilizarla. - Compre todo lo que necesitaba el miércoles por la tarde.

- ¿Sí? ¿Segura? - volvió a alterarse.

-Abuela, solo vengo a preguntar si tienes algunos moldes. - respondí divertida.

- ¡Por supuesto! Déjame revisar por aquí...- salió corriendo a un mueble que se encontraba en una esquina.

Las mujeres que se encontraban cocinando lanzaban miradas curiosas y joviales entre mi abuela y yo. María me miró con una cara divertida. Sabía que mi abuela estaba exagerando, pero también sabía que estaba igual de emocionada que yo por comenzar con esta actividad. Le devolví una sonrisa un tanto apenada.

- ¡Aquí tienes! ¿Necesitas un espació aquí? Podemos hacer un sitio, el horno esta en perfecto estado, solo déjame mover un poco...-

-Abuela, no te preocupes. - la interrumpí antes que empezara a formar un alboroto. - Cocinaré en la cocina de la casa. Ustedes están ocupadas.

-Sí, tienes razón. - añadió. - Sin distracciones cocinarás mejor.

Mi abuela guardo un momento silencio y se acercó a mí con una mirada cariñosa.

- ¿Segura que estas bien? - preguntó solo para que yo la oyera. - ¿Puedes hacer las recetas?

La entendía, estaba emocionada por mí, pero a la vez preocupada. Pensaba que no recodaría las recetas, pero no me importaba. Sentía que había pasado una eternidad desde la última vez que cocine, pero también estaba consciente que mis recuerdos de ese entonces estaban frescos en mi cabeza. Era una de las pocas ventajas que tenía en mi situación.

Le sonreí para tranquilizarla. 

-Estoy bien. - respondí.

***

Eché un poco de mantequilla en una fuente que tenía harina y huevo. Intentaba hacer todo el procedimiento tan lenta y delicadamente posible. Tenía que hacer que los ingredientes se complementaran bien para luego formar una masa con ellos.

Estaba haciendo la receta de mamá. Una tartaleta de frutillas. Pero esta vez haría pequeños pasteles individuales con diferentes frutas para hacer algo diferente.

Quería hacer la antigua receta de mamá, pero también quería hacer algo nuevo. Algo que representara a esta Lucinda. 

Pondría muchos colores en las mini tartaletas e intentaría rellenar algunas con crema y chocolate. Intentaría que todo fuera muy variado y original.

Eran las 5 de la tarde y aún me encontraba cocinando, luego de terminar con mi almuerzo hace dos horas atrás. Me había puesto un delantal de cocina azul que encontré colgado detrás de la puerta y amarré mi cabello en una cola de caballo. A estas alturas tenía un desorden en la cocina, pero nadie me había molestado. El sol aún brillaba fuertemente afuera, así que supuse que los trabajadores todavía no terminaban la labor del día.

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