CAPITULO 2: Otra familia, pero siempre con amigas

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Estaba durmiendo y soñando muy tranquila hasta que...

- ¡Arriba! – grita la hermana Mara

- ¿Qué hora es? – dije

- Las nueve en punto – respondió – ¡ya es hora de levantarse!

- ¡no quiero! – gritamos Sofi, Luz y yo

- Dale, vamos chicas – respondió la hermana

- Cinco minutos más, por favor – dije

- ¡No! – respondió enojada la hermana - en cinco minutos las quiero cambiadas y listas para desayunar. ¡No puede ser que nunca me obedezcan!

- Si, hermana – respondimos al unísono y como militares

Nos cambiamos, peinamos y lavamos nuestros dientes en menos de tres minutos así la hermana no se enojaba.

Cuando bajamos al comedor ya estaban las hermanas y las otras chicas esperándonos para agradecer por lo que tenemos. El agradecimiento fue muy corto. Desayunamos muy rápido y pedimos permiso para ir a la habitación.

Cuando subimos encontramos a un chico nuevo que casi se choca conmigo, el me pidió perdón y yo seguí como si nada hasta entrar a la pieza. Allí las chicas me volvieron a preguntar qué hacia acá porque la anterior noche no habían entendido nada.

- Creí que iba a ser feliz saliendo de acá, pero me di cuenta que no - dije

- ¿Cómo? – dijeron

- Si, lo que escucharon. – respondí - Yo pienso que una familia te tiene que tratar bien, ayudar con las tareas del colegio si lo necesitas y todo eso. Pero en vez de ayudarme me daban todos los días una lista muy larga para que haga todas las tareas de la casa.

- Noooo – dijo Luz.

- Si lamentablemente esa era mi rutina diaria - dije

- Bueno está bien, – dijo Luz – no te lo vamos a preguntar más, ahora estás con nosotras.

- Gracias chicas, - dije – amo tenerlas a mi lado

- Siempre juntas!! – dijo Sofi

- Siiii, vayamos abajo que nos están llamando – dije

- Ok – dijo Sofi

Bajamos justo, casi subía a buscarnos la hermana.

- La madre superiora las está esperando – dijo la hermana Blanca

- Bueno, ahí vamos – dije

Fuimos al despacho.

- Pasen chicas – dijo la madre

Nos sentamos en las tres sillas que había, la hermana cerró y se fue.

- ¿Qué paso madre? – pregunte

- ¡A las tres las adopto una familia que las va a tratar muy bien! – respondió con alegría – no se preocupen por nada porque es una amiga mía que siempre quiso tener hijas, y ustedes son las elegidas.

Las tres nos miramos con cara de sorprendidas, ¡no lo podíamos creer!


Nada es fácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora